Goliat (Tom Gauld)


Goliat (Tom Gauld). Sins entido/Apa Apa, 2012. Cartoné. 96 págs. Bitono. 20 €

Hace ya años que en Entrecomics damos la tabarra con Tom Gauld, y por fin hace su entrada en España por la puerta grande, con la excelente edición por parte de Sins Entido y Apa Apa de su primera y única obra larga hasta el momento, Goliat.

Goliat tiene como protagonista al gigante bíblico homónimo, y su argumento gira en torno a la lucha con el pequeño David, lucha que como todos sabemos culmina con la muerte del primero, abatido por la honda del israelita. Sin embargo, lo que interesa a Gauld no es la lucha en sí, sino indagar en la personalidad del perdedor, esa pequeña nota al pie de página en la Biblia cuyo único cometido es engrandecer la figura de su oponente. El dibujante británico se alinea con los perdedores y se afana en mostrar el lado humano de un gigante nada monstruoso y mucho menos fiero. No es la primera vez que se acerca al libro de libros: en el Kramers Ergot 7 también publicó una historia basada en el diluvio universal en la que cedía el protagonismo a los hijos de Noé, que comentan incrédulos la construcción de su padre de un arca gigantesca. A su vez, en el Kramers Ergot 5, Gauld se acercaba a diversas figuras literarias en sus momentos menos glamurosos, esos momentos de bloqueo creativo en los que dejan el papel y la pluma sobre la mesa y salen de su casa a despejarse. Es decir, lo prosaico antes que lo épico, la desgracia antes que el triunfo. Esas son las historias que interesan a Gauld, las historias que no pasaron a la Historia.

Si hay una palabra que pueda definir a Gauld, esa es melancolía. No una melancolía de un tiempo pasado, como pueda ser la de Seth, sino la melancolía que se apodera del ser humano cuando asume la fatalidad del destino, muy emparentada con la que describe Lars von Trier en, sí, Melancolía, o con los inexpresivos silencios de Jason. En las primeras páginas de Goliat, el gigante toma un canto rodado de un río y lo observa a pocos centímetros de su cara. Embarcado en contra de su voluntad en una lucha que le es ajena tan solo por su físico temible, una piedra similar cerrará el círculo y será su perdición. A lo largo del libro comprobaremos que Goliat es un pobre diablo y que no sabe muy bien de qué va la cosa, pero que de algún modo intuye cuál es su papel en una trama urdida muy por encima de él cuyo final ya está escrito de antemano. En realidad no es que Goliat sepa nada de antemano, pero Gauld construye lo suficientemente bien a su personaje como para que el lector empatice y proyecte en él su previsión del triste desenlace. Tampoco es casualidad que cuando en la obra aparecen textos literales de la Biblia el tamaño de la tipografía parezca desproporcionadamente grande.



Toda esta inevitabilidad cósmica se refleja también en el dibujo del autor, un dibujo despojado y simple en el que la figura humana a menudo resulta insignificante. A pesar de las argucias compositivas de Gauld para mostrar el gigantismo de Goliat y la pequeñez de su escudero, el primero a menudo no es sino una diminuta figura recortada contra el gran espacio en blanco de la viñeta, como también se refleja en la portada. El acabado gráfico, con personajes desgarbados y profusión de trama manual, recuerda poderosamente a Edward Gorey, y no es este el único parecido con el autor de Los pequeños macabros. En Gorey, los personajes son a veces meros receptáculos del infortunio, y lo son en tan gran medida que se genera en el lector una escepticismo irónico con resultados cómicos (macabros, pero cómics). Gauld maneja los mismos elementos, aunque de forma inversa. Trata a sus personajes con una leve ironía cómica pero, cuando finalmente la desgracia los alcanza, el lector no puede evitar una sacudida de ternura. Goliat contiene momentos y diálogos humorísticos, pero es un drama emocionante, y por supuesto no tiene nada que ver con el slapstick absurdo de Kyle Baker en Rey David, por citar otra obra en la que también adapta el mismo pasaje bíblico.

Goliat es una obra ideal para penetrar en el universo de Gauld, un autor que desde una perspectiva clásica se mueve en la órbita de la vanguardia. No solo es uno de sus mejores trabajos, sino que en él encontramos destilados y depurados sus temas más importantes. Esperemos que Goliat tenga en España el suficiente éxito como para poder ver publicado aquí su siguiente libro, You’re all just jealous of my jetpack, una recopilación de sus tiras para el periódico The Guardian. Aunque algo me dice que es inevitable.