Hágase el murciélago. La versión Steranko

Una de las fuentes que más información ha aportado sobre el origen de Batman es la truncada The Steranko History of Comics, de Jim Steranko, editada en 1970. En el primer volumen se dedica un capítulo completo a Batman en el que se desvelan detalles sobre la participación de Bill Finger, Jerry Robinson y Bob Kane en la creación del personaje principal y otros secundarios. El texto de Steranko, largo, no tiene desperdicio, y está trufado de declaraciones de Kane, Finger y Robinson, siendo una de las fuentes principales de la mayoría de artículos sobre el origen de Batman que se escriben todavía hoy en día. De hecho, cuando se compara este artículo con las declaraciones de Robinson en su larga entrevista de 2005, es casi imposible encontrar alguna inconsistencia. Dado su interés, vamos a traducir el capítulo completo.

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Al rebufo del éxito de Superman, en DC llegó un nuevo triunfo. Si había alguna duda sobre su posición como números uno, esta nueva creación la borró para siempre. Individualmente, cada uno era impresionante. Juntos, eran un paquete irresistible de dinamita. Espalda contra espalda, aseguraron la popularidad de DC más allá de cualquier sombra de duda.

¡Cuidado, crimen! ¡The Batman ha llegado!

Apareció de la nada sin origen en Detective Comics (Mayo 1939) junto a series com Slam Bradley, Cosmo, Phantom of disguise, Speed Saunders y Dr. Fu Manchu. Balanceándose entre azoteas (sólo Dios sabe dónde fijaba su cuerda), era más murciélago que humano, su capa dibujada para recordar un par de grandes alas. En un abrir y cerrar de ojos, se asentó el tono para el siguiente año de aventuras.

The Batman (como se le llamaba entonces) centraba su atención en crímenes monstruosos y criminales de extraña naturaleza, aunque ciertamente ninguno superaba superficialmente su propia apariencia. El primer Batman era esencialmente el mismo de hoy en día con tres notables excepciones.

Su capucha negra mostraba unas orejas auténticamente amenazantes que encogían proporcionalmente en cada número a medida que Batman se alejaba de lo misterioso y entraba en lo ordinario. El cambio era una lástima, ya que las orejas añadían un exquisito toque de macabro que parecía muy apropiado para el personaje. Además, Batman lucía unas alas de murciélago erectas que fueron inmediatamente sustituidas por la capa convencional. También faltaban los guantes con aletas; en su lugar, Batman llevaba guantes normales. Eran, en realidad, lo único normal en él.

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Aspecto de Batman en su tercera aventura, en Detective Comics #29 (DC, 1939)


Su origen se contó en Detective 33.

Huerfano debido a que un matón disparó sus dos padres (en posteriores relatos, la mujer de Thomas Wayne moría de un ataque al corazón al verle morir a él), un Bruce Wayne de diez años prometía “vengar sus muertes dedicando el resto de mi vida luchando contra todos los criminales. Presumiblemente, llegó a la adultez en soledad. No intervino ningún orfanato. Ninguna historia mencionó nunca una educación en un internado. Tal vez usó la fortuna de su padre para contratar un abogado listo. Habiéndose convertido en un “maestro científico” y entrenado su cuerpo hasta la “perfección física”, Bruce se apoltronó en su silla. Con la mano en la barbilla susurró, “los criminales son supersticiosos, un grupo de cobardes, de modo que mi disfraz debe ser capaz de infundir el terror en sus corazones. Debo ser una criatura de la noche. Negro, terrible… un… un…” Y así comienza la gran tradición de momentos embarazosos en que los héroes buscan nombres que sus autores conocen desde hace meses. “Como si fuera un a respuesta, un inmenso murciélago atraviesa la ventana abierta”

“¡Un murciélago! ¡Eso es! Es una señal… ¡Me convertiré en un muerciélago!”

“Y así nace esta extraña figura de la oscuridad… este vengador del mal, THE BATMAN.”

Casualmente, tanto Superman como Batman son huérfanos. Ambos tienen identidades civiles; ambos llevan disfraces. Ahí terminan las similitudes. Batman era, en realidad, lo contrario del Hombre de Acero, un hombre de carne y hueso.

Superman era una atracción multicolor realizando actuaciones constantes para el público a precios populares. Batman era un oscuro y sombrío solitario trabajando fuera de la ley, fuera de la vista del público, acechando a su víctima sin piedad a través de resbaladizos callejones.

Superman podía escapar de cualquier sitio a puñetazos; no tenía que pensar. Batman contenía las únicas historias centradas en lo cerebral que no escatimaban la acción. El alter ego de Batman se alejaba del humillante Kent. Bruce Wayne era rico.

Superman nunca era herido. No podría aunque hubiera querido. Batman era herido constantemente. En un relato, un hampón, sospechando que le están siguiendo, descubre las huellas húmedas del cruzado de la capa que se dirigen hacia el maletero de su coche. El matón vacía en él su revolver. Seguro que era un truco. No lo era. Robin tuvo que tomar el caso.

Pero las diferencias llegaban más lejos. Temáticamente, las series eran opuestas. Superman había prometido “dedicar su existencia a ayudar a los necesitados.” La aproximación de Batman equilibraba la balanza, “prometo por los espíritus de mis padres, vengar sus muertes dedicando el resto de mi vida a luchar contra los criminales.” Mientras la motivación de Superman era una benevolencia altruista, la de Batman estaba basada en la venganza misantrópica. Uno resumía las cualidades humanas que un hombre puede tener, mientras que el otro reflejaba la inevitable naturaleza de sangre fría de la humanidad. La violencia y la maldad se vuelven contra sí mismas cuando Batman purga el submundo del crimen de los cómics.

La superstición y lo sobrenatural van codo con codo. Muy inclinado hacia una atmósfera teutónica, Batman conjuraba visiones de vampiros con su capa negra, aspecto tétrico y rendijas blancas para los ojos. Se movía a través de fondos cubistas con perspectivas retorcidas y ángulos paranoicos, de sombras y siluetas que daban pábulo a la idea de que era, realmente, más murciélago que humano. Vestido como un rico conde de día, emergía de noche como un Drácula para realizar fantásticas patrullas nocturnas en escenarios a la luz de la luna. No es arriesgado decir que la venganza convirtió a Wayne en Batman.

