Hágase el murciélago. Batman y yo

En 1989, coincidiendo con el estreno de la primera película de Batman dirigida por Tim Burton, Bob Kane escribió su autobiografía en colaboración con Tom Andrae. Kane dedica el libro (entre otros) a la memoria de Bill Finger. Extractamos y traducimos prácticamente todo el tecto relacionado con el origen de Batman, donde, además de incurrir en contradicciones varias, admite al fin (tras su negativa en aquella famosa carta) la participación importante de Finger en el nacimiento del Hombre Murciélago. Es interesante notar que entre aquella carta (1965) y este texto (1989), apareció la Enciclopedia de los Cómics de Jim Steranko (1970)… donde se hace relato contrastado de la auténtica historia. Paradójicamente, cuando en este libro Kane relata el origen de Batman, reafirma en muchos puntos la versión de Steranko (desmintiendo por tanto anteriores declaraciones en las que no atribuía ningún papel relevante a Finger) e incluso copia, de manera literal, muchos párrafos.

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Vince Sullivan jugó un papel importante en mi vida. Un día tomamos una copa y le enseñé algunos dibujos de Flash Gordon que había hecho. Yo era muy bueno copiando, y me dijo, “Sabes, Bob, tu material es parecidísimo al de Alex Raymond. Podrías pasarte al material superheroico.” Yo había estado haciendo cómic de humor, como he mencionado, y Sullivan dijo, “Hay un personaje llamado Superman de Siegel y Shuster, y están ganado 800 dólares a la semana por cada entrega.” Yo sólo estaba ganando 35-50 dólares a la semana por aquel entonces. Dije, “¡Dios mío, si pudiera ganar ese dinero!” Sullivan continuó. “Estamos buscando otro superhéroe. ¿Crees que se te puede ocurrir uno?” Eso fue un viernes. Yo dije, “¡Para ganar esa cantidad de dinero, tendré uno para ti el lunes!”

De modo que durante el fin de semana diseñé una especie de superhéroe desnudo en la página, con una figura que parecía Superman o Flash Gordon. Coloqué una hoja de papel transparente encima de manera que podía crear nuevos trajes que me agradasen. Entonces, POW! Me vino como una ráfaga –como el viejo cliché de una bombilla eléctrica encendiéndose sobre la cabeza de un personaje de caricatura cuando tiene una idea. Recordé el dibujo de Leonardo da Vinci de una máquina voladora similar a un murciélago.

Siempre tuve una curiosidad insaciable sobre los orígenes de hechos famosos, incluida la inspiración para varios inventos. Cuando tenía trece años, descubrí un libro de inventos de Leonardo da Vinci –él creó la máquina de vapor, y los primeros elevadores de grandes pesos. No sólo era un inventor sin par, sino un pintor magistral, el pintor de la incomparable Mona Lisa de la enigmática sonrisa.

Yo estaba fascinado por todas las invenciones que creó Leonardo, pero lo que más me inspiró fue su máquina voladora. Se llamaba “Ornitóptero”, pero en realidad era el primer aeroplano. En realidad era un planeador –un trineo con unas grandes alas de murciélago unidas con un hombre en el medio. Se supone que sería capaz de volar saltando de una montaña, y Leonardo realmente mandó hombres a saltar de las montañas con este artilugio.

Pero al principio, incluso el maestro cometió un error. Había diseñado las alas de modo que aleteasen arriba y abajo como las de un pájaro en vuelo. El resultado fue que, cuando un hombre despegaba, quedaba suspendido en medio del aire y luego, como un dibujo animado, caía al suelo y se estrellaba. da Vinci perdió muchos experimentadores intrépidos debido a su error. Luego se dio cuenta de que las gaviotas planeaban por el aire porque sus alas eran estables. De mdo que estabilizando las alas de su trineo, los hombres eran realmente capaces de despegar desde la falda de una montaña y planear hasta abajo.

