Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía (David Michaelis)


Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía (David Michaelis). Es Pop, 2009. Cartoné. 608 págs. 26 €

Si un personaje de cómic no necesita presentación, ese es Charlie Brown. Y Snoopy, claro. Incluso en España. Cincuenta años de aparición diaria en prensa y decenas de libros, calendarios y agendas lo avalan, por no hablar de una gama inimaginable de productos de merchandising y patrocinios varios. Por supuesto, su creador, Charles Schulz, terminó por ser una celebridad –multimillonaria- en su país de origen, y la biografía escrita por David Michaelis sirve para entender cómo alcanzó el estrellato, cómo soportó el peso de la fama y hasta qué punto sus personajes acabaron siendo su pasión y su refugio.



Posiblemente uno de los mayores logros de los que pueda enorgullecerse una biografía sea que, además de presentar los hechos bien documentados y con claridad, lo haga de una forma amena. Este es el caso del libro que nos ocupa, escrito de forma dinámica, elegante y no carente de cierto estilo literario, sin caer en la licencia poética. Michaelis ya había abordado antes tanto la novela (Boy, Girl, Boy, Girl; Bantam, 1989) como la biografía (NC Wyeth. A biography; Knopf, 1998), y sus tablas son evidentes en este libro, en el que no se limita a realizar una enumeración de eventos sino que formula una hipótesis de trabajo que trata de demostrar a lo largo del libro apoyándose en la propia vida del autor. Dicha hipótesis puede dividirse en realidad en dos. En primer lugar Michaelis utiliza la descripción del entorno del Schulz niño, adolescente y joven adulto, su habilidad desde niño para el dibujo, su paso por el colegio y el Ejército, sus amores de juventud, para definir algunos elementos de su carácter que conducirán a la creación de Peanuts. Algunos de estos elementos pueden ser su capacidad de trabajo, su tenacidad, su inmunidad al desaliento, su sensibilidad, la firmeza de sus convicciones. Pero también su dificultad para relacionarse con quienes le rodean, su soberbia, su dependencia familiar. La segunda de las hipótesis de Michaelis, el carácter eminentemente autobiográfico de Peanuts, viene ya refrendada por Schulz, y es que el autor afirmaba en entrevistas que quien quisiera conocerle de verdad solo tenía que leer la tira. Michaelis reproduce en el libro cerca de 250 tiras con las que –además de realizar algún análisis narrativo bastante acertado- pretende reflejar momentos y situaciones concretas de la vida de Schulz. Este paralelismo, que es uno de los puntales del libro, se convierte a la vez en elemento positivo y negativo. Positivo porque es evidente la correlación entre la vida de Schulz , las decepciones de Carlitos y las fantasías de Snoopy, porque sus personajes a menudo dicen lo que el autor no se atrevió a decir en persona, porque las situaciones en la tira sirven para exorcizar los demonios internos del autor. Y negativo porque la propia tira se resiente al descubrir el lector hasta que punto su base es autobiográfica. Es un poco como si el mago revelase el truco, como si de repente el mundo de Peanuts, tan real que Charlie Brown recibía cartas cada San Valentín, se convirtiera en un decorado para que Schulz escenifique sus frustraciones. Evidentemente, esto no resta méritos al libro, pero puede hacer que la percepción del lector sobre la tira varíe de forma importante. Haciendo honor al título del libro, Michaelis también glosa la historia de la tira, su popularidad, las cifras de ventas sin precedentes, la llegada a la luna de Snoopy, la ruptura de los personajes de su cárcel de papel para llegar al teatro, a la televisión, a los hogares de todos los norteamericanos, su canonización como iconos de masas.



Hasta ahora la imagen que se había generalizado de Schulz era la del americano perfecto, hecho a sí mismo, afable, familiar, inocente, “muy Charlie Brown”. Este libro revela algunas de sus fobias y debilidades, ninguna de ellas lo suficientemente escandalosa como para provocar un giro radical en su imagen, pero sí para humanizarlo. Según la interpretación psicológica de Michaelis –tal vez excesiva-, Schulz sufría de una gran incapacidad para demostrar sus sentimientos incluso dentro de su familia, era muy celoso de su trabajo, ansiaba alcanzar el éxito y sobre todo conservarlo, lo que le llevaba a adoptar posiciones contradictorias, sufría de agorafobia, y, en líneas generales, durante toda su vida mantuvo una personalidad tendente a la depresión y la melancolía. Estos rasgos negativos apuntados por Michaelis fueron refutados por Monte Schulz, hijo del autor, en un extenso escrito en The Comics Journal #290. En realidad, esta defensa de su padre puede considerarse innecesaria: si bien el libro incide en todos estos elementos, en gran medida interpretativos, ni lo hace de manera burda y desconsiderada, ni se ceba en ellos. Schulz no sale mal parado. Si acaso, la leyenda del creador de Peanuts se agiganta al comprobar que el genio también era un hombre, que supo reírse en público de sí mismo y que tampoco él, con su enorme éxito, puedo alcanzar a la niña pelirroja.



Enlaces de interés

Dossier de prensa de la editorial española, con extracto del libro
Web norteamircana del libro
Reseña publicada en ABCD
Reseña publicada en Público
Todas las tiras de Peanuts