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Impactante viñeta de Detective Comics #37 (DC, 1940)


Superman había dado a DC su fuerza, pero Batman le dio el tono. Por supuesto, Superman era más impresionante, ciertamente más original, pero Batman era más fascinante. O te gustaba uno, o el otro, dependiendo de tu desarrollo psicológico. Una audiencia había estado esperando a Superman. Batman se había creado magníficamente a sí mismo.

La criatura de Bob Kane y Bill Finger, Batman, representaba una nueva escuela de héroes de cómic. Era una extención evidente de los pulps de La Sombra, Spider y Black mask detective. Era el siguiente paso en la progresión que creó Detective Comics… ¡un súper detective!

Sus dos creadores había asistido al instituto DeWitt Clinton en Nueva York. Kane, después de estudiar un curso de dibujo por correspondencia, comenzó su carrera en el estudio de Eisner & Iger en 1938, produciendo Peter Pupp para Jumbo Comics, Side streets of New York y Van Bragger para Circus Comics, Spark Stevens en Wonder Comics, luego historias de relleno para DC como Ginger Snap, Gumshoe Gus, Jest a second y Professor Doolittle. “Supongo que debo de tener tinta en la sangre, porque desde que tengo uso de razón he tenido un lápiz en la mano, y estoy seguro de que debo de ser el campeón de los dibujantes de todos los tiempos”, dice Kane.

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Páginas de Ginger Snap y Professor Doolittle


Finger también era de Nueva York, nacido el 8 de febrero de 1914, unos pocos años antes que Kane. En su adolescencia se mudó de Yorkville al Bronx, a unas pocas manzanas de Kane, a quien se encontró en una fiesta. Siguió una discusión sobre cómics.

Bill, por aquel entonces vendedor de zapatos, era un lector voraz, un hábito que había adoptado después de pasar un tiempo en la cama con la escarlatina de niño. Desde Frank Merriwell hasta La Sombra o Dickens, los había leído a todos. “Era un fanático de la ciencia ficción, las viejas historias en Wonder y Amazing, Hugo Gernsback y “Doc” Smith.” Kane quedó impresionado de la sapiencia literaria auto aprendida de Finger y la expresividad de su articulado lenguaje. Pidió a Bill que se encontrasen de nuevo más tarde en el Edgar Allan Poe Park para discutir una nueva serie que estaba desarrollando.

Esa serie, Rusty and his pals, en Adventure Comics, marcó la colaboración inicial entre la pareja. Rusty, Tubby y Specs vivían aventuras en cuentos de piratas y contrabandistas sacadas directamente de Tom Sawyer. La siguiente aventura de Kane fue más ambiciosa. Comenzó a lejarse del dibujo caricaturesco a un estilo de cómic más realista que se asentaría en su última serie previa a Batman.

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Página de Rusty and his pals


El editor Vin Sullivan había pedido a Kane una nueva serie de aventuras. Kane, por su parte, llamó a Finger, que recuerda, “Siempre me han gustado Las minas del rey Salomón de Rider Haggard, de modo que pensé que podríamos hacer un personaje del tipo del gran cazador blanco –uno cuyas aventuras le llevasen a todas partes, África, Sudamérica, cualquier sitio. Lo llamé Clip Carson.”

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Página de Clip Carson


Alto, moreno, guapo, Carson era un trotamundos deshacedor de entuertos en la tradición de Allan Quatermain. Tenía un sorprendente parecido con el dibujante, como pasaría después con Bruce Wayne.

Bill elaboraba sus ideas a partir de un archivo de guiones de pulps y películas similares a una de sus películas favoritas, Gunga Din. Su padre había aceptado exponer carteles de películas en el escaparate de su tienda, de modo que Bill podía conseguir entradas gratis para películas como The clutching hand, con Wallace Reed o Lone Star Ranger, de Tom Mix.

De pronto, Superman comenzó a despegar. Ultraman, Sandman, Crimson Avenger, todos tuvieron un reconocimiento similar pero carecían de la suficiente imaginación como para lanzarlos al estrellato. Pero ya se había dado la orden, la lógica era simple. Si se creaban suficientes nuevos héroes, seguro que alguno sería un éxito. Whitney Ellsworth acudió a Kane en busca de otro personaje disfrazado.

Inmediatamente comenzó a trabajar en una serie de bocetos, emplenado varias combinaciones de la fórmula del superhéroe tal como existía entonces. Kane dice, “El traje de Batman estaba diseñado para ocultar la verdadera identidad de Bruce Wayne. Recuerdo haber visto una película sobre 1926 llamada The Bat en la que un villano llevaba un disfraz de murciélago bastante impresionante. La principal diferencia es que yo convertí a mi personaje en un héroe. Pensé que ese impresionante disfraz sobre mi héroe, podría causar pavor y respeto en todos los villanos que se encontrase en sus muchas emocionantes aventuras.”

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Fotograma de The Bat, dirigida por Roland West en 1926


Finger recuerda a Kane telefoneándole para decirle que, “tenía una idea para un personaje llamado Batman, y quería que yo viese los dibujos. Fui donde Kane y había dibujado a un personaje que se parecía mucho a Superman, con una especie de… mallas rojas, creo, con botas… sin guantes… con una pequeña máscara de dominó, balanceándose en una cuerda. Tenía dos alas rígidas sobresaliendo, con apariencia de alas de murciélago. Y debajo había un gran signo… Batman.”

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Recreación del posible diseño de Bob Kane


Juntos, desarrollaron el Batman embriónico. “Tomé de la estantería el Diccionario Webster esperando que tuvieran un dibujo de un murciélago, y vaya si lo tenían. Yo dije “fíjate en las orejas, ¿por qué no copiamos las orejas?” Sugerí que dibujase lo que parecía una capucha. Probó con varias capuchas. Sugerí que bajara la parte de la nariz de la capucha para hacerlo más misterioso y que no mostrase los ojos para nada. Yo estaba muy influido por La Sombra y Doc Savage, El Fantasma, cosas así.”