Tras descubrir este libro sobre da Vinci, había hecho algunos bocetos burdos de su máquina voladora y los había guardado en un viejo arcón. Lo había olvidado durante años –hasta ahora. Corrí al arcón, saqué los bates de béisbol, pelotas de baloncesto, patines y otra parafernalia que había guardado allí, y encontré los dibujos en el fondo. En uno de ellos había dibujado un hombre-pájaro u hombre-halcón, y también un hombre-murciélago. Supongo que estaba confundido sobre si el trineo parecía un pájaro o un murciélago e incluso había tachado las palabras “hombre-pájaro” y las había cambiado por “hombre-murciélago”.

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Los supestos diseños de 1934 de Kane basados en da Vinci. Nótese que a lo largo de la biografía, Kane miente también sobre su edad, haciéndose pasar por más joven de lo que es.


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Primeros diseños definitivos para dibujar la primera historia de Batman


Mirándolo ahora, el trineo de Leonardo claramente me parecía más un hombre-murciélago. En realidad, incluso había escrito una cita suya en mi dibujo –“Y tu pájaro no tendrá otro modelo que un murciélago.” De modo que cambié el hombre-pájaro por un hombre-murciélago, con el guión entre las palabras hombre y murciélago, y ese se convirtió en mi nuevo superhéroes. No eliminé el guión hasta unos pocos meses después de su primera aparición.

Mi segunda influencia para crear a Batman fue La marca del zorro. Una película protagonizada por Douglas Fairbanks Sr., basada en la historia de Johnston McCulley, La marca de Capistrano. Como he mencionado antes, yo era miembro de un club llamado Los Zorros, y llevábamos máscaras negras y tratábamos de emular las intrépidas acrobacias de Fairbanks. El uso del Zorro de una máscara para ocultar su identidad de Don Diego me dio la idea de darle a Batman una identidad secreta. Como el elegante y rico conde español, Bruce Wayne sería un hombre de acción bajo una fachada de decadencia. El Zorro cabalgaba un caballo negro llamado Toronado y entraba en una cueva y salía de un reloj de carillón en la sala de estar. La baticueva se inspiró en esa cueva en el Zorro.

No quería que Batman fuese un superhéroe con superpoderes. Tenía que ser original –sabía que a DC no le interesaría mi nuevo héroes si era demasiado parecido a Superman. Así que convertí a Batman en un humano corriente; sólo es un atleta que tiene las habilidades físicas de Douglas Fairbanks Sr., que era mi héroe favorito de todos los tiempos de las películas. En películas como El pirata negro, en la que se balanceaba de un mástil a otro en su barco pirata, sus acrobacias temerarias lo convertían, a mis ojos, en “acro-Batman”. Imité sus acrobacias en todos los primeros números de Batman. Batman hacía volteretas y tumbaba a diez tipos de golpe, y se balanceaba en una cuerda como Fairbanks.

La tercera influencia para Batman fue una película que vi cuando tenía catorce años llamada The bat whispers. Era un remake de una película muda llamada The Bat, que a su vez era una adaptación de una novela de la gran escritora de misterio Mary Roberts Rinehart. En la versión sonora de 1931, Chester Morris, que interpretaba a Boston Blackie en las películas, tenía un papel doble, era un detective que trataba de dar caza al misterioso Murciélago, y se revelaba que era el mismísimo asesino al final de la película. La historia contenía unos cuantos asesinatos que tenían lugar en una vieja mansión. Recuerdo su sombría silueta el muro cuando iba a matar a alguien. Lo atrapaban en el ático –llevaba un traje que parecía un poco el de mi primer Batman, con una capa negra y una cabeza con forma de murciélago. Esto hacía que pareciese un murciélago –muy ominoso. La película no sólo ayudó a inspirar el traje de Batman, sino también la batseñal, un prototipo de la cual aparecía en la pared cuando el Murciélago anunciaba su proxima víctima.

Irónicamente, inadvertidamente conocí a Chester Morris algunos años después, antes de que muriera. Era un vecino que vivía en Sutton Place, en Nueva York. Le había visto unas cuantas veces, pero por algún motivo no le había saludado. Le vi caminando hacia mí y decidí presentarme. “Hola, Chester”, dije. “Soy Bob Kane, el creador de Batman. He pensado que podría interesarte saber que me impresionó mucho la película en que interpretaste al archicriminal el Murciélago. Yo tenía unos catorce años cuando la vi y nunca pude olvidar el disfraz de murciélago que llevabas, y me ayudó a inspirarme en la creación de Batman.” Chester rió de corazón, encantado del recuerdo surgido en este encuentro casual de dos completos extraños tantos años después.

