Entrevista con Joe Ollmann

Recientemente, La Cúpula ha publicado Cuarentón, una novela gráfica de Joe Ollmann sobre la crisis de la mediana edad, una mezcla de vivencias propias y situaciones de ficción que, a pesar del tono cómico, irónico y en ocasiones exagerado, vibra con la verosimilitud de la vida real. Veamos lo que Ollmann tiene que contarnos sobre su obra.



Cuarentón es tu primer trabajo publicado en España, y es bastante impresionante, teniendo en cuenta el número de viñetas. Tus trabajos previos, si no me equivoco, eran más cortos. ¿Por qué decidiste tomarte tanto trabajo en hacer esta novela gráfica?

Sí, sobre todo he hecho recopilaciones de historias cortas, Cuarentón es mi primer libro largo, en parte porque la historia pedía un poco más de espacio para tomar forma del todo y en parte porque pensaba que los editores serían reacios a aceptar recopilaciones de historias cortas en forma de cómic, al igual que las recopilaciones de historias cortas en literatura son más difíciles de vender. Así que en parte fue algo un poco mercenario, pero también una progresión natural, ya que en cada recopilación de historias cortas que hacía, las historias se iban haciendo más largas.

En tu libro dices, no una, sino un par de veces, que los eventos presentados allí están inspirados en la realidad pero no son exactamente ciertos, no son completamente autobiográficos. ¿Por qué has sentido la necesidad de hacer esta declaración? ¿Y por qué no encaminarte directamente hacia alguna de estas vías, la autobiografía o la ficción?

Creo que me parecía necesario aclarar que no todo lo que aparece en el libro era autobiografía estricta, para que la gente como mis padres supieran que en realidad yo no he tenido una aventura con una cantante infantil, que solo he añadido esa trama para dar emoción a una historia que principalmente trata de un tipo que se queja porque es viejo y gordo y tiene un hijo a la edad de 40 años. También me daba la oportunidad de aportar una perspectiva femenina de otro tipo de crisis de la mediana edad. ¿Por qué no hacer autobiografía estricta? Creo, como dicen, que si tu historia tiene diálogo, entonces es ficción, de manera que simplemente amplié ese concepto en un intento de hacer mejor la historia.

Tus personajes experimentan una crisis de la mediana edad. ¿Es un reflejo de tu propia crisis? ¿Ha sido Cuarentón una catarsis para ti?

Sí, me ha traumatizado darme cuenta de que me estaba haciendo viejo de verdad. Nunca antes había sentido que mi cuerpo me fallase, y cuando empezó a hacerlo fue la primera ocasión en la que fui completamente consciente de mi mortalidad. Todavía estoy en medido de eso. Creo que tras los 40, te pasas el resto de tu vida sacudiendo la cabeza y preguntándote dónde demonios se ha ido tu vida, dónde demonios se ha ido tu juventud, dónde demonios se han ido tus dientes. Es un bajón, y mi padre me asegura que esto empeora. Ay.



En cierto modo, tu retrato de un cuarentón recuerda al que hizo Peter Bagge de los veinteañeros y los treintañeros. Es decir, ambos parecen fieles a la vida real, pero al mismo tiempo hay humor y un tono irónico. ¿Ha sido Odio de alguna manera una inspiración para tu novela gráfica?

Me encanta su trabajo y fue para mí un honor increíble el que escribiese una frase promocional para la contraportada de mi libro. Los cómics de Peter Bagge, definitivamente, han sido una gran influencia para mí. Me gusta mucho como progresaron desde los primeros tiempos, en los que eras cómics directa y simplemente de humor, hasta acabar siendo un entramado de dramas muy bien escritos que seguían siendo divertidos de narices. Cuando lo conocí, le dije que yo copiaba sus cómics cuando estaba en el instituto ¡y los hacía pasar por trabajos propios! Supongo que yo practico y utilizo una aproximación similar a la suya en la que el humor no interfiere en la narración. Quiero decir que me parece que Bagge siempre evita introducir una situación simplemente para hacer un chiste, más bien trabaja sus argumentos y encuentra el humor implícito. Además, es tremendamente resuelto y honesto, y yo quería por todos los medios ser lo más honesto posible en Cuarentón.

