Destino. Una novela en imágenes (Otto Nückel)

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Destino. Una novela en imágenes (Otto Nückel). Sans Soleil, 2015. Rústica. 15 x 15 cm. 230 págs. B/N. 15 €

En las primeras décadas del siglo XX estuvieron de moda las llamadas novelas en imágenes, narraciones con grabados, mudas, que suelen estar localizadas en ambientes urbanos y reflejan toda la miseria, económica y moral, de la era posindutrial. El belga Frans Masereel con Mi libro de horas (1919) o La ciudad (1925) es uno de los más conocidos; el otro gran exponente seguramente sea Lynd Ward con obras como God’s man (1929). La filiación de este tipo de obra es compleja: por un lado, su espíritu no está muy alejado del cine mudo de la época, especialmente del que convertía en protagonistas a las grandes metrópolis industrializadas, y por tanto a la vida moderna, desde un punto de vista crítico: los tiempos avanzan que es una barbaridad, pero ay del que no puede seguirles el ritmo. Pero también me parece evidente que estas obras realizadas con grabados se insertan en una tradición más antigua, que viene del trabajo de gente como William Hogarth, un grabador del siglo XVIII que realizó series de imágenes como A Harlot’s Progress (1732) y A Rake’s Progress (1735), con una clara intención moralizante, y que seguían una estructura similar: ofrecer estampas de la vida de un personaje y su caída en desgracia, debida a una relajación de las costumbres morales pero también a la maldad intrínseca de la sociedad moderna.

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Es curioso cómo casi dos siglos más tarde Otto Nückel aplica el mismo esquema en Destino: una novela en imágenes. Se trata de una obra de 1926, que ahora publica en el mercado español Sans Soleil, en la que asistimos a la desgraciada vida de una mujer que pierde a sus padres a temprana edad: a su padre por culpa del alcohol, y a su madre por culpa de la enfermedad provocada por el trabajo extremo. A partir de ahí, la joven inicia su particular caída a los infiernos, pasa por trabajos infames, conoce a varios hombres que se aprovechan de ella y luego la abandonan, tiene un malogrado embarazo, es obligada a prostituirse… En este caso, la crítica se centra en la sociedad y en la corrupción que la ciudad como ente moral provoca en una joven que, en otras circunstancias, habría podido desarrollar todo su potencial.

El efecto que provoca la técnica de grabado en plomo de Nückel es agobiante, porque al contraste radical entre luz y sombra propio de cualquier grabado, se une la sensación de volumen que aporta la trama conseguida con el plomo, las finísimas líneas con las que genera ilusión de profundidad. También permite un nivel de detalle significativo, aunque más importante que eso es la manera en la que las figuas humanas se ven obligadas a moverse: con movimientos rígidos, formando ángulos agresivos, como si fueran marionetas… o personajes de Franz Kafka. La ausencia de texto tiene una consecuencia obviamente buscada: los personajes no tienen una verdadera personalidad, sino que ascienden al plano simbólico, son estereotipos que el lector conoce previamente, lo que permite que pueda seguir la historia sin perderse. Dentro de esa convención, sí sorprende la caricaturización de algunos personajes, que persigue la caracterización moral, en el fondo la motivación detrás de todas las decisiones narrativas y de composición de Nückel —basta con observar las poses que adopta la protagonista—. El resultado, no cabe duda, cumple con sus objetivos y además ofrece imágenes impactantes, de gran fuerza visual.

Santiago García fue uno de los primeros teóricos españoles que dio a conocer aquí este tipo de narración gráfica, y la vinculó con la actual corriente de la novela gráfica. No tanto por su modelo narrativo, que más o menos conscientemente se alejaba de las historietas que había en su época, ni tampoco por las técnicas empleadas —aunque Art Spiegelman las tuvo muy en cuenta e incluso llegó a realizar alguna prueba en grabado para Maus—, sino sobre todo por el tratamiento de temáticas alejadas de los géneros de ficción clásicos y la búsqueda de un público adulto interesado en las mismas. Su intención crítica es uno de los vínculos más claros con cierto tipo de novela gráfica contemporánea, en cuya escena la recuperación de novelas en imágenes como ésta parece un paso casi natural, porque responden a una sensibilidad parecida.