Las películas también contribuyeron a la atmósfera oscura, misteriosa, que trataba de evocar en Batman. Yo era muy aficionado a las películas de niño. Películas como Drácula, con Bela Lugosi –con la niebla serpenteando alrededor de los moros y el viejo y malvado castillo- dejaron en mí una impresión indeleble. El primer año de Batman estuvo fuertemente influido por películas de terror, y emulaba un aspecto a lo Drácula. También me encantaban las películas de misterio y los seriales; La Sombra en la radio fue una gran influencia.

Además de ir a ver películas, pasaba mucho tiempo de joven leyendo y copiando tiras de prensa. The New York Jornal tenía una serie que también influyó en mi creación de Batman. Escrita por Lee Falk y dibujada por Ray Moore, el Fantasma llevaba un leotardo ajustado gris con una capucha y una estrecha máscara negra para ocultar su identidad. Fue creado en 1936, dos años antes de que apareciera Superman, y fue uno de los primeros personajes de cómic en llevar un traje y tener una identidad dual. Fue el antecedente de los superhéroes.

Sin embargo, la cosa se complica. Tenía un amigo que también había ido a DeWitt Clinton llamado Bill Finger. No le conocí en el instituto –era un par de años mayor que yo. Le conocí en una fiesta después de graduarme. Solíamos andar por Poe Park, en Grand Concourse, un pequeño parque donde se encontraba la vieja casa de Edgar Allan Poe. Bill era entonces vendedor de zapatos, una profesión que no le gustaba. Era un gran aficionado a los pulps, como Doc Savage y La Sombra.

Cuando estaba dibujando Rusty and his pals para DC, necesitaba un guionista, porque estaba demasiado ocupado con las tareas de dibujo para también escribir la serie. Le pregunté a Bill si le gustaría escribir Rusty para mí y aceptó encantado. Poco después, dejó su trabajo a tiempo completo como vendedor de zapatos para serlo sólo a tiempo parcial y poder escribir guiones. Eso fue a mediados de 1938. Un poco después, creé otra serie para National llamada Clip Carson, sobre un valiente soldado de fortuna, y Bill también escribió esa serie.

Un día llamé a Bill y le dije, “Tengo un nuevo personaje llamado Bat-Man y he hecho algunos bocetos burdos, elementales, que me gustaría que vieses.” Vino y le enseñé los dibujos. Por aquel entonces yo sólo tenía una pequeña máscara de dominó, como la que después llevó Robin, en la cara de Batman. Bill dijo, “¿por qué no hacemos que parezca más un murciélago y le ponemos una capucha, y le quitamos los ojos y dejamos sólo las ranuras como ojos para hacer que parezca más misterioso?” En ese momento, Bat-Man llevaba un traje rojo, las alas, calzones y máscara eran negros. Pensé que el rojo y el negro serían una buena combinación. Bill dijo que el disfraz era demasiado brillante. “Hazlo de color gris oscuro para que parezca más ominoso.” La capa parecía dos alas de murciélago rígidas pegadas a los brazos. A medida que Bill y yo hablábamos, nos dimos cuenta de que esas alas se convertirían en un problema cuando Bat-Man entrase en acción, y las cambiamos por una capa, cortándola de forma ondulada para que pareciesen alas de murciélago cuando estuviese peleando o balanceándose en una cuerda. Además, no tenía guantes, y los añadimos para que no dejase huellas dactilares.

Pensamos que teníamos un ganador. Bill dijo que cualquier cosa tan original como para combinar a da Vinci, el Zorro y el Murciélago, tenía que ser un éxito.

Llevé mis dibujos a Vince Sullivan y le parecieron geniales. Pero mi jefe, Jack Liebowitz, no los entendía. Me preguntó, “¿Qué es un Bat-Man?”

Respondí, “Es un luchador contra el crimen que lleva un disfraz de murciélago.”

Él dijo, “Parece un poco misterioso y terrorífico; ¿crees que le gustará al público?” Yo dije, “Bueno, vamos a intentarlo.” Superman estaba funcionando bien, así que dijo, “Vale, vamos a intentarlo.”

