El Héroe (David Rubín)

Astiberri Ediciones 2011. Tapa dura. 280 páginas.
Color. 25 €

Esta obra es, sin duda, la mejor de David Rubín hasta la fecha. Si buscaba retarse y subir el listón ha logrado sus objetivos. Además, el dibujo del autor se amplía explorando narrativas, grafismos y registros nuevos. Todo esto sin perderse, las señas del autor están ahí. Espectacularidad en la acción, fruto de una mezcla del cómic de superhéroes y el manga. Referencias múltiples al cómic de superhéroes que a su vez se basa en la mitología. Todo esto para hablarnos de Heracles, el Héroe del título.

Revisar la mitología de Heracles (Hércules para los despistados) es contar lo que a muchos ya les suena. Para evitar esa reiteración Rubín opta por descontextualizar la época añadiendo algunos detalles de nuestros días, algo de tecnología, vehículos y el papel de los medios. Estos detalles refrescan la idea y, como en el caso de los medios, son parte importante de la historia. También se permite licencias en la mitología. No parece buscar rigor sino contarnos su historia, soltar lastre es una buena decisión para poder contar lo que a uno le apetece. La estructura de la obra sigue un orden cronológico dónde vemos al héroe crecer al mismo tiempo que cumple sus doce trabajos mitológicos. Con ese suceder de los trabajos entramos en materia que no es otra que la figura de El Héroe.

Al tratarse de la primera parte de la obra no conocemos por dónde avanzará la trama pero de momento el protagonista es un héroe por designio divino, en cierta manera no tiene elección. Realiza grandes hazañas, es recibido y ensalzado como tal. Heracles presenta pocas dudas de lo que hace y por qué lo hace. El rol que desempeña y que le fue asignado parece imperecedero pero algunos detalles matizan esto. En este punto nos detenemos en uno de los capítulos poblado de portadas de revista, anuncios de moda , marketing de todo tipo dónde Heracles es el centro de atención mediática. Quizás el capítulo dónde menos aparece el protagonista pero más nos cuenta Rubín de la figura de El Héroe. ¿Es un héroe el que se levanta una y otra vez cuando cae? ¿o es un héroe el que es alabado e idolatrado?

En El Héroe el autor amplia su catálogo de recursos. En una primera lectura se aprecia un color y luz muy cuidados, quizás uno de los saltos más notables del autor. También nos regala viñetas espectaculares llenas de fuerza como en las peleas, dónde la llega a alternar con lo cómico. También merece mención la plasticidad de momentos como Heracles emergiendo del agua o zambulléndose en ella. Hay páginas con una narratividad original y efectiva como en la persecución cierva de Cerinia o, escenas que, en poco, explican mucho (Heracles afeitándose). Es en ese capítulo, cuando la obra empieza su crescendo culminando en el último capítulo con un magnífico trabajo en el sueño de Teseo dónde David Rubín nos sorprende de verdad. Todo esto redondeado con una portada y contraportada atractivas y unos créditos en la misma línea.

En este Libro Uno no encontamos mitad del viaje de Heracles y la última escena nos invita a seguir con él. Ya hemos comprado el billete.


Del otoño a la primavera en dos saltos