Entrevista con Brecht Evens



Brecht Evens es fiestero y dormilón, y le gustan el sol y repartir besos. Dibuja cómics, algunos de ellos excelentes, como Un lugar equivocado, que acaba de editar en España Sins entido tras su éxito en Francia, Alemania y Estados Unidos. Evens también es alto, desgarbado y estudiadamente despeinado, y alguno nos ha dicho que tiene mirada de sátiro. Y, por supuesto, derrocha simpatía, como demostró en la entrevista que mantuvimos durante el pasado Saló del Còmic de Barcelona y en la que nos comunicamos directamente en español a petición suya.

No tenía esta pregunta preparada, pero me acabo de enterar de que estudiaste un tiempo en Barcelona, en la escuela de La Massana. ¿Qué tal la experiencia? ¿Aprendiste cosas de tus compañeros?

Sí, fue guay. Había unas veinte personas en la clase, en Gante solo eran seis, y había muchos que hacían cómic. Yo no sabía que podías hacer esto. Yo hacía cómic en Gante, pero en secreto, fuera de la escuela. No era natural, era algo muy esquizofrénico. Pero aquí hacían fanzines, estaban todas estas cosas de Astiberri. En la clase mayor había gente como que ya no estaba pero a los que conocía, como Clara Tanit o Alberto Vázquez. A Clara Tanit la conocí porque intercambiamos pisos. Ella se fue a estudiar a mi piso de Gante a la vez que yo vine a La Massana. Su piso era mucho mejor [ríe].

¿Formasteis algún grupo la gente que hacía cómics? ¿Hiciste algún fanzine aquí?

Sí, he trabajado en Lunettes, que es una gente que conocía.

Tú has estudiado ilustración pero has terminado haciendo cómics. ¿Por qué? ¿Has encontrado que el cómic te llenaba más?

No, yo sabía que quería hacer cómics, pero no fue hasta el último cuando empecé este cómic, Un lugar equivocado. Lo empecé ya en Gante. Le decía a mi profesor, “me gustaría hacer un cómic”. Y me contestaba, “ah, vale, pero esto no… Y los bocadillos de texto tampoco… Sí, pero has de hacerlo bien, estéticamente interesante”.

¿Cómo es el mercado del cómic en tu país? ¿Hay mucha BD estándar o se orienta más bien hacia el cómic alternativo?

No sé comparar, es muy pequeño, Flandes es un país muy pequeño.

Un lugar equivocado no es tu primer cómic largo. ¿Desde cuando llevas intentando trabajar de manera más bien profesional?

Publiqué mi primer tebeo cuando tenía diecinueve años, por casualidad. Había un concurso, y el premio era la publicación del primer libro. Nadie sabía que existía este concurso, solo nos presentamos yo y otros cinco. Y gané yo [risas]. Fue muy guay, fue un comienzo muy fácil.

También he leído que uno de tus cómics venía acompañado de una banda sonora.

Sí, el segundo. Pero no funcionó bien. Estuve dos años trabajando con un grupo para hacer un disco y un libro que al final han seguido sus propios caminos.

Entonces, ¿no conectaron bien la música y el libro?

Es que creo que no era una buena idea. ¿Una banda sonora? No. Lo ves de antemano, sabes que no va a funcionar.

¿Un lugar equivocado es muy distinto de tus anteriores trabajos, o vas siguiendo una línea bastante definida en tus cómics?

Hay cosas que son similares, pero gráficamente es muy distinto. También es porque lo he empezado en la escuela, que me ha forzado a cambiar lo que hacía, a no dibujar todo con el mismo trazo. Fueron unos meses de búsqueda, con mucha frustración, muy difícil. No manejaba bien el color, obtenía resultados horribles. Y al final llegó el momento de “¡eureka!”. Después de “este dibujo es una mierda” llegué a “esto puede funcionar” [risas]. Fue guay.



Después de recibir varios premios, uno de ellos muy importante en Angoulême, ¿ves tu obra de forma distinta debido al reconocimiento del público y de la crítica?

Creo que no me ha afectado mucho. Los últimos meses de hacer un tebeo grande, ya no te gusta. Solo ves lo peor, lo que no está bien y lo que nunca vas a poder corregir.  Pero bueno, el premio me hace pensar que a lo mejor el tebeo está bastante bien. Ha funcionado mucho mejor de lo que pensaba. Ya hace dos años que lo publiqué, y ahora todavía se está vendiendo.

Tu cómic es bastante sorprendente a nivel formal en cuanto al dibujo y la forma en que secuencias la acción, pero supongo que hay algo que te inspira para llegar a este estilo.