Otras alteraciones cambiaron los colores de Batman al traje negro-azulado y gris de hoy en día. “No me gustaban las alas, de modo que sugerí que hiciera una capa y recortase curvadamente los bordes, de modo que ondulase tras él cuando corría y parecerían alas de murciélago. No tenía ningún tipo de guantes. Le pusimos guantes porque, naturalmente, dejaría huellas dactilares. No eran de tipo guantelete, eso vino más tarde. Discutimos el potencial de Batman. Mi idea era que Batman fuera una combinación de Douglas Fairbanks, Sherlock Holmes, La Sombra y Doc Savage.”

El trabajo de Kane en Clip Carson había educado sus sensibilidades artísticas justo lo suficiente como para permitirle enfrentarse al concepto de Batman, un tema como mínimo complicado. Comparado con series como Mandrake y Flash Gordon, el dibujo de Kane era primitivo, aunque con cierto encanto. Las deficiencias estructurales eran evidentes; la anatomía resultaba rígida, irreal; el acabado era pobre. Aún así, la traición involuntaria del realismo parecía añadir más que sustraer al romanticismo tétrico de la fórmula de Batman.

“Mis primeros ídolos en el campo de los cómics fueron Dick Tracy, Barney Google y Flash Gordon”, admite inocentemente Kane. Usó a Foster y Raymond como referencia para dibujar, y secuencias de Terry y los piratas de Caniff, pero sobre todo, estaba influido por el Dick Tracy de Chester Gould, especialmente en el estilo, lo que era particularmente evidente en los villanos de Batman. Kane demostró una importante sensibilidad en la forma visual.

Todo el mundo tenía enormes barbillas cuadradas y ojos entrecerrados. Los ladronzuelos llevaban gorras. Los malhechores de más importancia llevaban sombreros de ala ancha. Las futuras víctimas llevaban trajes estridentes que nos les sentaban bien. Los ricos llevaban chaqueta de esmoquin. Y los villanos invariablemente conocían a los mejores sastres. Kane creó unos bajos fondos de chulos con trajes a rayas y maleantes con hombreras y gomina en el pelo. Sus paisajes a lo Caligari delineaban un mundo de grandes lunas y largas sombras, perspectivas raras y gente más rara todavía. Batman se deslizaba silenciosamente a través de un claroscuro nocturno con la ayuda de un garfio y una cuerda.

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Batman se balancea a lo largo del Detective Comics #32 (DC, 1939)


El luchador contra el crimen encapuchado debutó en Detective 27 en un historia de 6 páginas titulada El caso de la agrupación química, formalmente firmado Robert Kane. El comisario Gordon aparecía en la primera viñeta. Finger empleó ampliamente su sentido del melodrama educado en el pulp. “Mi primer guión era una recreación de una historia de La Sombra. Pero no quería que Batman fuera un Superman; quería que Batman fuese herido. Todo lo que hacía estaba basado en el atletismo, o en usar su astucia y aguda observación.”

“El nombre de pila de Bruce Wayne venía de Robert Bruce, el patriota escocés. Wayne, siendo un playboy, era un hombre de la nobleza. Busqué un nombre que sugiriese colonialismo. Probé Adams, Hancock… luego pensé en Mad Anthony Wayne.”

“Originalmente iba a llamar Civic City a Gotham City. Luego probé Capital City, luego Coast City. Luego ojeé la guía telefónica y encontré el nombre Gotham Jewellers y dije, “Eso es, Gotham City”. No la llamamos Nueva York porque queríamos que cualquiera, en cualquier ciudad, se pudiera sentir identificado. Por supuesto, Gotham es otro nombre para Nueva York.”

“Mi estilo para escribir Batman seguía el patrón de La Sombra. También de las viejas películas de Warner Bros, las películas de gángsteres con Jimmy Cagney, George Raft, Bogart. Siempre me gustó ese punto de vista dramático. Era un estilo completamente pulp. A veces me sobrepasaba, escribiendo frases como “la noche envolvía como un manto la ciudad”. Pero, de alguna manera, parecía funcionar.”

Simultáneamente al nacimiento de Batman, otro héroe con similar disfraz, principios y nombre, apareció en escena (julio de 1939) en Black Book Detective, una de las principales cabeceras pulp de la época. The Black Bat protagonizó más de 50 novelas escritas por G. Wayman Jones.

El traje de The Black Bat era soprendentemente parecido al de Batman, incluida la capa y la capucha. DC estaba alucinada. “Casi se interpone una demanda”, recuerda Finger, “fue una extraña coincidencia. Whit Ellsworth había sido escritor pulp para Better Publications. De modo que a través de la intervención de Ellsworth se pudo evitar la demanda. Estaban preparados para demandarnos, y nosotros para demandarles. Sólo fue una de esas tremendas coincidencias.”

Otra coincidencia fue el hecho de que The Black Bat llevaba guantes con aletas, una característica del traje que Batman no desarrollaría hasta Detective 36, un año después de su creación.

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Portada para Black Book Detective protagonizada por The Black Cat (1943)


Batman apareció alternadamente en las portadas hasta el número 35. Después, oficialmente comenzó su reinado como némesis nocturna del crimen en DC. En el número 28 comenzó su hábito de dejar su tarjeta de visita junto a su vencido adversario al estilo del The Bat de Mary Roberts Rinehart. Para el número 29, su cinturón de utilidades se volvió funcional alojando cápsulas de gas. Los cinturones de utilidades, por supuesto, habían sido comunes desde hacía mucho tiempo entre los héroes pulp como Doc Savage y Captain Hazzard. Este número y el siguiente supusieron el primer villano con “nombre”, Dr. Death, de nuevo inspirado en una creación pulp del mismo nombre. “Los villanos se diseñaban a semejanza de aquellos de los pulps, extraños y alocados”, confiesa Finger.