A lo largo de todo el libro, salvo en una ocasión en que te la saltas, mantienes inalterada la retícula de 3×3 viñetas en todas las páginas. ¿Por qué? ¿Porque era lo más sencillo y te permitía centrarte en otros aspectos, o porque querías encontrar cierto ritmo y cadencia?

la retícula de 9 viñetas, la vieja solución de Kurtzman, me funciona muy bien. Probablemente soy mejor guionista que dibujante, de manera que no hago fantásticas florituras visuales, solo lo hago lo mejor que puedo para ilustrar el texto dentro de mis limitadas habilidades. Siempre veo mis cómics como si fueran una pantalla de cine. Una pantalla de cine nunca cambia de forma o de tamaño, y a mí me gusta tener las mismas constricciones en mis viñetas. Me parecería muy antinatural introducir una viñeta redonda o una viñeta angular, yo no pienso así. Otra razón por la que me funciona este formato es porque me ofrece viñetas estrechas y altas, que permiten mucho espacio para el texto, y normalmente yo escribo bastante texto.



Otro aspecto interesante es el modo en que terminas tus capítulos allá donde resulte que acaben. Un capítulo acaba, digamos, en la viñeta 6 de una página cualquiera, y el siguiente capítulo empieza en la viñeta 7 de esa pagina. Es como escribir, ¿no?

Eso probablemente fue solo una mala planificación. Pero en cualquier caso, cuando consideras las viñetas como si fueran una pantalla de cine, no es tan extraño cuando una escena o capítulo termina y otro empieza sin que haya que voltear una página, creo.

¿Existe el amor después de los 40?

Sí, pero creo que es más sobrio y prudente cuando estás menos dominado por tus hormonas.

En Cuarentón usas dos puntos de vista, tienes dos personajes principales que cuentas la historia en primera persona. ¿Te resultó muy complicado? ¿Tuviste problemas para encontrar dos voces creíbles realmente diferentes?

Sobre todo fue cuestión de encontrar el tono de ambos en su propia narración y que esos tonos fuesen lo suficientemente claros y distintos entre sí. También estaba el problema de quién sería el narrador cuando ambos estuvieran en la misma viñeta pero creo que, por accidente, se me ocurrió la idea de que la persona que está en la situación más estresante en el momento en que están juntos, es el que narra ese momento. Solo me di cuenta de estos después de releerlo, a menudo hago estas cosas intuitivamente, topándome con una solución por accidente y después dándome crédito por ella a mí mismo en las entrevistas. Pero creo que es está bastante claro quién es el narrador en cada situación, así que creo que funcionó bien.

Creo que lo clavas cuando representas esa mezcla de culpa y deseo en tus personajes. ¿Te resultó complicado no sobreescribirlos, evitar ser demasiado melodramático?

Creo que mi educación católica me ha convertido en un experto en culpabilidad, de manera que puedo escribirla de manera creíble. Cualquiera que se haya encontrado en una situación de querer algo que su parte sensata sabe que era mala para todo el mundo, conocerá esa sudorosa mezcla de deseo y culpa, de modo que si eres capaz de ponerla en un libro, la gente se siente identificada. Pero de nuevo, siempre prefiero pecar del lado de hacer algo menos gracioso si la situación no parece creíble.



Tus personajes principales tienen muchas cosas en común. Ambos están en una especie de punto de inflexión en sus vidas. Ambos son buenos en su trabajo, pero su trabajo es una mierda. Ambos tienen que tomar decisiones que afectan a personas que trabajan con ellos. Ambos tienen una baja autoestima y se sienten desgraciados.

Sí, John y Sherri en realidad hacen muy buena pareja. Creo que es por eso por lo que se llevan tan bien cuando se conocen, a pesar del hecho de que él está mintiendo sobre su matrimonio. Pero sí, tienen vidas paralelas, solo que en distintos momentos de su vida y, obviamente, en distinto género.

Dado que eres canadiense, ¿podrías contarnos algo acerca del mundo del cómic allí? ¿Cómo de importante ha sido Drawn & Quarterly a la hora de establecer la escena actual del cómic allí?

Hay muchos autores de cómic geniales en Canadá y en Montreal, donde yo vivo. Es una escena de la que uno se siente muy contento de formar parte aunque, como de costumbre tratándose de autores de cómic, raramente veo a ninguno de mis amigos autores, ya que nunca abandono el tablero de dibujo.

Drawn and Quarterly es una empresa asombrosa que llevo siguiendo desde el primer cómic que publicó Chris Oliveros, y han crecido hasta convertirse en la que podría decirse que es la editorial de cómic más importante e influyente del mundo. En Canadá, ellos han determinado el estándar de lo que pueden llegar a ser los cómics, y la maquinaria publicitaria de Peggy Burns ha conseguido que no todas las reseñas de un cómic en un periódico empiecen con un » los cómics ya no son para niños». Hay un nivel de aceptación entre el público general que creo que se debe a Drawn and Quarterly. Que ellos me hayan publicado ha sido el sueño de una vida al fin cumplido. Creo que ya me puedo morir…