Jamilti y otras historias (Rutu Modan)

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Jamilti y otras historias (Rutu Modan). Astiberri, 2016. Rústica con solapas. 17 x 24 cm. 176 págs. Color. 18 €

Jamilti y otras historias es un recopilatorio de historias cortas de Rutu Modan que acaba de reeditar Astiberri, cuya lectura he disfrutado bastante. Más, de hecho, que la de las obras largas como Metralla (Astiberri, 2006) o La propiedad (Sins Entido, 2013), en las que siempre me ha costado entrar. Me parecían buenos cómics, con todo en su sitio, pero no me emocionaban o interesaban lo suficiente, quizás porque la línea clara realista que practica Modan me ha parecido siempre un poco monótona y distante.

Sin embargo, en este tomo nos encontramos con una Rutu Modan diferente, más juguetona y experimental, no sólo por la propia naturaleza del relato breve, sino porque muchas de ellas se publicaron antes de las novelas gráficas antes citadas, en un periodo comprendido entre 1998 y 2007. Especialmente en las primeras piezas, es evidente la búsqueda de un estilo, lo que produce páginas imperfectas e irregulares, pero más vivas y vibrantes, en mi opinión, que el estilo cerrado que usa hoy en día. A mí, al menos, me estimula más el trazo dubitativo y las figuras de proporciones cambiantes de «Jamilti» o «Bloqueo de energía», o el blanco y negro sucio e imperfecto, incluso algo underground, de «Lo pasado». En todas las historias hay una chispa, una situación cotidiana que encierra algún tipo de trauma del que arranca la acción. Carecen de estructura cerrada casi siempre: no existe una clausura, si bien a veces encontramos la típica sorpresa propia de muchos relatos cortos. Esto nos lleva al terreno de lo sugerido y lo irreal, porque la falta de un remate que certifique una sola versión de los hechos deja en nuestras manos la interpretación, especialmente en casos como la excelente «Vuelta a casa», compuesta sólo de viñetas a toda página. Modan demuestra, además, una gran habilidad para trazar personajes con aristas en tan sólo unas pocas páginas, algo nada sencillo.

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En prácticamente todas las historias está presente el gran tema de Rutu Modan, que no es otro que las relaciones familiares, especialmente si incluyen conflictos, secretos o ausencias. En «Bloqueo de energía» es el padre el que falta, mientras que en «Lo pasado» la ausente es la madre. En «Vuelta a casa» se presenta a una familia en shock, esperando siempre a uno de los hijos, desaparecido en combate —la guerra y el terrorismo están presentes en muchas de las historias, de un modo u otro—. En «El asesino de las bragas», una delirante historia policial, el origen de los asesinatos también acaba teniendo un origen paterno-filial.

«El rey de las rosas» me ha parecido la mejor historia del libro. Aparecida originalmente en la revista de Drawn & Quarterly, esta pieza es la más audaz de Modan, y por momentos recuerda al realismo mágico, pasado por el peculiar filtro de la autora y su fina ironía. El punto de arranque, que se sitúa en el marco circense, ya no está indicando que vamos a leer una historia maravillosa, pero no anticipa que, en el fondo, bajo la apariencia ligera y de farsa, se no está relatando la crónica de una obsesión enfermiza y malsana.

Siempre procuro leer todo lo que se publica de Rutu Modan, porque aunque, como decía, me cueste entrar en sus propuestas, la considero una autora buena e importante en el panorama actual de la novela gráfica. Me ha sorprendido mucho con Jamilti y otras historias, que se ha convertido desde ya en mi Rutu Modan favorita: osada, experimental y divertida.