Bat-Man apareció por primera vez en Detective Comics #27 (mayo, 1939), en una historia que escribió Bill titulada El caso de la asociación química. Yo firmé esta primera historia como Rob’t Kane, pero lo cambié por Bob Kane en la siguiente historia y en adelante. La portada mostraba a Bat-Man balanceándose en una cuerda desde un tejado cercano, agarrando a un hampón con una llave, y levantándolo del tejado mientras sus compañeros armados lo miraban al borde del desmayo. Tenía una capa que parecía unas enormes alas de murciélago, un vestigio de las alas de murciélago rígidas que le había dado originalmente. Ocasionalmente dibujé esas grandes alas de murciélago en las primeras historias para hacer que Batman pareciese terrorífico y amenazante, pero pronto abandoné esta práctica, ateniéndome a la capa de aspecto menos formidable que lleva ahora.

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Mientras estaba ideando lo que pensaba que era un concepto totalmente original, otro autor, desconocido para mí, estaba dando vida aun personaje sorprendentemente similar al mío. Después de que Batman llegase a los kioscos, un personaje llamado Black Bat apareció en la revista pulp Black Book Detective. Su traje recordaba al de Batman; llevaba una capucha, guantes con aletas, y una capa como de murciélago, pero su capucha era redondeada, no cubría su nariz y no tenía orejas. También carecía del emblema de murciélago en su pecho.

Irónicamente, el concepto de murciélago era puro accidente; su creador, Norman A. Daniels, originalmente le llamó Tiger porque tenía cicatrices como rayas en la cara, pero su editor quiso que cambiase el nombre para que pegase con el título de su revista, Black Book Detective. Por tanto, Tigre se convirtió en Black Cat.

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Si Black Bat no hubiera aparecido dos semanas después de Batman, en julio de 1939, me podrían haber obligado a acabar con mi nueva creación y literalmente volver al tablero de dibujo para crear un concepto enteramente diferente. Escasos sesenta días fueron la diferencia entre que Batman se convirtiera en una nueva súper estrella de los cómics y el ser condenado al olvido.

Aunque claramente les precedimos, hubo algunos momentos delicados. “Había una demanda pendiente”, recordaba Bill Finger. “Al parecer este personaje ya había sido escrito y dibujado. Whit Ellsworth (editor de DC) había sido escritor pulp para Better Publications. De modo que a través de la intervención de Ellsworth se pudo evitar la demanda. Estaban preparados para demandarnos, y nosotros para demandarles. Sólo fue una de esas tremendas coincidencias.”

Incluso Black Bat tenía sus predecesores; la idea del hombre-murciélago estaba en el aire a principios de los años ’30. Aunque no llevaba un disfraz de murciélago, un personaje llamado el Murciélago había aparecido en el número de Black Bat Detective Mysteries de octubre de 1933. Better Publications también publicaba otro héroe llamado el Murciélago en Popular Detective en 1934. Este Murciélago vestía traje de negocios y llevaba una capucha holgada con un símbolo blanco en la frente, y dejaba pegatinas de murciélago como tarjeta de visita. Se cree que ni más ni menos que Johnston McCulley, creador del Zorro, una de las inspiraciones de Batman, escribía el Murciélago de Popular Detective bajo pseudónimo. El nombre del Cruzado de la Capa incuso había sido anticipado; una inmensa criatura semejante a un murciélago llamado “el Hombre Murciélago” era enemigo de Spider en el número de noviembre de 1935 del pulp que llevaba su nombre.

Nunca ninguno de esos anteriores personajes murciélago, y tenían poco parecido con Batman. No me enteré de la existencia de Black Bat hasta después de haber creado al Cruzado de la Capa y se habló de una demanda. Pero DC y Better decidieron ignorar el problema, de modo que Black Bat continuó apareciendo en Black Book Detective y protagonizó sesenta y dos novelas hasta el fin de su publicación en 1953.

