Los Ultimates de Mark Millar y Bryan Hitch tocan a su fin en este segundo volumen de la serie. Los encargados del tercer volumen serán Jeph Loeb y Joe Madureira y, vistos algunos bocetos y leídas algunas declaraciones, todo indica que la dirección será otra. Podemos considerar que se cierra un ciclo y, guste o no, estos Ultimates han dado de que hablar.
Ultimates Vol 2 (Millar & Hitch). Panini, 2006-2007. Comic-book. Color. Nº de páginas y precio variables
Será por su acercamiento a los «superhéroes», por su supuesta modernización de Los Vengadores. No se trata nada que Millar no hubiera mostrado antes en The Authority pero la resonancia de estos Ultimates ha sido mayor. También merece mención la cadencia de publicación en los USA, con unos retrasos notables en los últimos números. El lector español ha estado de suerte ya que la edición de Panini apenas ha sufrido demoras comparables a la edición americana.
Estos retrasos se deben al dibujante Bryan Hitch y a su lentitud. Hay opiniones para todos los gustos, que si es inaceptable, que si el resultado merece la pena… La espera de tantos meses entre números hace que la lectura del «siguiente» comic-book se resienta. Se diluye el carácter serializado del mes a mes. En definitiva, contribuye a una pérdida de interés. En ese sentido un 0 para Hitch, su editor, para Marvel o a quién corresponda.
Pero, ¿qué nos ofrece este segundo volúmen de los Ultimates? Más acción, más destrucción, algunas respuestas y espectáculo. Todo más grande y brillante que en el primer volumen pero menos sorprendente. En el primer tramo hay algunas ideas interesantes como los Defensores Ultimatizados. Otras ideas pierden fuerza en el tramo final, la locura de Thor o el «misterio» del espía son alargados hasta el exceso. Por ejemplo, la locura de Thor. Después de una captura en un número espectacular, lleno de acción y tensión, la trama se estira lo indecible en pro de un clímax final que nos es tal por lo previsible.
Disputa entre hermanos
El mejor resumen de este segundo volumen de los Ultimates es el último número. Una grandísima pelea repleta de fuegos artificiales con una viñeta gigante desplegable en ¡ocho partes!. Toda una declaración de intenciones. Después de una resolución rápida que apenas se comprende, unos diálogos apresurados para cerrar el volumen. De epílogo, una escena para enlazar con el inicio de la serie. Un segundo volumen que apenas trae nada nuevo respecto al primero. Repite fórmulas que ya funcionaron pero agigantadas y con más testosterona. A saber, segundas partes…
No merece una relectura, pero es óptimo para nivelar esa mesa que cojea
Iñaki