Cecil y Jordan en Nueva York (Gabrielle Bell)


Cecil y Jordan en Nueva York (Gabrielle Bell). La Cúpula 2011. Cartoné. 17 x 24 cm. 160 págs. Color. 20 €



Este Cecil y Jordan en Nueva York recoge historias publicadas por la autora entre 2005 y 2007 en varias publicaciones como su autopublicado Lucky, el Mome de Fantagraphics, The D+Q Showcase Book Four de Drawn and Quaterly o Kramers Ergot (reverencia). Es por tanto una muestra del trabajo de Gabrielle Bell y podremos apreciar evolución y variedad. Sin entrar en los argumentos si que podemos hablar de historias de un corte entre autobiográfico o cotidiano a otras de ficción. ¡Enemigos de la autobiografía no huyan! Gabrielle Bell es hábil e introduce en algunas de sus historias elementos fantásticos dotando esos relatos de un punto imaginativo y de contraste. Un buen ejemplo es la historia que da nombre al libro, Cecil y Jordan en Nueva York. De ella y su adaptación al cine hablamos aquí.


Interior Design, del director Michel Gondry

En esta recopilación hay historias que abarcan aproximadamente el periodo de 2004 a 2008 por lo que se puede apreciar una evolución en el trazo de la autora para una evidentísima mejora. Es más, si visitan la web de la autora verán como su trabajo actual es incluso mejor que lo que muestra esta recopilación. Pero centrémonos en este volumen. La elección de Gabrielle Bell es clara, hablar de lo cotidiano y lo íntimo desde una aparente falta de emoción o expresividad. Un reto, busquen un primer plano en todo el cómic. ¿Ninguno? Ahí está. Aparente distancia emocional. Decimos aparente porque las historias tratan la soledad, la incomprensión, la infancia desde esa óptica distante pero sin esconder ningún hecho. Ese contraste entre lo que sucede y cómo lo cuenta funciona perfectamente. Incluso llega a incomodar la frialdad del planteamiento antes escenas realmente de contenido tenso o dramático. La historia Una tarde o Pégame son un buen ejemplo.

Además, ocasionalmente, se introduce un ingrediente de fantasía que desvía las historias por un camino imprevisto. A veces, incluso el relato tiene un marco de ensoñación absoluto pero lo cotidiano sigue presente en el entorno o el tratamiento. La historia Mi dolencia o Cecil y Jordan en Nueva York son un buen ejemplo de ello. ¿Y que hay de la autobiografía que decíamos al principio? Pues en algunas historias es evidente (la protagonista se llama Gabrielle) en otras se respira un aire a historieta de la experiencia, de anécdotas recopiladas, de momentos mezclados con ficción, aderezados con recuerdos. En fin, la memoria es traicionera así que la misma autobiografía está llena de inventos. En cualquier caso, Gabrielle Bell maneja la narración de las pequeños momentos (importantes o no), nos mantiene atentos y nos invita a no perderle la pista.