Los tres caminos (Lewis Trondheim y Sergio García)

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Los tres caminos. Guión: Lewis Trondehim. Dibujo y tinta: Sergio García. Color: Lola Moral. Ediciones Sins entido (2006). Cartoné. 36 págs. Color. 13 €



A veces el título de un libro nos lleva a confusión o nos indica diversas interpretaciones. No sucede así con este Los Tres Caminos, con guión de Lewis Trondheim, dibujo y tintas de Sergio García y color de Lola Moral. El título nos pone en aviso de la triple vertiente que va a hacernos tomar cada página de este tebeo que puede ser disfrutado por adultos, jóvenes y niños acompañados, pues es, en ocasiones, más complejo de lo que su dibujo infantil nos da a entender tras un primer vistazo.
Los autores nos proponen un viaje, que recorrerán los tres personajes principales por tres caminos distintos, que transcurren paralelos durante gran parte de la aventura, pero que irán complicándose a medida que los senderos se crucen entre ellos, por veredas marcadas que nos ayudan a seguir situando a cada oveja con su pareja. Así nos encontramos a un viejo usurero y su ayudante, que parten en busca de morosos y en que el viejo no desperdiciará cualquier posible negocio que le facilite aumentar su fortuna, para estupor del joven asistente. La joven Roselita, protagonista femenina de otra de las historias, que abandona la seguridad del hogar en busca de una nube que le dé pan para comer, aunque –de momento- tiene una nube que no para de arrojarle piedras. El tercer personaje es un robot que no sabe ni cómo ni por qué se haya en una pequeña barca, siguiendo el cauce de un río que le lleva no sabe a dónde, por lo que no deja de hacerse preguntas acerca de su destino, misterioso, como no podría ser de otra manera, tratándose del destino.

Con este grupo de personajes, que se cruzan ocasionalmente al principio y en el transcurso de la narración, y cuyos encuentros se convertirán en fundamentales para el desarrollo de la historia general y de la de cada uno en particular, los autores nos presentan una especie de viaje iniciático en el que cada cual tendrá que tomar decisiones, conocer o ignorar a quienes se cruzan en su trayectoria y ver qué les depara su búsqueda, hacia dónde llegar, cómo y por qué.
La premisa es sencilla, como sencilla es su lectura. Todo resulta tan cómodo y, en apariencia, tan tranquilo en el discurrir de este tebeo que una se inclina a verlo como típicamente infantil, pero que a poco que se deje impregnar por las primeras páginas, podrá comprobar que hay algo más detrás: no es que nos venga a resolver las tópicas preguntas místicas de quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos. Justamente, lo que consigue es que esas preguntas surjan de un modo fluido, sencillo. Por eso creo, que es un tebeo de niños para ser disfrutado por todos o un tebeo de pacífica lectura adulta para que éstos iniciemos en nuestra afición, la lectura de cómics, a los tiernos –propios y ajenos- retoños. Y qué mejor modo que empezar por uno bueno, pues, aunque hay pasajes obvios para las mentes crecidas, siempre se tendrá tema de conversación – si es lo que se quiere- con el pequeño al que acercamos a nuestro lado para compartir algo más que un simple estar juntos.

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La edición, muy buena, en español corre a cuenta de Ediciones SinsEntido


Lo que nos llama la atención, en primer lugar, del dibujo es que no está dividido en las viñetas típicas, con las calles que nos pasean de un momento a otro, sino que es una secuenciación marcada tan sólo por el camino que cada personaje en concreto ha decidido recorrer, por tierra, agua o aire, pero siempre ocupando su lugar, su espacio, aunque se mezcle o cruce, no abandonará el sendero que en cada momento eligió… o que se vio obligado a continuar por el azar del destino: no podemos llegar de A a B por el camino más corto, las fuerzas de la naturaleza, los sujetos con quienes nos relacionamos o quién sabe qué, nos hacen, nos motivan a ir pasando por C, D o, incluso, H. Sería fantástico poder seguir la historia de cada cual y todas ala vez si este tebeo se pudiera ver como un gran desplegable: ¡qué magnífico mural!

El dibujo y también el color, siguen la pauta de sencillez que llena este tomo. Todo parecer fluir, nada aparece impuesto: ni sobra ni falta nada, estando en su justa medida, con un cuidado por el detalle que se aprecia en cualquiera de los personajes principales o en el más insignificante secundario que se cruza en el punto más remoto. Nada aparece por casualidad o simplemente está ahí para que el lector pueda disfrutar y detenerse en cada recodo del camino.
El color acompaña al dibujo y a la historia sin estridencias, potenciando la sensación de naturalidad, de que es así, no pudiendo ser de otro modo… o tal vez sí, que con las elecciones particulares y los caprichos del destino nunca se sabe: no sabemos qué puede cruzarse a continuación en nuestro camino que nos haga ver las cosas así o asá, volver nuestro pequeño y conocido mundo del revés y cambiar la opinión y el modo de pensar.

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Segundo tomo, con los mismos autores y editado, también, por Delcourt, que esperemos nos llegue antes pronto que tarde


Si aún no se habían decidido por el libro que iban a regalar en estas (o en otras, que las ocasiones siempre son buenas) tengan presente este Los tres caminos y siéntense, o mejor, túmbense en una mullida alfombra, a disfrutar.

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Bueno, este es el nivel medio que habría que pedir a cualquier tebeo


Mar