Mamut: Mi primer cómic (Maxi Luchini y Ed)

Bajo este título se encuentra una colección de tebeos hechos para los primeros encuentros de los niños con la lectura de cómics.

La lectura tiene su propio código, la letra escrita, que hay que aprender para poder saber, disfrutar, conocer, responder, cuestionarse qué se encuentra tras esas líneas de extraños caracteres colocados en perfecta fila india horizontal. Pero antes de llegar a éste, los niños infieren el significado si la grafía va acompañada de ilustraciones, fotografías y montajes que se despliegan en tres dimensiones, por ejemplo. Y con anterioridad a esta simbiosis, sabemos que podemos contar una historia tan sólo con dibujos, significantes llenos de significado a tan sólo un abrir y cerrar de ojos.

Sabiendo todo esto, ¡qué buena idea la de Bang Ediciones que nos proponen, título tras título, que podamos ir enseñando a nuestros pequeños el placer de la lectura a través del placer de la lectura de tebeos. Para ello, nos ofertan diferentes colecciones dirigidas a diferentes lectores, entre las que encontramos la que hoy nos ocupa: Mamut, mi primer cómic, dirigida por Maxi Luchini y Ed, quienes realizan, desde luestro punto de vista, una labor que viene a rellenar un hueco descuidado por las editoriales de cómics en general: el tebeo, en contra de su coletilla de entretenimiento infantil está destinado, casi en exclusividad, al público adulto. La oferta de literatura infantil es enorme y muy variopinta y por eso mismo, los tebeos concebidos para niños deben ocupar su puesto dentro de esas lecturas tan amplias y abiertas.

Manu en la playa, de Diego Arandojo y Ed. Cartoné. 40 págs. Color. 13 €. Portada de la edición en catalán.

Federico. Tenis sobre hielo, de Maxi Luchini. Cartoné. 40 págs. Color. 13 €.

En el pasado Saló de Barcelona, conseguimos Manu en la playa, con guión de Diego Arandojo y dibujos de Ed, y también Federico, tenis sobre hielo, obra de Maxi Luchini, dos obras que cumplen con su cometido perfectamente: cuentan historias divertidas, disparatadas, cercanas e interesantes, con humor y ternura, a través de los recursos del lenguaje del cómic.

Hacer tebeos de estas características no es tarea fácil, ya que se cuenta sólo con los dibujos y ningún tipo de apoyo escrito (si exceptuamos alguna que otra onomatopeya y las risas) por lo que el guión debe estar milimetrado para que estos lectores primerizos no se pierdan; asimismo el dibujo tiene que contar lo que está sucediendo al tiempo que prepara al muchachito para el lenguaje propio del cómic: un equilibrado balance entre lo que se puede decir, sin decirlo y lo que hay que dejar a la imaginación personal, para cubrir lo que no aparece.

Ya sabemos que podemos llegar a ser pesados al regalar tebeos intentando captar fieles a la causa y sabemos, también, lo complicado que puede resultar tratar de convencer a un adulto para que lea tebeos. Comencemos, pues, por los pequeños de nuestro alrededor y tal vez consigamos algún que otro futuro compañero de fatigas comiqueras.