Luego, inesperadamente, Ellsworth sacó a Finger de Batman y pidió a un competente abogado recién salido de la universidad que guionizase al nuevo personaje. Gardner Fox escribió las siguientes historias con una aproximación completamente nueva. Introdujo el interés amoroso por Wayne en la persona de Julie Madison, que fue inmediatamente situada bajo el control hipnótico del diabólico Monje. Batman la siguió a Europa es esta historia de 10 páginas e hizo sus primeros artilugios, el batarang y el batigiro, de su interminable lista de parafernalia.

En la historia, según iba siendo descendido dentro de un pozo de serpientes venenosas, golpea la palanca de descenso con su batarang, que después usa para romper en pedazos una araña de vidrio, utilizando los cristales rotos para cortar su trampa y escapar. La improbabilidad de una araña de vidrio sobre un pozo a duras penas iba en contra de la ingenuidad de esas primeras escapadas de Batman de trampas “inescapables” –su especialidad.

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Buen uso del batarang en está página de Detective Comics #31 (DC, 1939)


La continuación, sacada del primer Bram Stoker, empuja a Batman a una pesadilla de antiguos castillos, vampiros, hombres lobo y lo sobrenatural. De nuevo tratando de salvar a la chica, el luchador contra el crimen de la capa se encuentra a sí mismo enfrentado a lobos voraces. Con cápsulas de gas, batarang y un lazo de seda, escapa para perseguir al mortal Monje hasta su tumba. Después, en una escena como el final de Drácula, Batman abre el ataúd para revelar al cadáver viviente. “Nunca jamás dañarás un mortal”, promete Batman mientras vacía una pistola en el cuerpo inerte del Monje. Ha tomado la precaución de fundir una estatua de plata para hacer balas

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Batman demuestra estar versado en lo sobrenatural en esta página de Detective Comics #32 (DC, 1939)


La extraña aproximación era demasiado alejada de los gustos de la época, aunque mirando hacia atrás, permanece como uno momento único memorable de la cronología de Batman. Las siguientes historias eran más terrenales. Batman llevaba una pistola al estilo del Fantasma en la portada del 31 [NdT: En realidad, del 33], y dentro hacía uso de un automóvil que con el tiempo se convertiría en el elegante batmóvil. Un origen de dos páginas, después utilizado en Batman 1, apareció en Detective 33, el maloso de Batman, Hugo Strange debutó dos números después.

Durante este período, a Finger le pagaba Kane, y no fue hasta que media docena o así de números de Batman estuvieron terminados, que empezó a trabajar oficialmente para DC. Poco después, Mort Weisinger se unió a la plantilla de Batman como primer editor de Batman. Hasta ese momento, Finger simplemente había escrito las historias que se le ocurrían; ahora tenía una dirección editorial. Tras el éxito de Batman, su tarifa por página de guión era de unos 12 dóalres. Kane se beneficiaba financieramente de bonus periódicos de la siempre creciente cartera de DC.

Al mismo tiempo, Kane reclutó a su servicio a un asistente, Jerry Robinson. Se había acercado a Robinson, que estaba vendiendo helados tras el colegio, para preguntarle quién había decorado la chaqueta que llevaba. Kane quedó impresionado por el dibujo y le habló de la serie de Batman, sugiriéndole que podría interesarle ser su asistente en la serie. Robinson comenzó en septiembre de 1939. Tenía 17 años.

Robinson, que pretendía seguir la carrera de periodismo de Columbia, pronto fue atrapado por este entusiasmo y la popularidad de Batman. Trabajó con Kane, primero rotulando, después dibujando los fondos, y finalmente entintando. Robinson se desarrolló rápidamente, a menudo trabajando en Batman 15 horas al día. Su capacidad se expandía proporcionalmente a sus tareas, y pronto procedió a producir historias completas, la primera de las cuales fue Brothers in crime en Batman 5 [NdT: En realidad, en el 12].

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Primera página de Broters in crime, con lápiz y tinta de Jerry Robinson, en Batman 12 (DC, 1942)


Robinson aplicó un agudo sentido del diseño al vengador encapuchado. Fue responsable de dar a Batman un empujón adicional con la fuerza de su firme y detallado acabado. Batman se volvió más anatómicamente preciso, más estéticamente disfrutable que antes.

Robinson compartía apartamento en la Calle 33 con otro dibujante de DC, Bernie Kline. Habían instalado dos mesas de dibujo, una de las cuales era tan grande que podían trabajar en ella simultáneamente dos personas. El piso se convirtió en lugar de reunión de gente del cómic. Frecuentemente, media docena de dibujantes y guionistas, como Charlie Biro, Bob Wood, Mort Meskin y Whit Ellsworth, se reunían allí para terminar unas pocas páginas y discutir técnicas narrativas o lo que estaba haciendo la competencia.

Las páginas de cómic se apilaban por todas partes. Las paredes eran murales de cómics desde el suelo hasta el techo. Incluso la vieja radio que los mantenía en contacto con el mundo estaba cubierta con tantos dibujos, que sólo se veían las ruletas. Había dos sofás donde dormía el primero que los pillaba. El clan comía sobre baldosas arrancadas de la pared del baño. Si les parecía duro, nadie lo mencionó. Estaban demasiado atareados creando cómics de la Golden Age.

Como Finger, Kane y Robinson dependían de las películas para informarse y educarse en lo intrincado de la narrativa dinámica. “Fuimos a ver Ciudadano Kane una docena de veces”, confirmaba Robinson.

Entonces, la imagen de Batman cambió y se asentó en su propia atmósfera.

Dick Grayson, el hijo de unos acróbatas muertos en un accidente de trapecio, se convirtió en Robin, el Chico Maravilla en Detective 38, en abril de 1940.

Kane dice del personaje, “En mi subconsciente, yo quería ser como Robin cuando tenía su edad; un joven audaz intrépido, luchando junto a su ídolo, Batman (o, en mi caso, Douglas Fairbanks Sr.)”

“Me imaginé que Robin atraería a todos los chicos de su grupo de edad como una persona en la que identificar sus propias fantasías internas; porque, después de todo, ¿qué joven americano con sangre en las venas no querría unirse a Batman en el emocionante mundo del misterio y la aventura?”

