Entrevista con LeRaúl

Recientemente Autsaider Cómics publicaba ¿Y si nos quitan lo bailao?, una recopilación de viñetas de humor gráfico (aunque tal vez sería más apropiado decir «de sátira gráfica») realizadas por LeRaúl. Aunque en su propio blog podemos ver buena parte de sus trabajos en este ámbito, quisimos conocer un poco más al cerebro tras algunas de las viñetas de crítica social que más nos han impresionado en los últimos tiempos, tanto por lo ambicioso de los conceptos que plantea como por sus originales resoluciones gráficas.

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superman de letras
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No conocía tu trabajo antes de la publicación de ¿Y si nos quitan lo bailao?, y la información que he podido encontrar en internet es escasa, aparte de comprobar que has colaborado en el periódico Diagonal y en la web Yorokobu. ¿De dónde sale LeRaúl?

Yo me dedico a la comunicación. Desde que alcanza mi memoria, siempre he dibujado. El dibujo siempre me ha estado acompañando como una enfermedad terminal incurable. Un día decidí juntar estos dos mundos y crear un alter ego que contase y dibujase lo que le plazca. Comencé un blog, así nació disléxicamente “Le Raúl”.

¿Eres francotirador absoluto o tienes relación con otros autores, colectivos o escenas del ámbito del dibujo?

Absoluto no, pero francotirador sí. Soy nuevo en esto y hasta hace poco no conocía a casi nadie de este mundillo, me refiero al del cómic o el humor gráfico. Sí es cierto que me relaciono con otros “pintamonas” como yo, pero son más de un perfil ilustrador.

¿Qué es exactamente lo que contiene tu libro? ¿En base a qué criterios se han seleccionado las páginas que lo componen?

No hay ningún criterio racional de antemano en cuanto a los temas y viñetas que he seleccionado para componer el libro, simplemente he puesto las que más me gustaban. Sí parece que tiene todo un tinte político predominante, pero no es la política de lo que se trata esto, sino del “hombre miserable”, que hoy en día identificamos mayoritariamente como un político… pero miserables hay en todos los lados incluso en las ongs.

Tú ves alguna posibilidad de que el “hombre miserable” sea erradicado? ¿Crees que tu trabajo puede ayudar a ello de alguna manera?

Jamás. O de momento lo veo poco probable, va en nuestra naturaleza y ni yo ni el papa de Roma (ese tampoco) puede cambiar nuestra naturaleza. Lo único que se puede hacer es intentar serlo un poquito menos.

Eres tan ecléctico en tus aproximaciones al humor que me cuesta encontrar referentes claros, lo cual ya de por sí es un halago. Me pregunto si disciplinas como la publicidad o el diseño tienen incluso más influencia en tu trabajo que el propio humor gráfico.

No creo que tenga más influencia pero si están ahí. utilizo armas de la publi y el diseño para comunicar y darles forma pero en cuanto al humor sí que tengo referentes del humor gráfico y otras disciplinas. Me gusta mucho la “old school española” como Gila, Chumy, Summers, Herreros… (está gente supo dar caña en tiempos aún más difíciles o peligrosos). Y actuales como Eneko, Brieva, El Roto, Malagón, Forges. Artistas como Magritte, Goya y el actual Banksy. Humoristas, desde Monty Phyton hasta Faemino y Cansado o Chiquito de la Calzada. ¿A quién no le ha influido este genio de la escena?. Muchas veces no es lo que cuentas sino cómo. Yodo puede ser importante.

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Evidencia imprecisa


Teniendo en cuenta el gran peso de la imagen en tu trabajo me gustaría saber cómo pules la idea hasta darle forma definitiva, si lo haces por adición o por sustracción, si la propia imagen de partida condiciona el chiste final, etc.

Depende, algunas veces la imagen me dice lo que tengo que decir y otras viene antes el texto, pero todo se basa en un concepto, sea tonto o sesudo. Luego, el como lo cuentas… ¡Ay, amigo! Eso es un proceso de experimentación constante. Algunas veces sale mejor que otras, es divertido.

Pero me imagino que esa experimentación hay algún tipo de método, ¿no? Por ejemplo, empezar copiando algo de un autor, o buscar todas las maneras en que se puede manipular una imagen hasta dar con la correcta.

