La Mala Gente (Étienne Davodeau)

La Mala Gente Portada
La Mala Gente, de Étienne Davodeau. Ponent Mon, 2006. Rústica. B/N. 192 páginas. 18 euros



El título de este tebeo, que puede llevar a engaños, toma su nombre de una zona de Francia, en el cauce del río Loira llamada los Mauges y que algunos historiadores, probablemente, malintencionados, sugieren que procedería de la contracción de la expresión “mala gente”, tal y como nos explican en las primeras páginas del tomo.
Y digo que puede llevar a engaños, pero es poco probable, ya que como queda claro en la portada, La Mala Gente se trata de “una historia de militantes”.
Davodeau nos explica la historia de esa zona de Francia durante los años de mayores cambios socales ocurridos a mediados del pasado siglo XX, a nivel político y sindical. Es la historia de sus padres, de cómo llegan a convertirse en militantes, socialistas y sindicalistas activos en esa región, en la que por una parte, la influencia de la religión católica es muy fuerte y por la otra, es una zona muy cerrada a las influencias externas, donde la posibilidad del cambio es algo lejano y , en cierto modo, peligroso y nefasto, donde la gente se conoce desde siempre, no se fían de las personas que vienen de fuera con nuevos aires y donde la empresa es vista como una prolongación de la propia familia, con un fuerte sentido paternalista.
Todo ello hace que los cambios que se empiezan a vivir en otras zonas, sean vistos, desde la distancia, como algo que nunca podrá llegar a ocurrir por esos lares… hasta que los nuevos movimientos católicos, que se acercan al corazón de la clase obrera, hacen que florezcan asociaciones culturales y deportivas, que, con el paso del tiempo, se convertirán en el germen de los incipientes sindicatos, que lucharán sin pausa pero sin tregua contra las pésimas condiciones laborales que se tenían en esas fábricas.
En el desarrollo de la trama, nos encontramos a Davodeau dialogando con sus padres sobre qué cosas incluir y cómo hacerlo, cómo se deja asesorar por ellos dos y por amigos de aquella época, cómo él mismo y su entorno van cambiando: desde su nacimiento, el ver las reuniones medio clandestinas de niño hasta formar parte de todo ello siendo ya adolescente e ilustrando octavillas para una manifestación a favor de la creación de un instituto público para la zona.

La Mala Gente interior



Lo cierto es que la trama de este cómic me toca desde muy cerca: no de modo tan intenso ni siendo yo tan mayor como Davodeau, en el barrio en el que me crié se vivió un movimiento sindical parecido, muchas huelgas, acciones sindicales, la muerte de aquel otro, con tensiones dentro y fuera de casa, aunque mis recuerdos son más vagos y lejanos.
Por todo ello, esta historia ha sido muy fácil y entretenida de leer, pues podía extrapolar ciertas circunstancias a mi vida personal o a situaciones que sucedieron a mi alrededor, de manera más o menos lejana o con cambios y matizaciones, aunque supongo que no será así para otros lectores a quienes el tema no les parezca nada atrayente ni interesante, por lo que su lectura les pueda llegar a resultar pesada y tediosa.
En cuanto al dibujo, nos sitúa en los paisajes boscosos de la zona, y en los caminos (hay muchos caminos, como metáfora de lo que se está viviendo) en las dependencias de las fábricas, pero sobre todo, y debido a la gran cantidad de texto y diálogos, primeros y medios planos, con cuidados detalles en las expresiones de las caras y las manos, que nos ayudan a comprender todas y cada una de las situaciones que le están explicando y que nos hace llegar de modo sencilla el autor.
La traducción corre a cuenta de Ana Millán y está muy cuidada, dándonos continuamente datos y notas al margen, que nos explican, por ejemplo, las numerosas siglas que nos encontramos por todo el tomo

3.jpg
Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


Mar