Campbell sobre Schwartz

Hace unas pocas se conocía el fallecimiento de Lew Sayre Schwartz, y hace escasos minutos recibimos un mensaje de Eddie Campbell, admirador y amigo del dibujante americano. A continuación presentamos la traducción de su despedida a Schwatz, que podrá leerse en inglés dentro de poco en The Comics Journal.

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Lew Sayre Schwartz ha fallecido a la edad de 84 años. El hijo de Lew, Andrew, me ha informado hoy por email de que Lew murió a causa de una herida en la cabeza provocada por una caída el pasado mes.

Lew nació en 1926. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, un Lew de 21 años consiguió trabajo como negro de Bob Kane en los cómics de Batman. Dibujó más de 120 historias cortas entre 1947 y 1953. Normalmente dibujaba la historia completa a partir del guión de DC, y sobre ella Kane a veces añadía sus propios retoques en las figuras principales de Batman y Robin antes de enviarla. Lew hizo de negro en otros trabajos aquí y allá, en tiras de prensa diarias, incluidas semanas de Agente Secreto X9 para Mel Graff, y semanas en el Santo. Su firma nunca apareció en ninguno de sus trabajos, pero Lew era bien conocido entre los que hacían cómics. Realizó un gran documental sobre Milton Caniff en 1981, en el que diversas luminarias de nuestro arte fueron entrevistadas en vídeo, incluido el gran Noel Sickles.

Lew abandonó el cómic a mediados de los años 50, después de unirse a una comitiva en Corea para entretener a las tropas, para lo que viajó con un puñado de otros autores de cómic, incluido Irwin Hasen. «Cuando volví, no podía soportar dibujar otra página de Batman«, me dijo, y de ahí pasó a la publicidad en televisión, al principio dibujando storyboards.



En 1961, Lew cofundó la irreverente compañía de publicidad en televisión Ferro, Mogubgub and Schwartz. Trabajaron en la película de Kubrick Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú, para la que crearon un innovador estilo en la rotulación de los créditos. Su larga carrera en televisión llegaría a incluir segmentos de Barrio Sésamo y la dirección de un especial dedicado a Barbra Streisand.

Al retirarse («no existe el retiro», me dijo), Lew volvió al cómic, colaborando con Dick Giordano en una corta adaptación de Moby Dick para el mercado juvenil, así como en una tira titulada The Dinosaur Group que apareció durante cinco años en la página editorial de The Standard Times, un periódico de la costa este. Fue en ese momento, en 2002, cuando fue redescubierto por el mundo del cómic. Ese año fue invitado a la San Diego Comics Convention, y lo fue de nuevo en 2009.



Yo conocía y reconocía el trabajo de Lew en Batman cuando todavía era anónimo, y una vez escribí al respecto en un ensayo online. Me encantaban sus multitudes de pequeñas figuras que parecían vivir en una escala distinta que las figuras de otros artistas que trabajaban en el medio. Poseían un humor desenfadado, en contraste con lo grotesco de Dick Sprang, cuyo trabajo fue contemporáneo del de Schwartz pero que fue acreditado antes, ya que trabajaba a través de las oficinas de DC. Mi artículo sirvió para que me presentasen al dibujante, a quien entrevisté por teléfono para una revista de corta vida que produje. A su vez eso me llevó a entrevistarlo ante el público en San Diego en 2002. Desde el principio fue como si nos adoptásemos el uno al otro, y nos mantuvimos en contacto por teléfono. Mi concepto de mí mismo como artista, cercano a la pretenciosidad, era tomado con ironía por su buen humor y juicioso conocimiento del negocio de ganarse la vida siendo creativo. Lew era un narrador nato con una anécdota divertida para cada ocasión, hábilmente elaborada y contada con un tempo medido. Mi favorita es la de Bill Mauldin, que, después de que le dijeran que su mujer le dejaba, se emborrachó y fue a la oficina del editor para intentar arrancar la página de la dedicatoria de cada una de las copias de su libro recién impreso.

Lew era el puente del arco iris que me conectaba con la gran época de los autores de cómic americanos, un mundo repleto de personajes más grandes que la vida y que parecen mucho más lejanos ahora que Lew se ha ido.

Eddie Campbell