Bill Finger fue una enorme contribución en Batman desde el mismísimo comienzo. Escribió la mayoría de las grandes historias y fue influyente en determinar el estilo y género que otros guionistas emularían. Le llamábamos el “Cecil B. De Mille de los cómics”. Escribía una idea encontrando una foto de una foto de algo gigante o algo que pudiera convertir en gigante –la Estatua de la Libertad, una máquina de escribir gigante o una máquina de coser- y eso generaba la idea para una historia. Entonces construía la historia alrededor de esa cosa gigante. Él pensaba que tenía un aspecto grandioso el tener pequeñas figuras luchando en esos objetos gigantes. Era un buen escritor de misterio por su interés en los pulps. Yo hice de Batman un superhéroe vigilante cuando lo creé. Bill lo convirtió en un detective científico.

Bill era un escritor prolífico, pero, debido a que era un perfeccionista, tenía que sudar la mayoría de sus guiones. Su único fallo era su dificultad en entregar a tiempo; justo cuando habías desistido y estabas completamente frustrado, aparecía, muerto de cansancio, con excusas sobre por qué entregaba tarde. Normalmente le perdonábamos porque había producido otra clásica historia de Batman cargada de acción. Hubo otros guionistas en Batman a lo largo de los años, pero nunca capturaron el estilo y gracia de los guiones de Bill. Bill era el mejor guionista de la industria y parecía que estaba destinado a escribir Batman.

Trabajamos juntos en una relación muy compatible, como un equipo. Gran parte del mito de Batman de desarrolló de nuestra colaboración. Bruce Wayne, por ejemplo, fue una co-creación. Yo sugerí la identidad dual del Zorro y él también había visto el Zorro, de modo que eso también le influyó. El elegante y rico Don Diego, alter ego del Zorro, inspiró la fachada de Bruce Wayne de aburrido, rico desocupado y playboy. La aliteración de nombres –Buece Wayne, Bob Kane- fue probablemente una de las razones de que a Bill se le ocurriese el nombre. Hasta cierto punto, los dibujantes se dibujan a sí mismos o a gente que conocen en sus serie, de modo que yo dibujé a Bruce Wayne según mi imagen, cuando era joven y guapo.

Finger discutió su papel en la creación de la mística del murciélago en la Historia de los Cómics Vol. I de Jim Steranko:

“El nombre de pila de Bruce Wayne venía de Robert Bruce, el patriota escocés. Wayne, siendo un playboy, era un hombre de la nobleza. Busqué un nombre que sugiriese colonialismo. Probé Adams, Hancock… luego pensé en Mad Anthony Wayne.”

“Originalmente iba a llamar Civic City a Gotham City. Luego probé Capital City, luego Coast City. Luego ojeé la guía telefónica y encontré el nombre Gotham Jewellers y dije, “Eso es, Gotham City”. No la llamamos Nueva York porque queríamos que cualquiera, en cualquier ciudad, se pudiera sentir identificado. Por supuesto, Gotham es otro nombre para Nueva York.”

“Mi estilo para escribir Batman seguía el patrón de La Sombra. También de las viejas películas de Warner Bros, las películas de gángsteres con Jimmy Cagney, George Raft, Bogart. Siempre me gustó ese punto de vista dramático. Era un estilo completamente pulp. A veces me sobrepasaba, escribiendo frases como “la noche envolvía como un manto la ciudad”. Pero, de alguna manera, parecía funcionar.”

Ahora que mi largo tiempo amigo y colaborador se ha ido, debo admitir que Bill nunca recibió la fama y reconocimiento que merecía. Fue un héroe sin honores. Dado que llegó a la serie después de que yo hubiera creado a Batman, no consiguió el crédito. Sólo después, en los años ’70, después de que ya llevara tiempo sin escribir para la serie y algunas de sus historias se reimprimieron, recibió crédito. Nunca se me ocurrió darle crédito y él nunca lo pidió. A menudo le digo a mi esposa, si pudiera volver quince años atrás, antes de su muerte, me gustaría decir, “ahora pondré tu nombre ahí. Te lo mereces.” Hoy en día ponen el nombre de todo el mundo en las series, incluso los rotulistas, los coloristas y entintadores. Pero en los primeros tiempos, sólo los originadotes ponían sus nombres en las series, a pesar de tener negros guionistas o negros dibujantes haciendo sus series. Superman, por ejemplo, llevaba los nombres de Siegel y Shuster porque colaboraron en crearlo.

