Escenas de un matrimonio inminente (Adrian Tomine)

Escenas de un matrimonio inminente (Adrian tomine). Sins Entido, 2012. Cartoné. 15×13 cm. B/N. 56 págs. 10 €

Que no se me enfaden los casados que lean esto, pero el acto de casarse, y todo lo que conlleva, debe de ser el más inexplicable de la civilización. “Boda” es una palabra corta, pero que abarca millones de pequeños ritos, tradiciones y convenciones sociales que si fueran vistas desde el espacio exterior por algún visitante extraterrestre carecerían de explicación racional. Y más aún si la boda tiene lugar en EE UU, donde tienden a hacerlo a lo grande.

            De todo esto trata el último tebeo de Adrian Tomine, Escenas de un matrimonio inminente. Tomine es un autor clave en la escena independiente de los años noventa, en los que empezó a publicar su comic book, Optic Nerve, un poco a la manera del Palookaville de Seth o el Eightball de Daniel Clowes. Las historias cortas de Tomine, entre lo cotidiano y lo inquietante, fueron en gran medida responsables de que hace ya más de una década yo descubriera que en los cómics podía contarse de todo. Muchas de ellas, releídas hoy, me siguen pareciendo obra de un autor excelente. Shortcomings fue —en mi opinión— un tropezón del que ahora se recupera con esta pequeña novela gráfica en la que narra nada menos que la antesala de su propia boda.

            Como se cuenta en sus páginas, Escenas de un matrimonio inminente nace como original regalo de recuerdo para los asistentes a la boda, que recibirían un ejemplar. Quizás por eso, por ser un tebeo que iba a leer toda su familia, el tono es muy amable, menos oscuro de lo que en Tomine es habitual. Convertido junto a su pareja en el protagonista, nos cuenta los minuciosos preparativos de su boda, y cómo poco a poco van cayendo en ese torbellino lleno de situaciones absurdas en las que la lógica se toma unas vacaciones. Tomine critica sin maldad, sin meter el dedo en el ojo, con un costumbrismo que huye de la autocomplacencia pero tampoco acude a la autodestrucción. Refleja la resignación con la que la pareja, que se había prometido no convertirse en un par de histéricos egoístas para los que el tono de color de una servilleta o una tipografía en una invitación se convierten en asunto de estado, asume que se ha dejado llevar por la incontenible marea nupcial y no queda otra que apechugar porque, ya que están, lo suyo es que salga lo mejor posible. Entre gruñidos y muchos nervios, ambos se enfrentan a titánicos retos, como escoger un DJ para la fiesta, comprarse la ropa, diseñar las invitaciones o confeccionar la lista de invitados.

            Escenas de un matrimonio inminente es un divertimento de Tomine, un capricho agradable y sin complicaciones que he leído con mucho agrado. Al principio se entra con cierta reserva, pero pronto se empatiza con esa pobre pareja atropellada por las circunstancias. Tomine se nota muy suelto, desenfadado, sin la presión de hacer una gran obra, que creo que fue en parte lo que dio al traste con Shortcomings. Siendo el buen dibujante que es no tiene dificultad en encontrar un estilo adecuado, muy limpio y fino, algo que cuadra perfectamente con el formato pequeño del tebeo.

            Escenas de un matrimonio inminente es el típico cómic que pasa desapercibido, como una obra menor de la que nadie se acordará pasado un tiempo. Sin embargo, como muchas veces pasa, encierra más calidad y sobre todo más verdad que muchas obras mayores. Es un tebeo encantador, que llegará fácilmente a todo el mundo porque todos conocemos a alguien cercano que se ha casado y ha montado la superproducción del siglo. Los casados podrán recordar su propio follón y los solteros sentirán escalofríos. En serio: una lectura muy divertida y agradable.