Max explica el cierre de NSLM

Valentín Vañó nos remite la siguiente entrevista a Max sobre el cierre de la revista Nosotros Somos Los Muertos que realizó como documentación para el número 3 de El Manglar, y que por razones de espacio quedó fuera de la publicación (muchas gracias, Valentín).

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Durante años, Nosotros Somos Los Muertos (NSLM) fue el refugio de la vanguardia. Nacida del empeño personal de sus editores, Max y Pere Joan, ha sido una revista de referencia cuyas páginas han servido de escaparate para las propuestas más audaces y experimentales. Una labor de pioneros que se ha dado por concluida definitivamente en el número 15, publicado el pasado mes de abril. En las siguientes líneas, Max detalla los pormenores que han provocado esta decisión.

¿Cuáles han sido los condicionantes para el cierre de NSLM?

Hablando claro, la falta de ventas. Desde el nº 8 (2003) hasta el 15 (2007) apenas hemos crecido en lectores. Hemos topado con un techo inamovible y a demasiada poca altura. Hay varias explicaciones: una remitiría a lo genéricamente arriesgado/experimental de nuestra propuesta. Otra al precio de la revista (15 euros), relacionada ésta con el bolsillo del comprador y el tremendo aumento de la oferta de álbumes y novelas gráficas interesantes en las librerías. Otra explicación plausible es que la fórmula revista (conjunto más o menos homogéneo de autores) resulte menos atractiva al comprador que cualquier libro monográfico de un autor que ya sabe que le interesa.

En cualquier caso, el equilibrio que siempre hemos intentado mantener dentro de la revista entre lo experimental y otras propuestas más accesibles se iba volviendo cada vez difícil debido a que estas últimas ya son publicadas con normalidad por otras editoriales con más recursos… Eso nos condenaba a un futuro cada vez más radical y experimental. A mí me hubiera encantado, pero también teníamos claro que las ventas no iban a mejorar así.

Además, nunca hemos pretendido entrar en la competencia mercantil. Nuestra labor ha sido durante años la de suplir las carencias del mercado. Si ya no las hay, no pintamos demasiado en la batalla por las ventas.

Otro condicionante ha sido la imposibilidad de incrementar el precio de página a los autores en cuatro años. No hemos podido pasar del pequeño pago simbólico. Como autores-editores, esto nos resulta especialmente decepcionante.

Pero, en fin, nada de todo esto es un drama. ¡Nadie se va a quedar en el paro por que cierre NSLM!

¿Es un punto y aparte o ésta va a ser la cancelación definitiva deeste proyecto editorial?

La cancelación de NSLM es, esta vez, definitiva. Si hubiera proyectos en el futuro serían otros, aunque lo cierto es que no tenemos nada de nada en mente.

¿Cómo definirías tu posición personal en relación a las revistas de historietas? ¿Qué funciones crees que deberían tener?

Yo crecí como lector de revistas, y me formé profesionalmente como autor en una. No puedo evitar pensar que suponen una riqueza especial. Para los autores son un medio ideal para crecer profesionalmente, para darse a conocer, para ganarse la vida y para entablar un diálogo con otros autores, contrastar su trabajo unos con otros, influenciarse mutuamente, aprender juntos. Las revistas, además, bien dirigidas, pueden crear tendencias, movimientos, vanguardias. Yo he vivido todo esto y sé cuan enriquecedor puede resultar, personal y profesionalmente. Eso sí, una revista jamás puede ser una reunión azarosa o demasiado heterogénea de autores, porque eso jamás ha funcionado. Solo acaban fidelizando a los lectores las revistas que consiguen tener una personalidad distintiva y acusada.

A pesar de las diferentes concepciones editoriales, ¿Qué consideración te merece que el cierre de NSLM coincida con la aparición de nuevas revistas en el mercado actual, como El Manglar o BD Banda?

Estamos encantados de que surjan estas propuestas, por lo que he dicho antes, y nos gusta pensar que en nuestros doce años de existencia alguna labor de mantenimiento habremos hecho en el baldío de las revistas que pueda servir para que las nuevas experiencias que surgen no se encuentren el terreno totalmente endurecido y reseco.

Valentín Vañó