Ya no tengo la mesa de dibujo a metros de la suya, pero seguimos intercambiando dibujos, conversando sobre técnicas, ideas y proyectos, con idéntico entusiasmo. Creo que él –junto con otros dibujantes– allanó muchos caminos para los de mi generación. Nos enseñó que el oficio del humor gráfico puede ser más que hacer dibujos que muevan a la risa.
Y que se puede hacer desde lo que uno es, desde lo que uno piensa y siente; humor de autor.
Con motivo del día del padre, Tute recuerda a su padre, el también dibujante Caloi. Una buena muestra del trabajo de Caloi en la serie Caloidoscopio, aquí.