Crónicas birmanas (Guy Delisle)

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Crónicas birmanas (Guy Delisle). Astiberri, 2008. Rústica con solapas. B/N. 272 págs. 20 €



¿Guy Delisle de viaje de nuevo? Eso significa un nuevo libro de anécdotas sobre su visión de las cosas y situaciones típicas de, en este caso, Birmania y que lleva por título Crónicas Birmanas. Además, en este volumen, no se encuentra sólo: va en calidad de acompañante de su amor, que va a trabajar como parte de un contingente de Médicos sin Fronteras, y el hijo de ambos, con el que a modo de curioso Lobo Solitario y su Cachorro y sin afán de venganza, pasea por la capital en busca de frescor vespertino y de nuevas aventuras.

¿Nos encontramos ante un nuevo Shenzhen o Pyongyang? La respuesta es doble: sí y no. Desde luego, el estilo es el mismo: mirar un país desde la perspectiva de un occidental típico, observando, a su vez, el tipismo del país con ojos llenos de curiosidad y tamizándolo a través del sentido del humor y la ironía. Y es diferente de los dos volúmenes anteriormente citados por las características propias del país y del viaje y estancia, ya que tanto chinos como coreanos eran reacios a hablar y demostrar la más mínima curiosidad por el extranjero y en este caso, todo el mundo parece tener ganas de acercarse, conocerle y –sobre todo- saludar y hacer cucamonas al precioso y blanquito bebé se ha convertido en la atracción del vecindario.

La familia al completo parte de nuevo con rumbo a Asia, cuando la posibilidad de Guatemala se diluye, y esta vez, las anécdotas se centran más a nivel personal, pues Delisle no tiene un trabajo que desarrollar allí, por lo que todo sucede alrededor de su vida particular, como amo de casa, padre y MSF cooperante consorte. La disposición de las gentes de Birmania son el punto en que se fundamenta la particularidad de estas Crónicas birmanas: aunque viven bajo una dictadura tan férrea como puedan ser las de Corea y China, no parecen tristes y cuentan con cierto grado de información sobre su situación y la de su país, evitando la censura a través de estaciones y conexiones piratas a internet. Tampoco les importa que sus opiniones acerca de muchas de las circunstancias que condicionan su vida sean conocidas por sus convecinos y por este extranjero que vive a su alrededor.


Interior



También el dibujo comparte esta dualidad de parecerse y tener identidad propia. Está claro que Delisle sigue con el mismo estilo que ya le es propio y característico, pero se observa una evolución, en la que la línea es más depurada, primando la sencillez en el trazo, que a su vez, aparece plagado de detalles que acompañan y complementan de forma precisa lo escrito, proporcionando una sensación de conjunto absoluto, que consigue que el ir pasando de un capítulo a otro sea tan cómodo como placentero.

En resumidas cuentas, estas Crónicas Birmanas, editadas con el estilo ya característico de Astiberri Ediciones, en su colección Sillón Orejero, nos darán un punto de vista fresco y nuevo sobre un país con más sombras que luces, bastante desconocido y exótico para la mayoría de los lectores, en el que priman las sensaciones y las vivencias del protagonista, narradas en primera persona, que pueden llegar a decepcionar a quien se acerque con el propósito de encontrar algo nuevo y diferente; que hará las delicias de los fans del autor y que la mayoría veremos como un tebeo muy agradable de leer, que nos hará pasar unos momentos divertidos.


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Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


Mar