Gotham Central nº1 (Brubaker, Rucka & Scott)

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Gotham Central nº1 (Brubaker, Rucka y Scott). Planeta, 2006. Formato prestigio. Color. 72 págs. 6,50 €.


Recuerdo el impacto que me causó allá por los primeros ‘80s la serie Canción triste de Hill Steet. Cuando tras los años he tratado de analizar el por qué, me he dado cuenta de que esta serie de policías ofrecía lo que no tenían otras. Personas. Sí, Colombo andaba por allí desentrañando casos, Starsky y Hutch fardando de coche y Los hombres de Harrelson resolviendo las más difíciles situaciones. Pero no había nada como la comisaría de Hill Street, porque aquellos tipos, además de cazar a los malos, tenían una vida. Tenían problemas con sus mujeres, con el alcohol, problemas de relación con la sociedad, remordimientos… problemas reales. Además, no dejaban los problemas al entrar por la puerta de la comisaría, porque, fíjate tú, eran humanos, y eso creaba tensiones, discusiones, amistades y odios. Y este es básicamente el esquema que han utilizado Brubaker, Rucka y Lark para crear Gotham Central y que la convierte en una serie tan atractiva.

Gotham Central representa la contrapartida humana a la lucha contra el crimen en una ciudad cargada de violencia y crímenes como es Gotham, una comisaría de policía donde sus miembros tienen que luchar contra la locura que suponen los supertipos (de ambos bandos) en la calle. No podemos esperar que Batman lo resuelva todo…
Brubaker y Rucka consiguen a base de pinceladas ir definiendo la personalidad de cada uno de los miembros de Gotham Central, con unos diálogos reales (muérete de envidia, Tarantino), situaciones costumbristas y reacciones lógicas y muy humanas, todas ellas características tan poco frecuentes en los cómics mainstream de hoy en día, y logran involucrarnos en las historias y hacer que nos preocupemos por el destino de los personajes. De vez en cuando aparecerá un supertipo por aquí o un supermalo por allá, más como reclamo para el lector habitual de superhéroes y para justificar la ubicación de la comisaría que otra cosa, pero no son las peleas épicas ni los superingenios para dominar el mundo lo que aquí cuenta, sino las consecuencias que en la vida del americano medio provoca la actividad de estos super-algo.

Hasta aquí hemos glosado las virtudes de Gotham Central, pero sin embargo no es una serie perfecta. En su afán por hacer creíbles a los personajes, Brubaker y Rucka a veces se olvidan de que toda buena historia policíaca debe contar con una trama y un enigma consistentes y eso, en ocasiones, se pierde, especialmente cuando se trata de la resolución del caso, que suele resultar demasiado casual y poco elaborado.

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Los tres primeros arcos argumentales de la serie, que abarcan los números 1 a 15 de la serie regular, fueron editados por Norma, y cuentan con el dibujo exquisito de Michael Lark (salvo por algún fill-in), que sabe imprimir el tono negrísimo que la serie necesita, con esa Gotham oscura y lluviosa, llena de parkings siniestros, edificios ruinosos y callejones sin salida. Consigue también dotar de personalidad propia a cada personaje y encontrar el encuadre y el gesto exacto para hacer fluida una narración llena de conversaciones, y su habilidad para el contraste es perfecta para este tipo de narraciones. El volumen que nos ocupa en esta reseña, primer arco argumental editado por Planeta (números 16 a 18 de la edición USA), no cuenta por desgracia con el toque de Lark, y eso se nota mucho, ya que las carencias del guión se hacen más evidentes que nunca. No es que Greg Scott haga un mal trabajo, ya que ha sabido captar en parte la atmósfera gris de la serie, y su trazo llega a recordar al de Lark en ocasiones, pero… no es lo mismo. La historia que aquí se narra sigue la estela de sus predecesoras, adentrándose un poco más en la vida de los miembros de la comisaría, pero se pierde completamente en cuanto a la investigación policial se refiere, que acaba por importarle un bledo al lector. Planeta ha tenido la mala fortuna de tomar la serie en uno de sus puntos más flojos hasta el momento, pero en líneas generales, Gotham Central merece mucho la pena (digamos que merece un 3 sobre 5), y esperemos que en el próximo arco argumental, en el que se recupera a Lark a los lápices, se recupere también el tono de la serie.

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Interesante, pero no resiste una purga por motivos de espacio.


el tio berni