TNY: Adrian Tomine

Ya ha llegado el turno en este repaso a los portadistas comiqueros que en The New Yorker han sido, a la sangre nueva. En este caso, a Adrian Tomine, un dibujante que por su elegancia y mirada oblícua al abordar la representación gráfica de la realidad, siempre nos ha parecido que podía tener madera de portadista e ilustrador. Le faltan a sus portadas, eso sí, algo de fuerza y mordiente, carencias que trata de mitigar con lo que mejor sabe, esa especie de concepción austera (de Paul Auster, claro) de la realidad, del azar, y de la vida como literatura (y viceversa). Vamos, que de las ocho nueve portadas que ha publicado en The New Yorker, las seis primeras tienen que ver con la lectura y la literatura, y todas ellas a su vez proponen posibles historias a partir de una imagen única (no son simbólicas ni ilustrativas, sino eminentemente narrativas), siempre con la juventud como protagonista y con una mirada que sabe hacer protagonista a la mujer. Características todas ellas que encontramos también en su obra historietística, todo sea dicho. Pero vean, vean…






[ACTUALIZACIÓN] Y más.

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