Little Sammy Sneeze (Winsor McCay)

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Little Sammy Sneeze (Winsor McCay). Reino de Cordelia, 2013. Cartoné con sobrecubierta. 30 x 24 cm. 72 págs. B/N. 17,95 €

Una de las ventajas de que haya editoriales eminentemente literarias que se quieran volcar en la edición de cómic es que estas parecen tener cierta voluntad de recuperar a los grandes autores que configuraron y crearon el lenguaje del cómic, o que en cierta manera fueron una parte importante de la evolución en la gramática de la historieta como medio. Podría ser algo sintomático que aquellas editoriales ajenas al mundo del cómic busquen en cierta manera refrendarlo desde lo clásico y lo establecido.

Dentro de ese ámbito histórico, uno de los periodos más preciados es el correspondiente a la primera década del siglo XX y entre estos, quizás, uno de los autores más atractivos es sin ningún tipo de duda Winsor McCay. A pesar de que la obra más apreciada, valorada y representativa de lo que el noveno arte podía dar de sí en un futuro de este autor es Little Nemo in Slumberland, no se trata, evidentemente, de su única obra. Un año antes de iniciarse la publicación de la que sería su obra cumbre, el autor estadounidense ya empezaría a experimentar con las estructuras de las viñetas y la composición del color en Little Sammy Sneeze, publicado desde 1904 a 1905 en The New York Herald, donde luego se publicarían las aventuras del pequeño Nemo.

El leit motiv de esta obra es sencillo, ya que se tratan de historietas de una sola página en las que el slapstick se convierte en el elemento articulador de la historia que en sí es muy simple, pero muy efectiva. El protagonista es el pequeño Sammy, un chico de corta edad que tiene cara de ser poco espabilado y cuya mayor característica es la fuerza de sus estornudos, con la cual destroza todo lo que hay a su alrededor.

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La estructura narrativa se basa en la articulación de dos planos de acción. En todas las historias Sammy está situado en un primer plano en el que desde la primera viñeta hasta la penúltima se desarrolla el estornudo. Es decir, hasta ese punto es ciertamente previsible. Sin embargo, McCay reserva la última viñeta para los desenlaces en los que una serie de acciones recaerán sobre el pequeño Sammy. Para ello debemos recordar que se trata de una narración que gira en torno al slapstick, por lo que a pesar de lo previsible de la primera parte del desarrollo, esa última acción es la que produce el gag en la historia. En las primeras historias dicho final consiste en un adulto, por lo general un hombre, dándole una patada en el culo al crio, y a pesar de que esa costumbre no se pierde, sí que poco a poco van apareciendo comportamientos que van desde la pena a la resignación.

En un segundo plano y de manera paralela al estornudo del niño nos encontramos una especie de trasfondo que va más allá de la mera acción secundaria para apoyar al personaje principal. En ese segundo desarrollo narrativo tiene lugar la acción que Sammy va a desbaratar ya sea desmontar un supermercado, llenar a la sirvienta afroamericana de harina o revelar dónde lo han escondido unos secuestradores.

Aunque esa es la función principal de ese segundo plano narrativo, y en cierta manera está al servicio del primero, es bastante descriptivo de los ambientes en los que se desarrolla la historia. Sammy, no es un paria, ni tan solo el hijo de uno de estos, no formaba parte de aquella tendencia de personajes marginales que venían representados a la perfección por Happy Hooligan, un homeless orgulloso de serlo y caracterizado por la buena voluntad de sus acciones. Si en la obra de Frederick Burr Opper se destacaba cierto sentido cruel de la sociedad, en Little Sammy Sneeze la diferencia social se ve diluida, el carácter clasista de la sociedad en pos de un miembro de su misma clase. Posiblemente se trate de una lectura un tanto simple, pero evidentemente el mundo es más benévolo con Sammy, y no precisamente por ser un niño, que con Happy.

La edición española de Little Sammy Sneeze viene de la mano de Reino de Cordelia en forma de integral en formato apaisado en el que se recogen todas las planchas dominicales a color publicadas sobre el personaje con un buen prólogo. Una obra imprescindible para aquellos que les gusta navegar en la historia del cómic y sobre todo para aquellos seguidores de la obra de McCay.