“En lo que respecta al disfraz de Robin, lo diseñé basándome en Robin Hood.”

El traje de Robin con su chaleco rojo (el pecho rojo del petirrojo) y capa amarilla era funcionalmente desconcertante, advirtiendo su presencia con una efectividad que envidiarían los relaciones públicas. Ayudaba a explicar por qué el único chico de 12 años del mundo capaz de noquear a dos hombres maduros con facilidad, era constantemente golpeado por detrás.

Acostumbrado a servir de cebo a Batman dentro de una trampa mortífera sin escapatoria, Robin recobraba la conciencia a tiempo de escuchar el inevitable soliloguio del villano, que servía para clarificar las partes oscuras de la trama. Tras una típica escapatoria según la fórmula, el dúo dinámico mortificaba a sus oponentes con ocurrencias más paralizantes que sus puñetazos. “Talón por talón”, era una de las favoritas de Robin, mientras pateaba a los maleantes en la mandíbula sosteniéndose sobre sus manos.

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Robin, Acróbata del Mamporro, en Detective Comics #61 (DC, )


El autor Finger recuerda el origen del guardaespaldas de Batman así, “Robin surgió de una conversación que tuve con Bob. Como yo dije, Batman era una combinación de Fairbanks y Sherlock Holmes. Holmes tenía su Watson. Lo que me molestaba es que Batman no tenía a nadie con quien hablar, y era un poco cansado tenerle siempre pensando. A medida que avanzaba, me di cuenta de que Batman necesitaba un Watson con quien hablar. Así es como surgió Robin.”

“Bob me llamó y me dijo que iba a poner a un chico en la historia para que se identificase con Batman. Pensé que era un a gran idea. Me fui a casa y traté de idear nombres, docenas, como Dusty y Scamp. Cuando volví, Bob y Jerry me informaron de que ya tenían un nombre. Habían decidido llamarlo Robin. Siempre pensé que Robinson se había basado en su propio nombre, ROBINson… ROBIN.”

“Me fui a casa a escribir la primera historia. Le di un tirachinas porque pensé en David y Goliat en el sentido de que Robin sería pequeño comparado con el tamaño de los hombres normales. Pero pensamos que sería peligroso, así que sólo duró unos pocos números.”

“Dick Grayson vino de los pulps. Frank Merriwell tenía un medio hermano, Dick, y Grayson vino de un libro que yo estaba leyendo, editado por Charles Grayson Jr. El nombre sonaba bien.”

“Pensé desde el ángulo del hermano mayor, y entonces Robin se hizo un poco más fácil de escribir. Hacerlo humano era casi imposible, porque tenía que dar la réplica a Batman o hacerle preguntas sofisticadas.”

Robinson admite que Robin fue creado a partir de la imagen de Robin Hood “en un esfuerzo para humanizar a Batman.” Obviamente, fue un momento decisivo en la épica de Batman, terminando para siempre con la imagen de soledad y amenaza que tipificaba al primer Batman. Previamente, su personaje era tan extraño como los retorcidos enemigos con los que se encontraba. Después, la compasión entró en escena. Batman tenía que ser un ejemplo para el chico. La historia destacará la adición de Robin como uno de los puntos más sobresalientes e importantes de la serie. Ciertamente, Robin debe ser acreditado por cargar con gran parte del peso de la longevidad de Batman.

Batman apareció solo por última vez en su propia serie, primavera de 1940. Originalmente programado para Detective 38, un cambio de última hora puso en su lugar el origen de Robin. La splash inicial declaraba que el profesor Hugo Strange se había escapado de la cárcel. Tras liberar a cinco pacientes mentales de un sanatorio cercano, Strange los transforma químicamente en gigantes locos violentos que cumplen su voluntad. Bajo el influjo de Strange, asolan Gotham aterrorizando a la policía y creando el caos en el metro elevado a la grandiosa manera de Willis O’Brien.

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Caos en Gotham City en Batman #1 (DC, 1940)


Batman descubre su escondite y de un golpe hace que el villano atraviese una ventana (“Me pregunto si realmente este es el fin de Hugo Stange.”) y elimina a tres gigantes. Los otros dos están ya en camino hacia la ciudad. Batman les sigue de cerca con ayuda de su batiplano. Situándose frente al primer camión que transporta a uno de los monstruos, Batman desciende en picado con la ametralladora escupiendo muerte. “¡Por mucho que odie tomar una vida humana, me temo que esta vez es necesario!”, dice, mostrando los dientes.

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La secuencia mencionada, en Batman #1 (DC, 1940), continúa con el ahorcamiento del gigante


El último monstruo escala un edificio de oficinas intentando atrapar el elusivo batiplano en una obvia imitación de King Kong. Batman lanza cápsulas de gas causando la caída del hombre-bestia hacia su muerte abajo, en la calle.

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Si las balas no acaban con él, lo hará la caída, en Batman #1 (DC, 1949)


Los lectores encontraron el uso de una pistola por parte de Batman, deplorable. El guionista, Finger, asentía, “Metí la pata. Hice que Batman usase una pistola para disparar a un villano, e inmediatamente fui llamado por Whit Ellsworth. Él me dijo, “Que Batman no lleve una pistola nunca más.” Tenía razón.”

Esto resultó en DC preparando su propio Comics Code, que remitió a cada guionista y dibujante en plantilla. Entre otras condiciones, se declaraba que no habría latigazos, ni ahorcamientos, ni apuñalamientos ni referencias sexuales. Incluso la palabra FLICK estaba prohibida porque la rotulación podía unir las letras. Parece que otras compañías usaron también ese código para sus publicaciones.

El primer número de Batman fue incluso más notable debido a la aparición del villano principal del cómic, el Joker. Como príncipe payaso del crimen, era casi una estrella por sí mismo. El Joker era, en realidad, la creación individual de Jerry Robinson, “Pensé que ya había llegado el momento en que Batman necesitaba un villano superior con quien enfrentarse. Quería un personaje que personificase las cualidades de intriga y misterio, pero con un gran encanto visual. Debía ser sardónico y poseer humor, un elemento importante en su caracterización. Saqué la idea de una carta de la baraja.”

