FIRMADO: MR. J (V) Muere, mutie, muere

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Diseñada para marcar un antes y un después dentro de la trayectoria de la Patrulla-X, Dios ama, el hombre mata es una de las primeras novelas gráficas publicadas por Marvel, y una de las más emblemáticas. Vio la luz originalmente en 1982, el mismo año en que la editorial Eclipse lanzaba Destroyer Duck, un tebeo satírico cuyos beneficios iban destinados a apoyar a Steve Gerber en su imprudente juicio contra Marvel por los derechos de autor del pato Howard. “Por vez primera”, escribe Chris Claremont en la, digamos, sorprendente introducción del volumen, “había un sentimiento creciente de que los cómics (…) podían abordarse como una sociedad entre los autores y los editores, con ambos lados compartiendo de forma igualitaria los riesgos de la edición y las posibles recompensas”.

Sin embargo, la novela gráfica de los mutantes queda como testimonio de lo contrario: fue precisamente la cicatería, la falta de compromiso de Marvel la que alejó del proyecto al dibujante inicial, nada menos que Neal Adams. El genial artista, muy conocido por su implicación en la lucha por los derechos de autor, se negó a firmar el desventajoso contrato de obra por encargo de la editorial. Según recuerda Adams, Jim Shooter le había garantizado un contrato que respetaba su condición de freelance: “fue una de esas promesas que acaban siendo ‘Estaba seguro de que podía resolverlo, pero, ¿sabes qué?, esos abogaduchos del departamento legal se han metido por medio y han dicho que no pueden hacerlo porque plantearíamos un precedente legal peligroso sin concediésemos cierta libertad e igualdad de derechos a un colaborador externo”. Fiel a sus principios, y aunque ya había dibujado seis páginas a lápiz, Adams se plantó y abandonó el barco.

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Conviene recordar que el propio formato de novela gráfica había sido adoptado y enarbolado unos años antes por el ámbito independiente en su asalto al emergente mercado directo y como vehículo de expresión de una generación de artistas maltratada por la industria. Poco les duró la alegría, primero Marvel y después DC reaccionaron diseñando su propia línea de novelas gráficas, que solo puntualmente contuvieron material original propiedad de los autores. Ese no es el caso, claro está, de Dios ama, el hombre mata, pues los protagonistas pertenecen al lucrativo patrimonio de Marvel. Paradójicamente el tema del libro es la lucha por los derechos de una minoría integrada por seres especiales, en los que el talento individual es la norma, los mutantes, perseguidos por una autoridad moral que se autoproclama superior y que pretende borrarlos de la faz de la tierra. Está escrito con pasión por Claremont y dibujado con vigor por Brent Eric Anderson, un antiguo clon de Adams que firmó un trabajo notable, apoyado en el fabuloso color de Steve Oliff. Y ciertamente marcó el futuro de la franquicia. A partir de aquí, el enfrentamiento entre mutantes y humanos devoró al resto de temas de la serie hasta convertirse en la melodía dominante.

Tres décadas después, Dios ama, el hombre mata regresa a librerías en esta edición de formato reducido, con casi treinta páginas de extras, entre los que se incluyen entrevistas a Claremont, Anderson y al propio Adams, así como las seis páginas a lápiz dibujadas por este último y las cubiertas de la primera, segunda y tercera edición. Una ocasión inmejorable para leer o releer este influyente clásico.