La Máscara. Edición comentada por Hugues Dayez (Franquin y Hugues Dayez)

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La Máscara. Edición comentada por Hugues Dayez (Franquin y Hugues Dayez) Dibbuks, 2015. Cartoné con sobrecubierta, 26,5 x 25 cm. 112 págs. B/N, 25€

En 1954, durante más de medio año, se publicó por entregas en Spirou una de las peripecias clásicas de este personaje acompañado por Fantasio: La máscara. Visto con el tiempo, más de 60 años después de su publicación original, los atractivos de los que hace gala este álbum revalorizan y ponen en vigencia los valores de la aventura clásica construida sobre el relato de género construido con una base sólida pensada para contentar a un lector.

Y es que La máscara nos recuerda lo inútil de algunos intentos contemporáneos de trabajar con los estereotipos y cronotopos del género, aunque Image se está saliendo con la suya. El trabajo de Franquin es una obra para la que no ha pasado el tiempo a pesar de lo reconocible de los gags, de los giros argumentales y del tratamiento de los personajes, escenarios y situaciones. Tras lo visto y para los que la hayan leído previamente esta obra, no hará falta decir que La máscara no es una obra posmoderna, la reedición de la cual nos viene como anillo al dedo para hablar de contraposiciones de la ficción contemporánea. Franquin no se plantea en ningún momento remitificar ni escenarios, ni personajes ni instituciones de poder, ni tan siquiera confrontar sus aventuras y el estilo abonado a la narrativa franco-belga de la época de cierto buenísimo narrativo y de personajes que no transitaban en zonas grises.

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Quizás el error de muchos autores hoy día es querer jugar con esos parámetros, más adecuados hace más de medio siglo pero que en nuestro tiempo necesitan ser reescritos con los claroscuros que presiden la sociedad contemporánea como bien ejemplifica El botones de verde caqui de Schwartz y Yann. Obra que casualmente está ambientada en más de una década antes de la aparición de La máscara. Dicho esto el relato de Franquin es una gran obra clásica, fresca y que sigue manteniendo el pulso narrativo como pocos títulos de la época. Cuando me refiero a clásico lo hago con la misma magnitud que a una obra de Hitchcock, Howard Hawks, o John Ford, por hablar en los mismos términos que H. Fayez, que guardan en común con este creador la construcción de la historia y por una forma que conjuga simplicidad y elaboración en la composición de las viñetas.

La trama es más bien sencilla, Fantasio es acusado en falso de cometer una serie de robos por la ciudad. Concretamente tras el último, en el que supuestamente roba una máscara egipcia delante de todos los medios, tiene que poner pies en polvorosa para evitar ser atrapado por la policía. El argumento del falso culpable, los villanos con máscara, las persecuciones que nunca acaban, y las resoluciones enrevesadas, son planteadas de manera deliciosa.

Todos los actores que participan en la trama se limitan a cumplir su rol narrativo siendo Spirou, Fantasio y los villanos los que se salen de los esquemas sociales. Eso supone un amplio rango de acción para el desarrollo de los personajes principales que usan aspectos de la vida cotidiana para camuflarse e intentar salirse con la suya. Especialmente brillante es la participación de Fantasio en una competición ciclista en la que Franquin saca lo mejor de sus lápices para transmitir el esfuerzo de Fantasio y plantear una escena con una narrativa visual inigualable.

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Pero este volumen tiene un extra que nos viene muy bien para contextualizar la obra y comprenderla no solo en la época en la que se publicó sino en los valores sociales imperantes en aquel momento que se ven reflejados en cada una de las páginas de La máscara. El encargado de esta labor es el crítico de cine y periodista especializado en cultura Hugues Dayez. Cada pie de página da información no solo las referencias de la cultura popular del momento que aparecen en este título, sino que también profundiza en los rasgos autorales de Franquin y de cómo los utiliza en cada momento. Los comentarios están a medio camino entre la curiosidad y la reflexión sobre el arte de narrar para grandes públicos.

En resumen, La máscara es un relato clásico muy entretenido, que divierte de la misma manera que lo pudiera hacer más de sesenta años después de su publicación. Cuya construcción se basa en los cánones y que  hoy nos supone un poco de aire fresco a tanta aventura remozada pensada para gustar a todo el mundo sí o sí. Con el valor añadido de los comentarios del crítico belga que nos ayuda a profundizar en el texto como un reflejo de una época.