Colección Jaimito 1 a 4 (David Sánchez, Carlos Vermut, Néstor F. y Albert Monteys)

Colección Jaimito 1 a 4 (David Sánchez, Carlos Vermut, Néstor F. y Albert Monteys). Caramba, 2012. Tebeos grapados con solapas. 17 x 24 cm. 24 págs c/u. Color. 6 € c/u

¡Caramba! lleva año y medio lanzando novedades escogidas, constituyendo un catálogo sólido, donde priman la variedad de formatos y el cuidado en la edición. Cada cómic es único y diferente a los demás. La última jugada otra cosa no, pero inesperada seguro que lo es: una línea de cómics con grapa de veinticuatro páginas, la colección Jaimito. La primera hornada de títulos la forman cuatro tebeos totalmente diferentes entre sí, unidos únicamente por el humor. Entendido de maneras muy dispares, eso sí. Los autores de los cuatro cómics tienen poco o nada en común, y ésa es una de las grandes bazas de la colección: su gran heterogeneidad. En Jaimito hay de todo. Voy pues a repasar los cuatro lanzamientos, en riguroso orden establecido al azar.

La muerte en los ojos (David Sánchez). Esperaba ansioso lo nuevo del autor de uno de los mejores cómics publicados este año, y desde luego el que más me ha obsesionado: No cambies nunca (Astiberri). Y no ha fallado. La muerte en los ojos es un cómic redondo, por resultado y estructura, una historia densa, con más contenido del que aparentemente permiten veinticuatro páginas, y que deja al lector completamente descolocado. Una historia circular que, cuando parece que se puede pillar, sale corriendo y se escapa, pero no lo suficientemente lejos como para que no corramos nosotros tras ella presos de la obsesión. En sus páginas se encuentran imágenes que se clavan en la retina, y la mezcla de conceptos, tan habitual en Sánchez, crea un ambiente hermético y envolvente, en el que, eso sí, el humor sólo se encuentra si se tiene un concepto, digamos, peculiar de él. Lo cual no tiene nada de malo, claro. Pero esta historia de hipnosis, métodos de crecimiento personal en cassette, drogas, guacamayos y… ¿viajes en el tiempo? ¿proyecciones astrales? es una auténtica pasada, que confirma, por si hacía alguna falta, que David Sánchez es cosa seria.

Cosmic Dragon (Carlos Vermut) es un hermoso homenaje y al mismo tiempo una brillante parodia de Dragon Ball, que funciona como tal en su primera mitad pero que explota y revienta las cabezas de los lectores con un giro que puede ser, sin exagerar, el más brutal que me he encontrado en el último año —o incluso más—. Obviamente no voy a destriparlo aquí, pero sí diré que parte de una idea de Vermut, una pregunta que parece sencilla pero sólo se la hacen los que van más allá de lo obvio. Las últimas páginas de Cosmic Dragon se leen rápido, pero alucinando. Es un cómic brillante, sin más.

Infame (Néstor F.) cuenta una historia de Bruno Kolin, un patético pero prestigioso crítico de cómics que vive en un mundo en el que alguien como él puede aparecer en un magazine televisivo despedazando tebeos sin piedad. El dibujo de Néstor mejora muchísimo en cada nueva obra, es evidente, y lógico en un autor de su edad. Infame tiene momentos de puro patetismo, como la conversación con otro crítico, o los ataques que sufre a manos de autores injuriados, cosas que remiten directamente a Moowiloo Woomiloo, donde se presentaba un mundo similar. Infame es muy divertido, pero también sabe a poco: queremos más aventuras de Bruno Kolin.

Ser un hombre: cómo y por qué (Albert Monteys) es un manual para convertirse en un perfecto y definitivo macho alfa. Monteys utiliza su excelente dibujo y su habilidad para el gag para parir un tebeo espectacular, que subvierte los mitos masculinos con mucha gracia. Es un cómic que a mí me ha hecho reírme a carcajadas, principalmente por cómo se presenta: El Sargento, un gurú de lo varonil, nos conduce a través de su guía práctica para llegar a ser como él y aprender lo que necesitamos para ser un hombre simple, unidimensional y sin mundo interior, desde conseguir una cicatriz a cómo peinarnos, pasando por los tipos de saludo adecuados para el hombre o el cine que tenemos que ver. Recuerda mucho a las páginas de «Para ti, que eres joven» de El Jueves, de cuyos recursos narrativos se vale Monteys para buscar el humor. Y tiene sentido porque hay muchos puntos en común entre ambas. Así, encontramos páginas clásicas, esquemas, listas, flechas, un mapa… La estructura de la página siempre está variando para sorprendernos, pero también para ajustarse a las necesidades del tipo de cómic que está haciendo Monteys, que precisa de esa libertad para ser efectivo. El resultado, ya digo, es rotundo. Hacía mucho tiempo que no me encontraba un compendio de chistes tan bien hilados y tan divertidos, ni un personaje tan fascinante como ese Sargento, epítome de la masculinidad e hilo conductor de un discurso brillante que se burla de los tópicos y en el fondo es profundamente… feminista.

            La decisión de recurrir a la grapa fue sorprendente y quizás hasta desconcertante, pero ha salido más que bien. Tenemos de momento cuatro tebeos que aprovechan el formato, que son autoconclusivos y están editados con el mimo habitual en ¡Caramba! —guardas, excelente papel, color—, ya se ha anunciado otro para 2013 obra de Clara Soriano, en lo que constituye una línea más de actuación de una editorial que sabe que la única forma de prosperar en no acomodarse nunca y seguir siempre inventando nuevas fórmulas para llegar al lector y ofreciendo productos cuidados en los que sus editores creen de verdad —no me los imagino editando un cómic que no les guste, sinceramente— y que publicitan de manera activa, sabiendo dónde y cómo hacerlo. Y funciona.