El otro día, a raiz de esta entrada y los comentarios posteriores, Jeremy Brood nos enviaba la siguiente imagen y texto:
Como podrás ver el rollo va por dibujar mas o menos, simbolismo, conceptualidad, minimalismo, no entorpecer la lectura, sensaciones, etc, etc, etc, etc,…
Las dos maneras son validas, de ninguna manera ese minimalismo conceptual simbólico, tiene que ser mejor. Ni peor. Estamos hablando de tebeos, no de señales de trafico, en las que si es absolutamente necesario el símbolo y los mínimos.
La idea original del debate giraba más bien en torno a las decisiones que llevan al autor a elegir unos determinados encuadres, a imponer un determinado ritmo, a incluir más o menos texto etc., con la intención de provocar unas sensaciones determinadas. Sin embargo, poco a poco se derivó hacia el tema del acabado gráfico, el minimalismo, sobre si una mayor descriptiva gráfica y visual supone siempre una mayor riqueza narrativa, sobre si es mejor dibujar más o dibujar menos… Al igual que al amigo Brood, nos parece muy atrevido hacer este tipo de afirmaciones de forma categórica: unos autores funcionan mejor en un registro y otros en otro, unas historias piden un tratamiento y otras, otro. ¿Sería mejor Peanuts dibujado por Harold Foster? ¿El Príncipe Valiente dibujado por Schulz? ¿Merece siquiera la pena hacer estos ejercicios de especulación? ¿De verdad existen «escuelas» de pensamiento o crítica que abogan exclusivamente por el minimalismo o por el detallismo y el acabado en el dibujo?
¿Nos gustan los cómics o preferimos mirar las espampitas?