Desde el principio, los destellos de locura brillaron en los ojos de los adversarios de Batman. Dr. Death y Hugo Strange eran viejos conocidos entre los supervillanos que repetidamente mortificaban al luchador contra el crimen encapuchado. Monopolizando los mejores villanos de DC, la galería de villanos de Batman esta poblada por criminales descendientes de la dinastía pulp.

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Aspecto del Joker en su primera aparición, en Batman #1 (DC, 1940)


Pero primero y ante todo, estaba el Joker. Sacado de la carta de la baraja prácticamente sin cambios, este arlequín con la cara pintada de tiza, con su sonrisa psicótica y musgoso pelo verde, inyectaba a sus víctimas dormidas una droga que causaba la muerte en 24 horas. Después, públicamente predecía sus destinos. Las víctimas expiraban con una sardónica sonrisa mortal estampada en sus caras, la tarjeta de presentación del Joker.

El Joker operaba siguiendo extraños patrones irracionales, la lógica de los cuales nunca parecía evidente hasta la conclusión de la historia. Dejando un rastro de risa mordaz y locura, el elusivo payaso sólo podía ser vencido por el dúo dinámico una vez que una de sus tétricas bromas se volvía contra él. El Joker era el número uno, y todo el mundo lo sabía.

Finger había escrito las dos historias del Joker que aparecieron en el número 1, y confesó que el morboso bufón originalmente había muerto en la segunda historia.

Whit Ellsworth dijo, “Bill, estás loco; aquí tenemos un gran personaje.” De modo que se volvió a dibujar la última viñeta con una ambulancia y una línea de diálogo que decía que viviría, gracias a Ellsworth.”

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El Joker no muere y pasa a formar parte del mito de Batman en Batman #1 (DC, 1940)


Finger también recuerda llamar la atención de Kane sobre una foto que había recortado de la versión de Grosset y Dunlap del libro El hombre que ríe. Era una referencia perfecta de la película mostrando la boca de Conrad Veidt extrañamente estirada en una retorcida, tétrica sonrisa.

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¡Santos recórcholis, Batman, el parecido es asombroso!


Una multitud de otros villanos fueron exitosamente generados de la misma matriz. Como el Joker, Catwoman también pasó a través de Batman 1.

Una frenética mujer de ojos verdes con un disfraz de gato, blandía un gato de nueve colas y conducía un kittycar. Explotando cada ángulo felino, Catwoman usaba sus nueve vidas para convertirse en la primera mujer del crimen. Esto es, una mujer primero, una reina del crimen después. La vanidad de Catwoman era su primera motivación. Demasiado fiel a su naturaleza, se enamoraba de Batman y de Bruce Wayne, finalmente luchando codo con codo con el cruzado de la capa antes de volver a la atractiva emoción de las actividades criminales.

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Selina Kyle, una chica guapa en Batman #1 (DC, 1940)


El tercer miembro del triunvirato que incuestionablemente se situaba en el más alto nicho del pasillo de la infamia de Batman, era Dos Caras (Detective 66). Un atractivo asistente de fiscal del distrito, Harvey Kent, fue transformado en un retorcido ser humano atormentado por un criminal vengativo que arrojó ácido sobre la cara de Kent. La mitad resultó intacta. La otra mitad fue desfigurada en una máscara maligna de carne púrpura distorsionada. La cara rehizo al hombre.

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Dos Caras, tirando a feo en Detective Comics #66 (DC, 1942)


Dos Caras esta inspirado, obviamente, en el número de 1939 de La Sombra en el que se publicó Face of Doom, una historia muy similar. Este Jekyll y Hyde simultáneo también era una fotocopia del villano de Dick Tracy, Split-Face.

Dos Caras llevaba un traje en consonancia con su aspecto: la mitad era caro, con un buen corte, de un buen gusto impecable; la otra raída, arrugada y ostentosa. Dos Caras marcaba la mitad de una moneda de dos caras, el amuleto de la suerte del gángster que le desfiguró. La lanzaba al aire a la manera de George Raft antes de cada crimen para decidir si se quedaría él con el botín o lo donaría para caridad.

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Más desdoblamiento de personalidad en Detective Comics #66 (DC, 1942)


Este aspecto de conflicto interno y la dominancia alterna del bien y el mal, hizo de dos caras uno de los villanos más fascinantes producidos en los cómics. Dos Caras añadía todavía más color a su personaje adoptando el número “dos” como su símbolo personal del crimen. Robaría a los pasajeros de un carromato de dos ruedas o un autobús de dos plantas, robaría la recaudación de un teatro exhibiendo una sesión doble y escaparía en una motocicleta, bicicleta, u otro vehículo de dos ruedas. Su inventiva dentro de estas limitaciones autoimpuestas era a menudo impresionante.

La cirugía plástica puso fin a su carrera en la dualidad, pero no a la de muchos imitadores que cometían crímenes en su nombre. Otro Dos Caras nació cuando un actor recreando la vida de Harvey Dent (su nombre fue cambiado inexplicablemente) fue similarmente desfigurado por la explosión de una lámpara Klieg. El original volvió de nuevo cuando una explosión de dinamita destrozaba la cirugía plástica de Dent. El cirujano le había advertido que el trabajo no podría rehacerse.

Dos Caras simbolizaba visualmente su propio dilema, fuerzas diametralmente opuestas chocando de frente en la mente de un hombre. Consecuentemente, era el más sorprendente de los oponentes de Batman.

El actor de terror en declive Basil Karlo se ponía el terrorífico maquillaje verde de Clayface, su papel más famoso, y comenzaba a apuñalar frenéticamente a las estrellas de su antiguo estudio en Detective 40. Puesto bajo vigilancia por Batman y Robin, Karlo escaba repetidamente del manicomio local para convertirse de nuevo en el embozado Clayface.