Me encontré con Bill un año antes de que muriera en 1974. Parecía enfermo y le pregunté por su salud. Me dijo que no se sentía muy bien, pero que no era nada que unas buenas vacaciones no pudieran curar. Nos sentamos en Central Park y recordamos el pasado. Bill estaba descorazonado por la falta de grandes logros en su carrera. Pensaba que no había usado su potencial creativo a tope y que el éxito había pasado de largo. Tuve que asentir, porque me di cuenta de que Bill podría haberse convertido en un gran guionista de la pantalla o tal vez un escritos de best-sellers en lugar de escribir historias de comic book anónimamente. Qué triste –un gran talento desperdiciado.

Nunca tuve control completo sobre la serie de Batman, y los editores imponían límites crecientes a lo que Bill y yo podíamos hacer. Durante el primer año, Batman había sido un vigilante sombrío que operaba fuera de la ley. En varios de los primeros números de Detective incluso llevaba una pistola. Tuvimos nuestro primer roce con la censura a causa del uso de un arma de fuego por parte de Batman en Batman #1. En una historia de ese número, tenía una ametralladora instalada en su avión y la usaba para luchar contra unos monstuos gigantes. Bill escribió esa historia; fue su idea, no mía. Estaba inspirada en los pulps de La Sombra en los que el héroe usaba dos cuarenta y cinco llameantes. No pensábamos que hubiese nada malo en que Batman llevase un arma de fuego porque La Sombra usaba una. Sin embargo, los lectores encontraron deplorable el uso de un arna de fuego. “Metí la pata.” Recordaba Finger. “Hice que Batman usase una pistola para disparar a un villano, e inmediatamente fui llamado por Whit Ellsworth. Él me dijo, “Que Batman no lleve una pistola nunca más.” Tenía razón.”

Los editores pensaron que convertir a Batman en un asesino empañaría su personaje, y que las madres pondrían objeciones para dejar a sus hijos ver y leer sobre disparos. La nueva política editorial fue alejarse del vigilantismo de Batman y llevarlo al lado de la ley. Lo hicimos miembro honorario de las fuerzas de la policía, fuera de la ley pero trabajando dentro de ella. Y, para evitar la violencia, hicimos de Batman un acróbata que usaba más sus habilidades físicas que las armas para vencer a los villanos.

Todo el clima moral cambió después del período 1940-1941, cuando apareció Batman #1; ya no se podía matar o disparar a los villanos. En realidad, esta historia resultó en DC preparando su propio Comics Code que debería seguir cada guionista y dibujante. Prohibía latigazos, ahorcamientos, apuñalamientos o referencias sexuales. Incluso la palabra “clic” se prohibió, porque la rotulación podía unir las letras (en mayúsculas).

Batman se alejó incluso más de la figura del vigilante cuando creé a Robin, el Chico Maravilla, para ser su compañero. Bill Finger recuerda la génesis así. “Robin surgió de una conversación que tuve con Bob. Como yo dije, Batman era una combinación de Fairbanks y Sherlock Holmes. Holmes tenía su Watson. Lo que me molestaba es que Batman no tenía a nadie con quien hablar, y era un poco cansado tenerle siempre pensando. A medida que avanzaba, me di cuenta de que Batman necesitaba un Watson con quien hablar. Así es como surgió Robin.”

“Bob me llamó y me dijo que iba a poner a un chico en la historia para que se identificase con Batman. Pensé que era un a gran idea.”

Robin surgió de mis fantasías de muchacho de 14 años, cuando me veía a mí mismo con un joven luchando junto a mi ídolo, Douglas Fairbanks Sr. Me imaginé que los jóvenes leyendo sobre las aventuras de Batman proyectarían sus propias imágenes en la historia y soñarían despiertos en luchar junto al Cruzado de la Capa como jóvenes hombres murciélago.

Pensé que todos los jóvenes querrían ser como Robin; en lugar de tener que esperar a crecer para convertirse en un superhéroe, querían ser uno ahora. Un osado carcajeante –libre, sin escuela, sin deberes, viviendo en una mansión sobre una batcueva, montado en el batmovil- que resultaba atractivo para la imaginación de cada muchacho del mundo.

