Bodyworld (Dash Shaw). Apa Apa/Sins entido, 2011. Cartoné. 400 págs. Color. 25 €
Durante las tres primeras cuartas partes del libro, Shaw desarrolla un relato apasionante y absorbente que engancha gracias a un protagonista carismático y a unas plantas alucinógenas, al interés de las dinámicas que se establecen entre los personajes y a la psicodelia policromática que inunda las páginas y las desborda. El dibujante juega a eso tan difícil y que tan poco se ha hecho hasta ahora -de ahí aquello del renovador «del mañana»- que es la transmisión de sensaciones desde el personaje de papel al lector. ¿Cómo representar el dolor, la soledad, la ansiedad, sin recurrir a los atajos de siempre, a mostrar sus consecuencias y su efecto sobre los personajes? La telepatía es uno de los elementos claves en esta historia y, ¿acaso no podemos considerar una forma de telepatía que una sensación imaginada por Shaw se reproduzca en la mente del lector a través de lo que aquel trazó en la página? Quien quiera dar respuesta a estas preguntas y conocer de primera mano un nuevo género, el cómic sinestésico, que lea Bodyworld -y a Bastien Vivès, y a Ware-, donde Shaw, como mínimo, lo intenta. No siempre da en el clavo y al final su historia pierda un poco de fuelle, cierto, pero en todas sus páginas hay una necesidad real de transmitir, una sinceridad en la manera en que se emplea el artificio y el experimento que hacen que el resultado final sea válido y enriquecedor. Casi podríamos usar Bodyworld como antítesis del cómic que publicaría poco después su profesor, David Mazzucchelli, porque aunque Asterios Polyp también está cargado de recursos sorprendentes, su objetivo y la reacción que provocan en el lector son prácticamente opuestos. Leyendo Bodyworld, los lectores más conservadores posiblemente se sientan decepcionados, pero seguro que Shaw no ha hecho Bodyworld pensando en los lectores más conservadores, sino para aquellos que piensan que lo mejor aún está por llegar. Al fin y al cabo, fue el mismo Mazzucchelli quien dijo «he visto el futuro del cómic y su nombre es Dash Shaw».