Me niego a trabajar para nadie bajo esos términos



Uno de los editores artísticos, Françoise Mouly, la mujer de Art Spiegelman, me pidió que les enviase tanto portadas como historietas. No recuerdo por qué, pero todas las historietas acabaron siendo colaboraciones con Aline. Supongo que tal vez, probablemente, fuera porque no me sentía cómodo haciendo historietas para The New Yorker, por todas esas restricciones y limtaciones obvias -no sexo explícito, etcétera-, pero, demonios, pagaban bien, y es fácil hacer esas historietas con Aline sin sentirse terriblemente constreñido. Pero empecé a sentirme en una situación comprometida después de que un editor rechazara una portada que hice para ellos y no me diera ninguna explicación, así que se acabó mi trabajo para The New Yorker. Me niego a trabajar para nadie bajo esos términos, no importa lo mucho que paguen. Vi lo que eso provocó en la confianza como artista de Harvey Kurtzman, y cuando todavía era un veninteañero, decidí que nunca caería en una trampa así.

Traducido de The Creators Project.

[Vía: The Comics Reporter]