Milo Manara, mujeres de papel

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Vía Sergio (o Tirafrutas) nos llega la noticia de que Milo Manara, autor cuyos derechos de publicación en España poseía hasta ahora Norma, pasa a formar parte de la escudería Planeta (ahora ya sabemos por qué Norma empezó a saldar álbumes de Manara a finales de Junio). Un autor cuyas obras de corte erótico siempre son superventas, debido principalmente a que su público no se constriñe a los lectores habituales de cómic, verá publicada por enésima vez en España su obra El clic. Sobre las numerosas ediciones realizadas hasta el momento escribió un artículo Dionisio Platel en su weblog ayer mismo, así que no queremos ahondar en el tema. La maestría del artista italiano al representar el cuerpo de la mujer y su sensualidad es innegable, lo cual ha favorecido el que su carrera tirase por unos derroteros que, seamos sinceros, han terminado aburriendo hasta a las vacas.

Superada la sorpresa inicial que supuso leer El clic por primera vez, otras obras que abordan de lleno el erotismo como El perfume del invisible, Cámara indiscreta, Kamasutra, WWW, o Cita fatal acaban cansando por lo previsible de los planteamientos y la falta de innovación. Sin embargo tampoco hay que olvidar que en la trayectoria artística de Manara podemos encontrar dispersas algunas joyas como sus colaboraciones con Hugo Pratt: Verano indio y El Gaucho. En la primera de ellas, aunque el guión de Pratt no brilla a la altura habitual y la caracterización de los personajes no es tan certera como nos tiene acostumbrados, Manara realiza un trabajo excelente, para mi gusto uno de los mejores de su carrera.

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También encontramos numerosos puntos de interés en HP y Giuseppe Bergman, donde el estilo de Manara aun recogía influencias de Moebius de las que luego se desmarcaría, y que marca el inicio de una de las series más queridas por Manara. A pesar de incluir el erotismo como un elemento más de la narración, no lo convierte en leit motiv, y utiliza al personaje para dar rienda suelta a su imaginación surrealista tan cercana a los planteamientos de su buen amigo Federico Fellini. Este primer Giuseppe Bergman sería continuado con los álbumes Tal vez soñar, Aventuras africanas y por último Camino oculto, una obra realmente imaginativa y con unos dibujos espléndidos, muestra de que Manara, cuando quiere, aun puede ser un artista interesante.

La visión poética y surrealista que Fellini y Manara compartían, su gusto por las mujeres hermosas y su amistad, probablemente fruto de una admiración mutua, propició que colaborasen en varios proyectos, como puedan ser 8 y ½, Viaje a Tulum y El viaje de G Mastorna, que aunque en ocasiones pecan de demasiado experimentales, no dejan de tener su interés. Por último, y aunque en el tintero quedan aún algunas obras reseñables, no me gustaría terminar sin mencionar el tebeo que a mí me hizo descubrir a Manara y por el que tengo un especial cariño. Lo publicó hace más de 20 años Toutain, y sorprendentemente nunca ha sido reeditado (¿tal vez porque no es erótico?). En esta historia primeriza, sencilla, lineal, sin alardes, en la que se respiraba la admiración y el homenaje de Manara hacia Hugo Pratt, se mezclan en su justa medida el western, la aventura, los personajes memorables y el amor. Hasta siempre, Coneja Blanca, hasta siempre, Hombre de papel.

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el tio berni