Sí, para Un lugar equivocado me inspiré en George Grosz, un dibujante de principios del siglo XX. También Blexbolex, Atak… Y un toque de Ever Meulen. Él también es profesor de mi escuela, aunque no lo he tenido como profesor personal. Él cree que hago algo muy distinto a él, porque es un hombre muy férreo. Dice “tú ahí, con tus pinceles…”, y yo le digo, “¡pero si he robado muchas cosas de ti! Mira lo que te robo, con este juego con los espacios…” [risas].



El aspecto final de tus páginas con acuarela parece muy espontáneo, pero ¿realmente es espontáneo o hay mucha planificación?

No, es muy crudo. Empiezo con un pincel grande y dos colores, para obtener una atmósfera, y después hago detalles, pero queda visible toda la crudeza inicial, no la toco. Es espontáneo. No pinto todo el tiempo. Miro en el mismo momento. “Si hago esto, después no podré hacer esto otro”.

¿Y vuelves atrás, para corregir cosas? ¿Revisas las páginas?

A veces, a veces el dibujo no está bien, pero casi siempre lo utilizo. ¡Es mucho trabajo! [risas].

En Un lugar equivocado no utilizas casi nunca el recuadro de la viñeta ni los bocadillos, y todo parece muy integrado en el dibujo, muy orgánico.

Es un experimento. Esto es lo único que tenía buena pinta, no conseguía hacer bocadillos bonitos. Y experimentando encontré el recurso de colores que corresponden a los personajes. Y en el tema de los recuadros, hay muchos dibujos que son a página completa, y entonces ya hay recuadro, la propia página es el recuadro. Cuando necesito un espacio donde la luz y la sombra son importantes, necesito un recuadro, pero donde hay movimiento prefiero usar siluetas en la página en blanco, se ve mejor el movimiento.



Sí, esa era otra pregunta. Algunas páginas tienen mucho espacio en blanco mientras que otras están llenas de color. Esto tiene una intención narrativa, supongo.

Sí, donde hay un espacio con mucha oscuridad, con luz atmosférica como la discoteca, todo está muy lleno, y es difícil hacerlo sin que el dibujo se vuelva pesado y muerto.

Otra cosa que me ha sorprendido es el tono del libro, que en cierto modo recuerda bastante a una novela.

La estructura de Un lugar equivocado no es la habitual de presentación, nudo y desenlace, sino que hay varios momentos aislados divididos, tres momentos distintos. ¿Por qué has decidido estructurarlo así?

Lo he ido cambiando sobre la marcha. El resultado final es muy orgánico. “No voy a hacer esto finalmente, voy a hacer otra cosa”. Son tres partes, una especie de arco de tensión, pero no he estructurado mucho el libro, no está muy planeado como historia, no hay un guión previo.

¿Qué representan los dos personajes principales de la historia, Robbie y Gary?

Son arquetipos, su función en la historia es muy arquetípica. A uno no le va bien y a otro le sale todo muy bien. Y también he intentado demostrar que son humanos, que son personas, pero comienzan como arquetipos.



Pero aunque usas arquetipos tampoco intentas llegar a una conclusión cerrada.

No, no es una tesis. No pretendo transmitir un mensaje.

Leyendo tu trabajo me he acordado de otros autores muy jóvenes, como Dash Shaw, no sé si lo conoces…

Sí, lo conocí el fin de semana pasado en Nueva York en el MoCCA. Fue guay, porque tiene exactamente mi edad y también tiene mi pelo [risas]. Me gusta su trabajo. He visto Bodyworld y no es muy estético, pero está lleno de códigos, de ideas, de imágenes.

¿Y Bastien Vivès?

Sí, lo mismo, lo conocí en Bolonia. Hemos bailado. Baila muy bien [risas].

¿Tú te planteas el cómic como medio para ganarte la vida?

Sí. De momento es posible a través de subvenciones, en Flandes hay muchas, hay mucho apoyo. Si tengo subvenciones, el resto me va bien, no tengo problemas morales [risas].

¿Tienes algo planeado para el futuro?

Sí, es una historia que transcurre en la campiña, durante las preparaciones de un pequeño festival de arte. Lo que mola es la interacción de un pequeño grupo de personajes, seis o siete.

¿Es estéticamente parecido a Un lugar equivocado?

Sí, son los mismos materiales. Lo que cambia visualmente es el decorado, que es bucólico. Y las influencias también son distintas, me he fijado en David Hockney y la pintura medieval. Gente que dibuja bien las plantas [risas].