Dámsmitt (Benlloch & Cráneo)

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Dámsmitt (Benlloch & Cráneo). Dibbuks, 2006. Rústica. B/N y bitono. 64 págs. 10 €


Hay tebeos que lees, olvidas a los cinco minutos, y jamás volverás a leer. Con otros sucede lo contrario: los lees, no los puedes olvidar y los lees otra vez. Y otra. Eso es lo que me ha pasado con este Dámsmitt. Abre tantos frentes, toca tantos temas desde distintos ángulos que me he acordado de las bibliotecas infinitas de Borges, donde todas las historias están contenidas. Intriga, política, fantasía, amor roto, relaciones interpersonales, obsesión, un toque de terror, todo se entrelaza de un modo natural, como en la vida real, para tejer una historia compleja y con muchos matices pero que se lee con la sencillez de un cuento. Y precisamente me parece que ahí es donde reside el valor de esta obra, la naturalidad con la que se integran en la narración todos sus elementos, incluidos los más fantásticos, un poco a la manera de la literatura de realismo fantástico donde parece que sobre la realidad flota un mundo paralelo donde todo es posible.

Sería estúpido hacer un resumen de la trama, porque hay distintas líneas, algunas tratadas más en profundidad, otras sólo esbozadas, y todas ellas contribuyen con la misma importancia a la redondez del resultado, pero digamos que a grandes rasgos la historia se centra en dos empleados del servicio de Correos en un mundo paralelo o en un pasado imaginario cercano a los inicios del siglo XX y a un mcguffin que hace aflorar lo más íntimo de los personajes, cada uno con sus propias cargas y pasado que se va desvelando poco a poco. En muchos momentos da la sensación de que Benlloch trata de contarnos algo más allá de lo que vemos impreso en el papel, de remover nuestros sentimientos para que busquemos respuestas a las preguntas que los personajes no saben responder, porque como buen cuento, lo que importa no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta y, sobre todo, cuál es el sentido oculto, un poco a la manera, por poner un referente patrio y salvando las distancias, de Luis Durán. Aún así, la historia tiene un ritmo muy acertado, donde la sensación de tragedia va creciendo página a página, donde los diálogos suenan creíbles y naturales, donde los secretos del pasado de los protagonistas se van desvelando con cuentagotas, donde los personajes tienen que enfrentarse a sus miedos, uno mediante la evasión y el escapismo y otro de forma más directa sin que en ningún momento intuyamos cuál puede ser el desenlace. Al final (previo al epílogo), una revelación nos hará releer la historia con nuevos ojos y entender muchas más cosas, que ya estaban ahí pero que tal vez no habíamos sabido percibir. Por si esto fuera poco, los autores nos ofrecen un epílogo doble, cuatro páginas en forma de cómic y otras cuatro en forma de “revista ilustrada” que añadirán matices y redondearán el tono de cuento de la obra.

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El dibujo de Cráneo en blanco y negro con el añadido del tono sepia para dar profundidad, iba a decir que recrea, pero más bien evoca el mundo casi onírico en que se desarrolla la trama, con multitud de detalles que le dan verosimilitud y un aire retro muy logrado. Sencillo, claro y elegante, me ha recordado en el aspecto gráfico a Mirchamut y a Pere Joan, pero con un aire más sombrío debido a un mayor uso de negros. Con un estilo cercano a la caricatura para los personajes y más realista para los fondos, crea imágenes de gran impacto que se entrelazan a la perfección con el tono poético de la narración. En general la narrativa es clásica y fluida, pero en ocasiones Benlloch y Cráneo se permiten ciertos juegos con la composición creando páginas simétricas, alterando el sentido habitual de lectura o enmarcando varias acciones en alguna viñeta, siempre de forma muy natural, sin llamar la atención sobre el recurso.

Dámsmitt es un tebeo que cuenta mucho y lo cuenta muy bien, de los que no se ven muy a menudo por estos lares, no deberíais dejarlo escapar si os gustan los cuentos con un toque macabro.

4
Excelente, tebeos como este hacen grande el cómic.



el tio berni