Espera… (Jason)

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Espera… (Jason). Astiberri, 2005. Rústica. 72 págs. B/N. 9 €


En vista del sabor agridulce que nos dejó la anterior lectura de Jason, probamos ahora con Espera… tratando de encontrar ese algo más que nos llegue a satisfacer totalmente el paladar.

En Espera… nos topamos con la ley de la probabilidad jugando en nuestra contra. Contadas son las ocasiones en que la fortuna nos sorprende regalándonos sus dones y los deberíamos agradecer hasta la saciedad, pues sospechamos que el equilibrio no debe andar lejano. Y cuando así sucede, nos damos de bruces con las realidades más duras, difícilmente soportables, a las que cada quien trata de amoldarse como buenamente puede, si es que pretende seguir adelante con su vida: dicen que el tiempo todo lo cura, aunque es bien sabido que en algunas circunstancias, sólo consigue abrir y acentuar aún más esas heridas.

En este álbum, Jason consigue que el tiempo y el espacio gire alrededor de dos amigos, Jon y Bjork: las aburridas y monótonas clases; las maravillosas tardes, llenas de juegos de chiquillos, de los que nunca se cansan, o de aburridos intervalos, en los que hablan de todo y de nada; de Batman: siempre el hombre murciélago rondando a su alrededor; planeando futuribles vidas; comiendo chuches… o llamando al timbre del vecino, sólo por la emoción de salir corriendo a escape. Parece que las experiencias norteñas no son tan diferentes a las nuestras, si exceptuamos lo de encerrar el vehículo familiar, los zancos con que se mueven los adultos, en el garaje.

Todas estas escenas tienen su envés, un punto y aparte, que convierte a uno de los dos en adulto de golpe, en una tremenda secuencia de viñetas, por cierto. Una vida adulta a la que ha llegado con un terrible sentimiento de culpa, que intenta purgar llevando una existencia gris, anodina y sin sustancia, realizando un trabajo mecánico y alienante y pasando a través de los días sin más pretensiones que empiece otro de nuevo para verlo, igualmente, acabado. No le gusta su vida, no la quiere para él, pero la culpa es un fardo tan pesado sobre los hombros de su conciencia que apenas si puede levantarse para dar un paso más, sabiendo que –además- le conducirá inevitablemente a hundirse en el pozo que él mismo construye para sí sin quererlo y sin evitarlo.

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Jason no llena de diálogos sus historias: no los precisa. Ya con Chhht! comprobamos como no le resulta necesario incluirlos para dar forma a lo narrado. En Espera… los diálogos son los justos: no existe ni una sola palabra más allá de las que juzga estrictamente útiles para el desarrollo de la historia. Los dos niños no hablan si no lo necesitan y los adultos parecen haber perdido la capacidad para comunicarse verbalmente o ni siquiera lo intentan: tal vez, los hechos hablen más que las palabras que, a la larga, nos pueden acabar traicionando, nos llevan a proponer acciones –aún con la mejor de las intenciones- que terminan del peor modo posible, arruinando la vida propia y las ajenas.

Los seres antropomorfos son los seguros aliados de Jason, entre los que se mueve como pez en el agua: nos ayudan a dar características humanas sin pararnos a pensar cómo sería tal o cuál personaje de ser –como es el caso- un niño de verdad: nos separa de las generalidades, lo que a su vez, nos acerca a los rasgos que le definen como individuo, sus particularidades, sus emociones propias. En este tomo, nos encontramos con unos perros muy especiales, aunque en la escuela y en mundo adulto se dejan ver los pájaros que también son característicos en el dibujo de Jason, de trazo aparentemente sencillo, casi naif, pero con una cuidadísimas puesta en escena y composición de viñetas.

Asimismo, en este álbum editado por Astiberri, en buen papel y con la calidad acostumbrada, todas las páginas presentan el formato de 2 x 3 viñetas (retícula iterada, según leo justo aquí) que nos acompaña durante todo el relato sin dar –en ningún momento- sensación de estatismo, sino que sucede justo lo contrario, consiguiendo que nuestro tránsito por la lectura sea cómodo y fluido, desde el costumbrismo relajado, divertido y conocido de la primera parte hasta la insoportable vida que lleva como adulto en la segunda: nada nos aparta los ojos de lo que allí sucede, tanto si nos gusta lo que vemos y leemos como si intuimos la dureza de la caída al abismo, físico y mental.

Un álbum lleno de lirismo encontrado en lo cotidiano, en las pequeñas cosas que nos colman, y también en la espiral de desesperación y caída libre hacia la autodestrucción, que hace de este Espera… una lectura absolutamente recomendable para quienes acostumbramos y gustamos de leer tebeos como para quienes comienzan a acercarse a este modo de contar, de ver y de sentir las cosas.

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Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


Mar