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Clayface, un tipo con las ideas claras, en Detective Comics #40 (DC, 1940)


El Pingüino, ese pomposo maestro en emular a los pájaros de andar balanceante, usaba paraguas de todas las formas y tamaños para atormentar incesantemente al dúo dinámico por primera vez en Detective 58. El Espantapájaros era un profesor a lo Ichabod Crane que decidió que se encontraba en el campo equivocado. La escasez de alojamiento en el País de las Maravillas, hizo que Tweedledum y Tweedledee invadieran nuestro mundo con planes ingeniosos relacionados con su idéntica naturaleza. El Doctor del Crimen curaba a los criminales y prescribía curas para los crímenes mal planeados.

El Cavalier era un arrogante espadachín blandiendo una espada electrificada que robó por diversión. Edward E. Nigma, el Acertijo, era un psicópata que no podía comenter un crimen sin dejar una pista. Sus desconcertantes puzzles le llevaban siempre a prisión. El selecto grupo de criminales de Batman era un club altamente exclusivo. Conformaban la élite de los bajos fondos.

“El Pingüino salió de un artículo en el Saturday Evening Post sobre pingüinos emperador”, explica Finger. “Parecían ingleses en un club elegante. Decidí que el personaje tenía que tener dos cosas, un esmoquin con sombrero de copa, y un paraguas. Hice paraguas con artefactos, armas que le darían personalidad. Decidí hacer al villano divertido pero de una manera diabólica. Utilicé el tema de los pájaros. Compré libros sobre pájaros y coleccioné cientos de artículos como referencia.”

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El Pingüino en su segunda aparición, en Detective Comics #59 (DC, 1942)


“Catwoman también. National Geographic sacó un número genial sobre gatos. Usé eso, el Libro de Citas de Bartlett y el diccionario para inventar bromas sobre gatos. Muy metódico. Lo mismo con Dos Caras. Miré todo lo que tenía que ver con el número dos. La idea era tomar el personaje de Jekyll y Hyde. Dos Caras, por cierto, fue idea de Bob. Clayface lo sacamos de El Fantasma de la Ópera.”

Batman y Robin aparecían regularmente en World’s Finest, así como en Detective y Batman. En Superman 76, el hombre de acero unía fuerzas al dúo dinámico, revelando su identidad secreta a cambio de la de ellos. Esto promovió que los tres se mudasen a World’s Finest en el número 71, compartiendo dirección e invariablemente acudiendo al rescate los unos de los otros. Durante finales de los años ’40, Robin apareció en solitario en 65 números de Star-Spangled Comics.

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Stangers in the night dejan de serlo en Superman #76 (DC, 1952)


Por pura necesidad, el más perspicaz de los superhéroes, Batman, peleaba más con su mente que con sus músculos. Sus casos eran como partidas de ajedrez. Podía golpear una vez que estaba en posición, pero llegar allí requería intelecto. Su gran cantidad de parafernalia mecánica era una extensión de su mente y una emulación del radiofónico Green Hornet.

Hornet tenía a su fiel compañero Kato. Batman tenía a Robin. Pero además de su máscara y artilugios para luchar contra el crimen, Green Hornet también lucía una elegante y potente limusina que cariñosamente llamaba Belleza Negra. Batman no podía ser menos.

Un coche de gran potencia con un rayo pintado en su lateral, un descapotable azul y un convertible rojo oficialmente llamado “el batmovil” se contaron entre los primeros vehículos en transportar a Batman y Robin en busca de sus presas. El batmovil de 1941 finalmente hizo honor a su nombre mostrando súper-cargadores, una aleta dorsal y una cabeza de murciélago como parachoques delantero. Durante una persecución en 1950, el modelo de 1941 se cayó de un puente y quedó destrozado. Mientras estaba convaleciente en el hospital, Batman diseñó el nuevo Batmovil, que se utilizó para perseguir presas criminales a lo largo del resto de la historia.

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Detective Comics #30 (DC, 1939)


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Detective Comics #35 (DC, 1940)


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Detective Comics #48 (DC, 1941)


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Batman #5 (DC, 1941)


Este modelo era el arquetipo automovilístico que se convirtió en el batmovil clásico. Dotado de asientos envolventes, pantallas de televisión y radar, un parabrisas de plástico, una luz que proyectaba el batsímbolo, luces delanteras capaces de penetrar en la más densa niebla, antena de radar dentro de una monstruosa cola-aleta, lanzacohetes, una delantera afilada de acero para atravesar barreras y un laboratorio completo con una poyata de trabajo, banquetas y armarios, el batmovil parecía capaz de dilapidar la fortuna de Wayne sólo con las facturas de la gasolina.

Implementado a lo largo de la década, los guardabarros delanteros del Batmovil se hicieron cuadrados, y las puertas se sustituyeron por una cabina retráctil. El dinosaurio por fin fue cambiado por un deportivo y compacto modelo de 1965, el primer batmovil capaz de enfrentarse a las realidades del tráfico.

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Detective Comics #341 (DC, 1965)


El batiplano sufrió una similar evolución desde el batigiro, virtualmente un helicóptero con una enorme forma de murciélago, pasando por un aeroplano de dos asientos después modificado con un morro en forma de murciélago y propulsión a chorro, y hasta el batiplano II con morro de aguja, conteniendo prácticamente todo lo imaginable. Los efectos personales de Batman también incluían una plétora de varios batarangs, lazos, cinturones de utilidades, componentes y disfraces para todas las ocasiones.. Iba a necesitarlos todos y cada uno.

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Detective Comics #31 (DC, 1939)


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Detective Comics #48 (DC, 1941)


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Detective Comics #55 (DC, 1941)


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Batman #61 (DC, 1950)


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Batman #167 (DC, 1964)


Batman y Robin raramente combatieron contra los poderes del Eje, siendo la mayor excepción el serial de Columbia de 1943, Batman y Robin, que relataba sus esfuerzos contra el Dr. Daka y los esclavos del sol naciente. Lewis Wilson y Douglas Croft eran los protagonistas. En 1948, el dúo volvió a Columbia en Las nuevas aventuras de Batman y Robin, donde Robert Lowery y Johnny Duncan ponían en jaque las actividades criminales de The Wizard.

