Los ojos del bosque (Tom Tirabosco). Sins entido, 2004. Cartoné. 64 págs. Color. 14,90 €
Hay historias que te atraen desde el primer momento: estás convencida que te van a gustar, aunque no sabes decir muy bien el por qué. Son un cúmulo de circunstancias y en un tebeo, la parte visual juega un papel fundamental: la presentación, la edición, si es en color o en blanco y negro, la portada… que pueden conseguir que te decidas a favor o en contra.
Algo de todo esto nos encontramos en Los Ojos del Bosque, de Tom Tirabosco. En la portada y en el interior de esta fantástica y cuidada edición de Sins entido hay mucho, mucho color y un dibujo muy detallado, pero con un toque infantil, como si hubiésemos dejado a un pequeño y maravilloso artista una caja de ceras blandas. Es evidente que el resultado sería otro bien distinto, pero a mi no puede evitar el recordarme lo que se llega a disfrutar jugando con los colores, tanto como con un resultado tan maravilloso como éste, aunque detrás de tal profusión de color, se intuye algo más.
Aquí, los paisajes de Tom Tirabosco presumen de ser vivos, alegres, amplios y abiertos, pero guardan una oscuridad, un secreto, que crea un ambiente opresivo en la mayoría de las viñetas. Este secreto también es guardado, escondido bajo siete llaves por todos y cada uno de los personajes, cuyos rostros y actitudes aparecen casi siempre en tensión, sin apenas sonreir, suspicaces, desconfiados,… aunque podríamos exceptuar a la niña, único ser que parece libre y feliz en este pueblo, en el que se ha creado un mundo a su medida con su propia vía de escape para la infelicidad que siente a su alrededor.
La trama de Los ojos del bosque se desarrolla en un pequeño pueblo al que acaba de trasladarse una familia: el padre, heredero de la gran mansión, su esposa y la hija, que se encuentra a las mil maravillas en este nuevo territorio en el que todo está por explorar y que le sirve de refugio de las tensiones más que evidentes entre sus progenitores.
Como podemos suponer, subyace mucho más de lo que aparece a primera vista, como en cualquier pueblo, en cualquier vida aparentemente apacible y tranquila: todo el mundo se guarda secretos que creen inconfesables, que al mismo tiempo se sabe que terminarán saliendo a la luz y entonces o bien no parecerán tan terribles como se suponían, o bien serán el desencadenante de una sucesión de acontecimientos que terminarán por cambiar todo lo que antes se daba por hecho. Y, desde luego, alguien terminará pagando las consecuencias, para bien o para mal: ese punto lo decidirá el lector, pues en sus manos está el ser juez o juez y parte, o tal vez, no decantarse o ninguna de estas dos opciones e inventarse la suya propia.
A mi sólo me queda recomendarle su lectura pensando en que les pueda gustar y pedirles, si les apetece, que se pasen luego a contarnos hasta qué punto comparten o discrepan de los puntos de vista aquí expuestos.
Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo