Kovra 4 (VVAA)

Kovra 4 (VVAA). Ediciones Valientes, 2012. Rústica. 15×21 cm. 160 págs. B/N. 8 €

Hoy en día, el fanzine impreso ya no es el único método que tiene un joven historietista para dar a conocer su trabajo y aprender a hacerlo mejor. Creo que la red le ha ganado la partida, o se la va ganando poco a poco, como vehículo para mostrar los tebeos que hace uno de una manera rápida, fácil e inmediata. A pesar de ello, el soporte sigue teniendo validez: en los últimos años ha habido en España cierto resurgir del fanzine de cómics —que no sobre cómics— como formato válido para el fogueo de los historietistas. De hecho, ha sido un fenómeno internacional, a través del cual la autoedición se ha convertido en una opción a tener en cuenta.

            Kovra es uno de estos fanzines que hoy todavía pueden encontrarse en España. Su cuarto número ha sido el primero que he leído y me ha sorprendido mucho: sus cerca de treinta colaboradores tienen un nivel global más que bueno. Sus páginas forman un conjunto muy heterogéneo en el que tienen cabida propuestas muy diferentes pero que remiten casi siempre a tendencias artísticas marginales en el cómic. Hay igualmente una mezcla de géneros muy atractiva: terror, humor, costumbrismo… algunas historietas sólo pueden definirse como experimentos oníricos o estéticos más o menos radicales.

            Decía antes que este resurgir de la autoedición era un fenómeno internacional: así lo deben de pensar también los responsables de Ediciones Valientes, que no sólo han dado cabida en las páginas de Kovra a autores extranjeros sino que también han incluido traducciones al inglés o al castellano al pie de página. Al margen de eso, hay que decir que la edición está muy bien: buen papel y mejor impresión. Sólo le pongo una pega: sería deseable una acreditación más clara de los autores, porque no siempre las historietas van firmadas y a veces es complicado identificarlos a partir del listado inicial.

            Pero ¿qué va a encontrarse el lector de este número de Kovra? De todo, ya digo. «¡Putopato! Una historia de Dentrópolis» remite con su perversión de los funny animals al underground americano en general y al Fritz the Cat de Robert Crumb en particular; también tienen cierto aire underground Víctor Fructuoso y Santi Z.; el italiano Hurricane Ivan recuerda al primer Charles Burns en «My Love»; Rafa Blanco, Ricardo Martins y June Lee exploran grafismos muy atractivos y rozan el abstracto por caminos diferentes; Paola Gaviria se sumerge en él por completo. También otras propuestas menos experimentales, o con una experimentalidad menos radical. Es el caso de Néstor F., que con su estilo habitual firma «Macumba», una breve historia muy simpática, o Cristina Daura y «Les Bruixes Catalanes. Las hermanas Tarradelles», una especie de fábula muy divertida. Una de las que más me ha gustado es la de Rodrigo de la Hoz, «Mi Madriguera», sobre unos conejos.

            Kovra 4, decía antes, me ha sorprendido; por su nivel de conjunto y por lo ecléctico de su planteamiento. Claro, como es lógico, no todos los participantes tienen el mismo grado de madurez como artistas. A algunos se les ve más seguros que a otros, o parecen haber encontrado un estilo en el que se sienten cómodos. Pero casi todos ofrecen algo de interés o por lo menos dan muestras de que podrán ofrecerlo en el futuro. Y, al fin y al cabo de eso se trata: de equivocarse ahora para acertar después. Para eso son los fanzines, y éste, además de promesas de futuro, ofrece algunas realidades muy sólidas.