Hellville (Thomas Ott)

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Hellville (Thomas Ott). La Cúpula, 2006. Rústica con solapas. B/N, 104 págs, 11,95 €

Thomas Ott es un suizo al que agradecemos como lectores y como seres humanos que se haya dedicado al cómic y no a actuar de payaso en fiestas infantiles como otros… Gracias a La Cúpula, hemos podido disfrutar en nuestro país de sus obras Greetings from Hellville y Dead End (ambas en la colección Brut Comix) y Cinema Panopticum, con edición doble en rústica y cartoné (limitadísima). En vista de que parece que el autor funciona, ahora se han decidido a editar en formato novela gráfica, con un diseño cuidado y elegante y excelente papel, una recopilación de sus historias cortas que comprende el mencionado Greetings from Hellville y el inédito en forma de álbum en nuestro país T. Ott´s Tales of Error (aunque creo que se publicó en la revista El Vívora).

Ott escribe historias de miedo (y gracias a la ambivalencia del castellano, esta frase tiene un doble sentido muy apropiado). Lo hace al estilo de las viejas historias de la EC, jugando con la creación de un ambiente y desarrollo inquietantes que desembocan en un final sorprendente (y horrible) que de algún modo da un nuevo significado a las páginas precedentes. Lo hace con dos particularidades muy poco habituales: no utiliza textos (ni diálogos ni textos de apoyo) y dibuja “blanco sobre negro”, una técnica que ya vimos por aquí hace tiempo de la mano de María Colino. Es sorprendente la intensidad que alcanzan sus viñetas mediante esta técnica, reforzada por la ausencia de cualquier palabra que desvíe nuestra atención de la imagen, y como consigue en cada viñeta dar con la iluminación necesaria que enfatice su sentido, de un modo muy expresionista. Utiliza además a menudo la visión subjetiva, implicando al lector en lo narrado, no permitiéndole permanecer ajeno a los hechos, introduciéndolo de lleno en el horror. Precisamente lo que cualquier historia de terror debería hacer… La sensación de desasosiego no abandona ni un segundo al indefenso lector, que se sumerge en el mundo de Ott, repleto de inadaptados, de casualidades atroces, de esquizofrenia y se ha de agarrar al “esto sólo es un fantasía” porque en el fondo comprende que no son sino sus propios terrores atávicos los que Ott está excavando con su pincel blanco sobre el negro de la noche cerrada y los gatos negros.

Raros son los autores que hoy en día se entregan con pasión al género de terror puro (y por favor, no me recuerden al nefasto Steve Niles), y se agradece que aún queden personas que sepan hacer que nos retorzamos inquietos en el sillón y que evitemos mirar atrás… por si acaso. Ott lo consigue, sin duda, y gracias a su dominio del dibujo consigue también que releamos con placer y renovado interés sus historias una y otra vez, porque ha pesar de haber perdido la baza de la sorpresa final, somos incapaces de evitar esa sensación de morbo malsano que producen. Y es que Ott, es un monstruo.

4
Excelente, tebeos como éste hacen grande al cómic


el tio berni


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Thomas Ott, en blanco y negro