¿Son los cómics para niños?

Quien más y quien menos de los que pululamos por estos entornos, hemos oído trillones de veces esa frase: «¿¡ Lees tebeos?!. Eso es para niños pequeños!!» acompañada, por lo general, con un gesto socarrón o una mirada de mala baba disfrazada de ternura, o sin ninguna sutileza, mirándote y perdonándote la vida por leer «eso» que no leería ni un niño chico.
Y nada más lejos de la realidad.
NO hay cómics para los niños pequeños.
Me refiero a tebeos especialmete creados para niños pequeños: hay cuentos para toda la etapa infantil de todo tipo, formato, temática y siempre, acompañado de ilustraciones -también de toda clase. Parece ser el caldo de cultivo ideal para que el tebeo tenga su primera explosión editorial, y, sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Me resulta, cuando menos curioso, que te recrimen algo que ni siquiera existe.

Pensamos que los niños pueden leer a Mortadelo, Zipi y Zape, Asterix o Tintin … todos esos personajes con los que hemos crecido y que son adecuados para su edad. Pero no lo son. Todos los hemos leído, más bien mirado, en cuanto caían en nuestra manos y los devorábamos con avidez, pero eso no quiere decir que nos enterásemos ni de la mitad de lo que se pretendía con la historia.
No estoy hablando de chiquillos de doce años. Hablo de cuando empezamos a leer, a coger gusto por leer, papel en el que los dibujos tienen un valor fundamental como soporte y ayuda, hilo conductor de la historia. Es justo en ese momento cuando los cómics deberían empezar a despuntar: si los personajes hablan o piensan, ¿por qué no hacerlo en bocadillos, en vez de en líneas de diálogo en la página? pero no sucede. ¿Por qué?
En estas edades, la mayoría de las familias regalan muchos, o al menos bastantes más, libros que en cualquier otra edad y los niños son estupendos receptores de historias. Todos tenemos la idea que es buenísimo para el peque desarrollar el gusto por la lectura e incluso, vamos a tiendas especializadas a que nos indiquen tal o cual cuento adecuado para la edad en cuestión o «perdemos» tiempo ojeando multitud de posibles compras hasta que nos decantamos por el que nos parece que más le puede gustar, adecuado a su edad, bien editado, medianamente resistente e impactante: con desplegables, brillantes colores, … que sea atractivo, en suma: queremos que nuestro libro le encante y lo disfrute el mayor tiempo posible. Queremos que el niño tenga ganas de que se siente con nosotros, «que seamos su tía favorita» y, para ello, le contamos la historia que le acabamos de regalar tantas veces como nos lo pide cada vez que vamos de visita.

Y es que los libros con ilustraciones -y según este planteamiento, por tanto- los tebeos son atractivos para el niño. Y mucho. Cuando están aprendiendo a leer, pueden «leer» porque siguen la historia a través de las ilustraciones: haciendo sus propias composiciones y desarrollando su imaginación, cubriendo las lagunas que se le puedan crear al no poder seguir la historia totalmente. ¿Pero qué sucede cuando ya leen con relativa naturalidad? Pues parece ser que en ese momento, decidimos que ya no es necesario que se le sigan comprando ni libros preciosos y regulares ni de ningún tipo: ya no nos sentamos con ellos en nuestro regazo ni esperamos ese beso de final de la historia. Es que ya son grandes y eso no les gusta. ¡Claro que no les gusta!¡Han crecido! Los niños tiene la mala – y sana- costumbre de crecer y dejar de ser «monísimos y taaaaaan graciosos»… pero eso no quiere decir que no sigan disfrutando de la lectura. Y es en este momento cuando tienen un mercado de superhéroes y personajes de manga a su disposición, aunque la mayor parte de las veces, no están dirigidos a ellos, ni muchísimo menos. A través de la televisión y de las películas (en ningún momento nos olvidamos del fenómeno Disney o, más recientemente, Pixar, y su competidora -pero semejante- DreamWork) les llegan multitud de nuevos personajes con una cantidad ingente de productos de merchandising, entre los que se encuentran los -de nuevo- cuentos y, ahora sí, cómics.
Está claro que la mayoría de los pre-adolescentes disfrutan mucho con la lectura de los tebeos de superhéroes, en los que la diferenciación del bien y del mal es bastante clara (aunque muchas veces prefieran a los villanos) y también es evidente la preferencia de los chicos por un tipo muy determinado de héroe, Lobezno o La Liga de la Justicia, y el de las chicas, las SuperNenas o las Witch, en el que las heroínas son, además, guapas y modernas… pero, ¿es adecuada la lectura de estos tebeos a estas edades? O, planteada de otra manera: ¿están creados estos cómics para este público? Porque no habría que confundir dibujos animados con material para niños: aquí podríamos entrar/volver al debate de si todos los dibujos animados y anime son para niños: ¿Los Simpson son para niños? ¿Y Spiderman? ¿Lo era Candy-Candy? y la clara diferenciación por sexos. Lo que, desde luego y generalizando, es evidente es que una gran mayoría del público adulto, selecciona sus tebeos de adulto por lo que ha ido leyendo desde pequeño: no es de extrañar que exista toda una generación de lectores de manga, aunque sí me parece extraño que nos llevemos las manos a la cabeza -quien lo haga- porque esto ocurra. El manga no es el demonio que viene a destronar al ángel del cómic europeo, por ejemplo: es sólo un reflejo del poder de una campaña feroz y perfectamente orquestada de introducción de un producto que, hasta hace bien poco, era escaso.

Pienso que en estas edades se dan las condiciones esenciales para que los cómics brillasen con un esplendor propio, y sin embargo, pasan sin pena ni gloria y eso, en el mejor de los casos, puesto que en realidad, casi ni existen.
Asi que cada vez que oigamos a alguien decirnos «¿estás leyendo un tebeo? eso es para niños» ya sabremos con seguridad, tal vez con un poquito más de seguridad que antes, que esa persona no es que no haya leído un cómic en su vida, es que no tiene ni idea de lo que está hablando.

Mar