Cuando Weissinger dejó el cargo por un tiempo al entrar en servicio, puso como sustituto a Jack Schiff. Dick y Dave Wood empezaron a escribir parte de la saga de Batman, luego Don Cameron añadió sus talentos literarios. Cameron desarrolló el hábito de escribir divertidos notas en sus guiones como “¡Y entonces Batman, el torpe estúpido, deja caer la caja…!” Él y Finger una vez planearon una parodia llamada Batmitzvah y Robinowitz, el Chico Maravilla, con Bruce Weinstein. Era muy parecida a la versión de Mad Comics de años después titulada Batboy y Rubin.

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Batboy y Rubin en Mad #8 (EC, 1953), por Harvey Kurtzman y Wally Wood


Bill Finger todavía reinaba como preeminente guionista de Batman. Aún cuando frecuentemente entregaba tarde sus historias, trabajaba duro, a menudo sudando un guión hasta el último minuto, a veces escribiendo guiones completos en una noche. Finger tenía una maravillosa literatura visual y siempre escribía para el dibujante. Había desarrollado un sistema que sería usado por otros, incluyendo a Weisinger, que reconoce a Bill como su maestro en los recovecos de la narrativa.

“Empecé a acumular material, un archivo de localizaciones y ocupaciones. Compraba copias de Popular Science y Popular Mechanics que cubrían cualquier tema imaginable. Los adjuntaba y le daba esos dibujos a Bob Kane junto con la historia. Una vez encontré un artículo sobre una máquina de escribir gigante utilizada en una exposición de una feria y la usé en un guión. Eso empezó las historias de cosas grandes. Eran mis fondos. Hacía a Batman ir de la A a la B en una viéta y de la C a la D en la siguiente. También coleccionaba material sobre argot, argot profesional, y lo hacía parte de mis artilugios para Batman.”

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Batman #52 (DC, 1959)


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Batman #115 (DC, 1958)


“La batcueva salió directamente de Popular Science. Tenía un dibujo de un corte transversal de hangares subterráneos y cómo los aviones se podían sacar con poleas. Recorté eso y dije, “Por Dios, esto es genial.” Y le di el dibujo a Bob. El lo copió línea por línea, añadiendo estalactitas y estalacmitas para darle el toque misterioso.”

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Las estalactitas debieron de ser más tarde de Batman #12 (DC, 1942), donde todavía la batcueva no tenía nombre


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El nombre de Batcueva se lo ganó en la tira de prensa de Batman el 29 de octubre de 1943, aunque el dibujo fuese el mismo


“Batman era un personaje complicado de escribir. Tenía un libro de artilugios con pequeñas curiosidades junto al argot. Si estaba haciendo una historia sobre el ferrocarril, intentaba encontrar algunas cosas sobre el ferrocarril que la gente no supiera y usarlas como pistas o puntos importantes de la historia.”

El aspecto general de las páginas era oscuro e intrigante. Viñetas de extrañas formas encajaban metafóricamente en patrones de puzzle. Esquemas, abarrotados de cajas y flechas explicativas, añadían el aspecto denso y diagramático tan apropiado para una serie de detectives.

Tras unos poco años, otros prestaron sus talentos a las aventuras de Batman a medida que aumentaba la demanda de historias. Jack Burnley, que creó a Starman e hizo una gran cantidad de trabajo para DC, dijo “Hice de negro en algunas portadas de Action, Adventure, World’s Finest, Superman y Batman. También hice el lápiz de todas las dominicales de Batman y algunas pocas tiras diarias. Charlie Paris hizo la mayor parte del entintado. Yo también hice el lápiz de unas pocas historias de Batman. Muchos entintadores querían trabajar siempre en mi material porque yo ponía cada detalle y no dejaba mucho detalle de los fondos para que lo pusiera el entintador a medida que avanzaba.”

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Don Cameron y Jack Burnley en Batman #25 (DC, 1944)


Bob Kane hizo los lápices de la tira de periódico y de algunas de las historias de Batman en World’s Finest, Detective y Batman. Bob tenía una imaginación maravillosa en sus diseños a lápiz, y su propio estilo era bueno para esa primera época de los cómics.”

Robinson empezó a trabajar sobre los diseños de Kane, finalmente realizando sus propias historias. George Roussos hizo fondos, rotulado y entintado. Fred Ray merió mano en unas pocas portadas.

A mediados de los años ’40, Paris entintaba los lápices de Dick Sprang. Hal Sherman y Curt Swan produjeron un ingente volumen de material. Edmond Hamilton, Al Schwartz, Otto Binder, Bill Woolfolk y otros más tarde, contribuyeron en los guiones de Batman. A diferencia de muchas series que decaen con la ausencia del artista original, Batman mejoró.

Alfred, el criado de Wayne, el canoso comicsario Gordon y Vicki Vale, chica reportera, jugaban papeles cada vez más importantes a medida que se acercaba el final de los años ’40. Historias de interés humano se abrieron camino en la serie. Cada Navidad, Batman salvaba al papá de alguien de una inmerecida sentencia a la silla eléctrica y le ayudaba a reformarse. Las historias eran genuinamente emotivas. Batman se convirtió en uno de los comic books mejor escritos de la década.

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Portada navideña de Win Mortimer para Batman #45 (DC, 1948)


Hacia mediados de los años ’50, la máquina de niebla de National se rompió y Batman se volvió menos atmosférico, luchando contra monstruos, extraterrestres, robots y lo-que-sea gigantes. El miso destino que cayó sobre Superman descendió sobre Batman. Batwoman, Batgirl, Bat-Mite y Ace, el batsabueso, fueron presentados.

Aún así, el carisma que rodeaba a Batman continuaba atrayendo lectores a pesar de que el contenido fue cambiando para tener mayor atractivo para los jóvenes. Generaciones continuaron atrapadas en su mundo criminal claustrofóbico, y el nombre de Batman se convirtió en sinónimo de cómics.


Diez años pasaron antes de que Batman recuperase su gloria original.