El único autor del que he copiado descaradamente es de Ibáñez, cuando era niño intentaba dibujar como él. Todos los autores estamos llenos de referencias, tanto gráficas como de otros medios. Mi cabeza esté llena de ellas. Cuando elaboro una imagen, primero hago un boceto muy básico con cuatro trazos. Veo si funciona y seguidamente busco la mejor manera de contarlo. Me busco fotos o busco estilos. Luego lápiz y tinta y lo plasmo.

Muchas de tus propuestas son tremendamente abiertas a la interpretación, dentro de que el marco que describen sea muy claro. ¿Es algo buscado por ti?

En algunos chistes si busco esta fórmula pero no en todos. A veces me sorprende las interpretaciones de la gente que le sacan más chicha que yo al asunto y esto me pone contento… ¡un 2×1! Es una forma de que la viñeta tenga vida, me gusta esa personalización por parte del lector, te da qué pensar.

En relación con la anterior pregunta, me sorprende tu capacidad para “no rematar” el chiste. Eso, que es una virtud, también puede ser un problema. ¿No te da miedo ser tan ambiguo que el chiste se malinterprete o no se entienda?

No, no me da miedo. Pretendo que el que la entienda se haya esforzado por lo menos un poquito, la risa-recompensa es mejor. Si no la entienden no pasa nada, esto no son matemáticas. Además, no tengo “de momento” que dar cuentas a nadie.

En el libro que acabas de publicar, cada viñeta viene acompañada de un título que entiendo que has creado para la ocasión y que a veces multiplica el chiste o lo redefine. ¿No te ha costado encontrar esa vuelta de tuerca?

El título es un elemento más que aporta ese puntito final a la pieza rematándolo todo, te ayuda a enmarcar y saber de qué va la cosa… Me dí cuenta de esto en el cuadro de Sorolla “Y aún dicen que el pescado es caro”. Si este cuadro tuviera un título como “pescador medio ahogado”, el cuadro sería un cuadro genial más y no una crítica a la sociedad y a los dimes y diretes de esa época. Sí, el título es muy importante, siempre.

hait_foton
Corresponsalmente


Gráficamente eres tan heterogéneo que diría que tu estilo no se define tanto por el dibujo en sí como por su utilización. ¿A qué se debe esto? ¿Es búsqueda constante, es evolución, es adecuación a cada momento?

Un poco de todo. Para mí lo principal es la idea, por encima de tener un estilo gráfico o una técnica definida. Hay ideas que me piden ser mas gráfico, otras mas oscuro y rasgado, otras más naif y tontorrón. Dependiendo del tema elijo un lenguaje y le doy mi barniz, en esto no tengo vergüenza.

O sea, que no te preocupa crear un estilo gráfico inmediatamente reconocible, ¿no? Es curioso, porque lograr un estilo reconocible es el objetivo de muchos autores. Y, si me apuras, en prensa todavía más.

No es tan radical, al final creo que mi estilo sí se reconoce. Igual no tanto por el dibujo, pero sí hay una continuidad en cuanto a la paleta de colores y fondos casi conceptuales, sin elementos. Tampoco trato de dar giros bruscos en esto. Si ves mi trabajo seguido, tampoco varía tanto de estilo. Solo cuando es estrictamente necesario o veo que necesita otro idioma a la hora de contarlo cambio un poco la mano.

Tus viñetas giran muchas veces en torno a la manipulación del ciudadano, la suciedad política y temas afines. A pesar de que el mensaje suele ser pesimista, a veces demuestras un aire casi festivo. ¿Crees que el mensaje cala más cuando uno no se pasa de grave y sentencioso?

Si te dicen algo grave con una sonrisa y con la calma a la vez es más fácil que te des por aludido. Para dar voces ya están los medios

Hablando de temas, me imagino que a lo largo de los años de trabajo te habrás dado cuenta de si hay un tema en concreto que articula toda tu carrera. ¿Lo hay? ¿Cuál es y por qué lo has convertido en el centro de tu obra?

Sí, el ser humano como animal defectuoso. Todos hemos visto esos posters de monos disfrazados. Parecen reírse, pero en realidad están cagados de miedo, por eso enseñan los dientes dibujando lo que para nosotros parece una divertida sonrisa. Eso somos, monos disfrazados cagados de miedo.

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La Roja