Las mil portadas del héroe

Como sabéis, la semana que viene Astiberri pone a la venta la primera parte de El Héroe, de David Rubín, un trabajo de grandes dimensiones que promete mucho. Guía del Cómic, Zona Negativa y nosotros mismos nos pusimos en contacto con el autor con la intención de saber más sobre la obra y preparamos distintos contenidos que ofreceremos a lo largo de esta semana. En los próximos días enlazaremos las aportaciones de los dos blogs amigos, pero hoy presentamos aquí el proceso de elaboración de la portada de este primer volumen de El Héroe, relatado en detalle por el propio dibujante. Sin más, os dejamos con las palabras e imágenes cedidas por el propio Rubín.

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Esta versión de la portada la realicé a finales de 2009, cuando solo llevaba unas 40 páginas dibujadas del cómic. Urgía para ir moviendo la venta de derechos del tebeo en Angouleme así que se me ocurrió esta cosa. Heracles aparece de niño porque justamente estaba dibujando el primer capítulo, en el cual el personaje tiene esa edad. La ilustración de Heracles-niño fue hecha ex profeso para esta portada promocional, no es una imagen aprovechada de una viñeta del interior.

A bastante gente le gustaba esta versión para la portada definitiva, pero a mi no terminaba de convencerme, me parece que no resume bien el interior del libro, no sé, es chula, pero a mi no termina de funcionarme para portada de un libro, al menos no de ESTE libro.



Esto fue un segundo intento de búsqueda de portada.

A Astiberri no terminaba de convencerles como portada para el libro y yo, la verdad, no las tenía tampoco todas conmigo, parece la portada de un comic book o de algún tebeo francés de aventuras juveniles, y no van por ahí los tiros. Como ilustración en sí me parece que funciona muy bien, tiene fuerza y elegancia, es un bonito póster, y finalmente se ha incluido en el libro, pero en el interior, no como portada, porque tengo pensado para ella un juego narrativo que sirva, entre otras cosas, de enlace con el tomo 02.



Tras dos intentos seguía sin dar con la clave para la portada del libro, y quedaba una semana para cerrar el diseño y que Bartual comenzara a maquetar, además, sin el diseño definitivo de la portada no podía planificar el diseño del interior del libro ni nada, así que una noche me senté delante de la pantalla y dije “no me voy a la cama sin una puta portada”.

Empecé a trastear con diferentes imágenes y composiciones, directamente en el ordenador, la primera de las cuales es esta, que no funciona bien como portada, es demasiado embarullada y no termina de definir nada bien de qué va el libro, pero me sirvió para dar con parte de las claves del diseño de la portada, como los dos círculos rosas para mi nombre y el título, la división de la imagen en dos partes o el fondo de la zona superior.



Sobre la imagen anterior comencé a realizar variaciones hasta dar con esto.

Tampoco me funcionaba, la imagen de abajo recordaba a otros tebeos y esa cosa azul, pese a que impactaba, no funcionaba bien, no se sabía que coño era y porqué estaba colocado ahí esa especie de “cabeza de escarabajo azul”, como yo la llamo.

Pero al menos esta versión me sirvió para dar con otra de las claves; el juego de círculos concéntricos y líneas convergentes de la parte superior.



Seguí dándole vueltas, y por fin apareció, la solución más sencilla y a la vez impactante. Cogí la ilustración de la versión 02, la aumenté y me quedé solo con ese fragmento de torax, hombro y brazo de Heracles. Esto no fue una decisión fácil, por lo general los dibujantes nos gustamos mucho a nosotros mismos, y cuando haces un dibujo lo que quieres, máxime para una portada, es dar a conocer lo más posible del mismo, que la gente vea el curro que te has metido, pero para una portada no solo has de pensar como dibujante de tebeos, ni siquiera como ilustrador, sino que sobretodo has de hacerlo como diseñador, y ese fragmento de imagen tenía mucha más fuerza y contaba muchas más cosas y generaba mucha más curiosidad que poner una ilustración donde se “viera más dibujo”.

También eliminé la cosa azul de la versión anterior de la zona superior, y le dí un par de vueltas más al tema de los círculos concéntricos.

Más o menos, y a falta de pulir un par de cosillas, tenía ya por fin la portada, pero entonces ya eran las tantas de la madrugada y yo ya no pensaba con claridad, así que no sabía con seguridad si esa era la imagen definitiva o no y prefería hacer una versión más a mayores, por si las moscas…



Y salió esto. La verdad es que no me convence nada, el juego de circulos de la parte superior queda raro, no termina de gustarme y la imagen de abajo, aunque es chula, no termina de funcionar, pese a la acción no posee ni la mitad de fuerza para portada que la imagen anterior del brazo.

Envío todo a Astiberri, a ver si ellos me sacan de dudas, y me voy a la cama.



A la mañana siguiente retomo el tema. A Astiberri le gustan todas las opciones, así que la pelota vuelve a estar en mi terreno. Más despejado, reviso las opciones de la noche anterior y me decanto por la versión 03, la del brazo sobre fondo amarillo, que me parece la mejor. Pero había en ella algo que no me terminaba de funcionar y no sabía lo qué. Me voy al estudio que comparto con otros dibujantes (Alberto Guitián, José Domingo, Bernal Prieto y Roque Romero) y les enseño la posible portada, a ver como la ven. Guitián da con la clave; le sobran círculos, hay demasiados y hace un efecto extraño, como de vinilo.

Elimino unos cuantos círculos y limpio un pelín más la imagen, ¡Listo! Por fin he dado con la que será la portada definitiva.



Al tener ya el diseño definitivo de la portada puedo ponerme con el resto.

Comienzo con la contra y el lomo, siguiendo el juego de diseño propuesto en la portada, hago el boceto que ilustra estas líneas y se lo envío a Manuel Bartual para que lo cuadre bien de medidas e incluya el código de barras y demás. Podéis ver y echaros unas risas con mis indicaciones para la maquetación de los textos de la contra.



Y esta es la portada final, con los textos definitivos, los logos, el copyright –que hicimos pruebas para sacarlo sin fondo blanco, que era lo que yo quería, pero imposible, no se leía bien en los lectores de infrarrojos, y no era plan cabrear a los libreros con la putada de que cada vez que vendieran un ejemplar tuvieran que teclear los dígitos del código al no poder leerse, que es un coñazo, con lo cual Manuel me propuso la opción que podéis ver aquí, que queda chulo y puede leerse con infrarrojos perfectamente, y así huimos del típico rectángulo blanco con barritas de siempre. Cambió también la orientación del texto del lomo para que su lectura fuera de arriba a abajo y no de abajo a arriba, ya que así son todos los lomos de los libros de Astiberri y nada más. Tenemos portada, contra y lomo.

¡¡Prueba superada!!

David Rubín