El nombre se lo puse en honor a Robin Hood, que de niño me encantaba, tal y como lo interpretaba Fairbanks en la pantalla. Ambos Robins eran cruzados, luchando contra las fuerzas del mal. Robin Hood luchaba contra la injusticia en el Bosque de Sherwood en los tiempos del Rey Arturo, mientras que Robin luchaba contra el crimen contemporáneo en Gotham City. Incluso vestí a Robin con la casaca, capa y zapatos de la época de Robin Hood, y dibuje sus calzones como una cota de malla.

A Bill se le ocurrió el nombre del alter ego de Robin. “Dick Grayson vino de los pulps”, recordaba. “Frank Merriwell tenía un medio hermano, Dick, y Grayson vino de un libro que yo estaba leyendo, editado por Charles Grayson Jr. El nombre sonaba bien.”

Curiosamente, cuando llevé la idea a mi jefe, Jack Liebowitz, él no quería a Robin en la serie. Dijo que Batman ya lo estaba haciendo bastante bien él solo y no deberíamos cambiarlo. Jack también pensó que las madres objetarían frente a un chico luchando contra gángsteres. Tenía buenos motivos. Yo dije, “¿Por qué no lo intentamos durante un número? Si no te gusta lo podemos quitar.” Pero cuando apareció la historia, fue un exitazo: el comic book de presentación de Robin (Detective Comics #38, abril de 1940) vendió casi el doble de lo que Batman había vendido en solitario. Fui a la oficina el lunes después de recibir las cifras y dije, “Bueno, supongo que tenemos que sacar a Robin -¿verdad, Jack? No quieres a un chico luchando contra gángsteres.” “Bueno”, dijo mansamente, “Déjalo. Está bien. Dejaremos que continúe.”

La introducción de Robin cambió todo el tono de las historias de Batman. Un “carcajeante joven intrépido”, Robin aligeraba el tono de la serie y él y Batman podían entretenerse en burlarse y hacer bromas a la vez que vencían a sus adversarios. La brillantez del traje de Robin también servía para iluminar las imágenes y sevía como contrapunto para el sombrío traje de Batman. Lo que es más importante, la adición de Robin dio a Batman una relación permanente, alguien de quien preocuparse, y lo convirtió en un hermano mayor paternal más que en un vengador solitario.

Nunca pretendí conscientemente cambiar el tono de la serie; simplemente evolucionó a medida que escribíamos historias con Robin. No presenté a Robin para humanizar a Batman, sino que lo creé porque pensé que haría la serie más exitosa atrayendo a dos audiencias. Pensé que los chicos querrían a un héroe más luminoso y un tono más ligero, y se identificarían con un joven personaje como Robin, mientras que los adultos y adolescentes querrían un héroe serio y se identificarían con un adulto como Batman. De esta manera, atraeríamos a dos audiencias. Eso también generó un interesante equilibrio en la serie; como Laurel y Hardy, Batman y Robin eran un gran equipo.

Yo prefiero el primer año de Batman, cuando operaba en solitario y era un personaje más sombrío, pero no querría ver nunca al dúo permanentemente separado.

Junto a estos cambios, la apariencia de batman también evolucionó. Quería darle una apariencia más atractiva y hacerlo menos vampírico y ominoso. Comencé a dibujar la capucha más arriba, de modo que su cara se mostrase más, y le hice sonreír y parecer menos sombrío. Con el tiempo, también acorté sus orejas, que originalmente eran bastante largas y le hacían parecer de alguna manera satánico.

Desde los años ’70, Batman ha vuelto a ser el misterioso, oscuro vigilante que opera en solitario y Robin se ha marchado para protagonizar otra revista –The Teen Titans, bajo un nuevo nombre, Nightwing. Si hoy todavía estuviera en la serie, y yo todavía lo dibujase, tendría menos bromas y haría a Robin más serio. Las bromas se han ido de las manos. En los primeros años Robin ni era el bromista que últimamente se ha vuelto. Guionistas posteriores lo convirtieron en un bufón.

Sobre los subsiguientes “Robins” usados por DC en los años ’80 –todo lo que puedo decir es que no son el mismo personaje.