Esto se ha hecho mil veces (Xabi Tolosa)

Esto se ha hecho mil veces

Esto se ha hecho mil veces (Xabi Tolosa). ¡Caramba!, 2013. Rústica con solapas. 19 x 26 cm. 112 páginas. B/N. 15 €

Esto se ha hecho mil veces. ¿Seguro? ¿Seguro que se ha hecho mil veces esto? ¿Publicar un cómic de un autor que no es autor ni lo pretende, compuesto de sus historias improvisadas en ratos muertos? Yo diría que no. Pero aunque nos quieran engañar ya desde el título, yo recomiendo seguir leyendo, porque merece la pena.

Xabi Tolosa es un joven —que la barba no les despiste— actor que un buen día decidió subir a su blog las historietas que dibujaba con un boli bic un poco cascado, y lo petó. Y ahora ¡Caramba! edita una recopilación de todas ellas y algunas dibujadas expresamente para la ocasión.

Hace un par de décadas, incluso menos, el mundo del cómic habría salido a la calle en masa a linchar a Xabi Tolosa o a su editor. Habría sido inconcebible publicar algo así, y no se habría entendido. Que ahora se haga creo que demuestra cuánto han cambiado las cosas. Hoy el mercado es tan amplio y variado, hay tantas miradas diferentes posibles, que puede publicarse un libro así, y menos mal.

Las páginas de Xabi Tolosa se encuadran dentro de un costumbrismo humorístico con algunos toques de absurdo. Y no tienen más secreto que ser brutalmente divertidas, sin más. Normalmente hay más texto que dibujo, de manera que Tolosa empieza a contar algo, improvisando, sin saber por dónde va a tirar y cómo va a acabar la página, y los dibujos sirven como contrapunto, como gags que ilustran ese texto de manera que el resultado final tiene un ritmo tremendo. Leyendo la serie del tirón, en lugar de al ritmo de publicación en el blog, me he dado cuenta también de cómo mejora Tolosa según se va soltando y conforme añade juegos con los tipos de letra, las flechas, las numeraciones o los diagramas, de un modo que recuerda a las cosas que hace Manel Fontdevila cuando se pone. «Salvando las distancias», pensará alguno, y hombre, claro, no se trata de comparar a Tolosa con él, ni con nadie, sino de entender qué es Esto se ha hecho mil veces y cómo funciona. Él mismo asegura que no sabe dibujar, pero yo creo que no es cierto. Nadie podría dibujar Esto se ha hecho mil veces mejor que Tolosa, nadie lo dotaría de más gracia o añadiría nada significativo. De hecho un dibujo más elaborado nos privaría de muchas cosas esenciales, entre ellas las frases aclarando qué es algo que ha dibujado, y de la espontaneidad y las enmiendas sobre la marcha. Algo que también vemos en el texto, por supuesto: el típex es para cobardes.

Esto se ha hecho mil veces 2

El formato engancha, porque uno no tarda nada en leer una página completa y siempre deja con ganas de más, de seguir profundizando en el universo Tolosa. Captura la vida con una maestría propia de los mejores autores de cómic autobiográfico, sin dramas, desde el presente contínuo de lo que pasa mientras está dibujando a los recuerdos del colegio o el instituto. Sus experiencias como actor y modelo añaden algo de excepción, pero, por lo demás en su vida todos nos vamos a ver reflejados de un modo u otro. El gato Camarón o las obras de Satán se convierten en algo entrañable —bueno, las obras menos—, y el día a día de Xabi se acaba haciendo muy cercano, gracias a la sinceridad que da ponerse a dibujar sin preparativos previos, a lo que salga. Aunque yo quiero destacar dos páginas que me parecen excepcionales y que se salen de esos esquemas. Una es una página sin título en la segunda temporada, en la que simplemente se pone a dibujar cosas sueltas, según se le ocurren, y subraya el ejercicio con flechas que nombran esas cosas. Y otra es una de las denuncias sociales más brutales que han visto estos tiempos de cabreo legítimo: «Escupe al hijoputa». Es justamente lo que parece.

Leyendo Esto se ha hecho mil veces he recordado una fantástica conferencia de Puño en la que se preguntaba por qué la gente escribe durante toda su vida sin saber escribir bien, pero sin embargo deja de dibujar pasada la infancia porque piensa que no sabe dibujar. Es decir, que se renuncia a una forma de expresión simplemente porque se considera que uno tiene que tener nivel para hacerlo, o que debería hacerlo sólo si se forma para ello. Pero Xabi Tolosa nunca dejó de dibujar y de emplear el dibujo como método de expresión personal, y su obra es el mejor ejemplo de que la representación gráfica de la realidad va en nuestros genes, y no deberíamos permitirnos el lujo de renunciar a algo tan asombroso y potente. Y también es, por descontado, uno de los libros más divertidos, tiernos y sorprendentes que he leído en mucho tiempo.