Prophet 1. Remisión (Brandon Graham, Simon Roy y otros)

Prophet 1. Remisión (Brandon Graham, Simon Roy y otros). Aleta, 2013. Rústica. 17×26 cm. 160 págs. Color. 13,95 €

Prophet fue uno de tantos personajes que Rob Liefeld creó en los años noventa bajo el paraguas de Extreme, un cachas con capa, espadón y pelazo hijo de su —oscuro— tiempo. Pero ese Prophet no tiene nada que ver con el que nos encontramos en este relanzamiento que sólo mantiene el nombre a cargo de Brandon Graham y Simon Roy.

A partir del número 21 de la serie arrancó una nueva etapa, cuyos primeros números acaba de publicar Aleta en un tomo con el título de Remisión, en los que se presentaba a John Prophet, un hombre del que no sabemos nada, solamente que despierta en una especie de futuro postapocalíptico y tiene una misión. Eso, el no saber nada, se convierte en la norma para el lector. Apenas hay información, y la acción avanza sin demasiadas explicaciones, apoyada en unos textos de apoyo mínimos y crípticos, llenos de términos incomprensibles pero muy sugerentes, como mandan los cánones de la ciencia ficción hardcore.

Viendo las páginas del primer arco, el que dibuja íntegro Roy, es imposible no pensar en el cómic de ciencia ficción de los setenta y ochenta, en esos mundos desolados de tonos tierra de Corben, o en las historias de Moebius, al que de hecho el propio Graham rinde obvio homenaje cuando se encarga del dibujo del sexto capítulo. El viaje de Prophet está lleno de incógnitas, pero también de luchas contra criaturas extrañas que Roy diseña con acierto, así como la tecnología orgánica que manejan tanto el protagonista como sus enemigos. En Prophet todo parece estar vivo y se retuerce viscosamente.

Pero la serie también me ha recordado mucho a otro cómic: el Pudridero de Johnny Ryan. Ambas presentan a un hombre solitario en un mundo hostil que tiene que luchar por su supervivencia —lo que no deja de ser un tópico—, y ambas describen viajes muy parecidos en su arranque. Incluso el extraño dolmanto que acompaña a Prophet recuerda al parásito que se agarra a Carantigua. Ambos autores serían parte de lo que Santiago García bautizó como primitivos cósmicos, y los hermana la imaginación inagotable para generar nuevos escenarios, aunque por supuesto los enfoques son totalmente diferentes. La condición de serie, si no mainstream, sí comercial, impide a Prophet llegar tan lejos como Pudridero en la escala de violencia y escatología, y Graham y Roy no están tan interesados en los combates como Ryan, ni en su humor gamberro.

Según avanza la serie, parece que se va dando información sobre su protagonista y especialmente sobre su misión. No demasiada, claro, pero sí se tiene la sensación de que los autores van a alguna parte, lo cual siempre se agradece, incluso aunque ése no sea el mayor aliciente de Prophet. Es una pena que Roy sólo dibuje tres números, porque la verdad es que del resto de dibujantes sólo mantienen el nivel el propio Graham y Emma Ríos, en una historia de dos páginas que también guioniza y que funciona bien porque no intenta imitar a Roy, error en el que sí caen otros dibujantes del tomo.

Es pronto para saber si este Prophet será flor de un día o conseguirá consolidarse y mantener el interés: de momento creo que va por buen camino. Dependerá en buena medida de si vuelve el dibujante original y mantiene la regularidad, y de cómo salgan ambos de la situación planteada al final de este volumen. Pero promete.