Balada. O una historia cochina. O te pasa cuando menos lo esperas (Martín López Lam)

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Balada. O una historia cochina. O te pasa cuando menos lo esperas (Martín López Lam). Ediciones Valientes, 2015. Rústica. 11,5 cm x 16,5 cm. 32 págs. Bitono. 4 €

A veces las grandes obras llegan sin avisar y cuando menos te lo esperas. Ha sido el caso del último fanzine de Martín López Lam, Balada. O una historia cochina. O te pasa cuando menos lo esperas Balada de ahora en adelante—. Como casi todo lo que se autoedita López Lam, ha sido publicado sin ruido previo, sin más hype que el enlace por redes sociales a su tienda on line. Pero bien puede ser lo mejor que ha hecho hasta ahora, o al menos lo que más me ha gustado a mí.

Se trata de un minicómic en DIN-A5, cuarto de la colección Anti Sol, impreso en un bitono que combina magenta y un azul verdoso con gusto exquisito. Es la primera cuestión narrativa que nos salta a la vista y no es la menos importante, porque genera de inmediato un ambiente lánguido, inmaterial y brumoso. En él, sin embargo, se mueven personas dibujadas con la concreción figurativa del registro más detallado de López Lam, ése que muestra hasta la grasa de la cara del protagonista.

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Balada narra algo engañosamente mínimo: un hombre que paseando ve a una mujer que le resulta atractiva, y decide seguirla. López Lam se desvía, guía nuestra mirada por los detalles yuxtapuestos en las páginas, reducidos a manchas de colores, o a trazos fugaces en el caso de los peatones que se interponen entre el protagonista y la chica que ha llamado su atención. Se trata de un cómic de grafismo decididamente experimental —a López Lam le interesa mucho y ha obtenido significativos resultados en ese campo—, pero narrativamente es más convencional de lo que parece… Hasta que deja de serlo. La manera en la que el autor introduce la ilógica de los sueños es fantástica, y sutil al mismo tiempo. Nos damos cuenta poco a poco de lo que sucede, aunque, por supuesto, esto no deja de ser una interpretación mía. Lo importante es cómo se usan las elipsis típicas de los sueños, los abruptos cambios de escena que no se explican porque en los sueños no todo tiene explicación. Lo que parecía una historia de chico conoce chica se trasforma casi sin que nos demos cuenta en un relato fantástico lleno de poesía, una poesía eminentemente visual, porque en Balada apenas hay diálogos, al contrario que en otras obras de López Lam que buscan deliberadamente un tono literario, como las historias incluidas en Parte de todo esto (De Ponent, 2013). Aquí todo es dibujo y a través de él es como se nos transmite todo.

Creo que Martín López Lam es ya uno de los mejores autores que tenemos trabajando en España. Dibuja mejor que nunca, se atreve a todo y consigue resultados fantásticos. El final de Balada es de los que se recuerdan durante mucho tiempo. La propia figura de López Lam nos dice mucho del momento actual. Porque su madurez no ha venido asociada a una obra larga, ni a nadie se le ocurriría demandársela para considerarlo un grande; de hecho, el citado Parte de todo esto —que en realidad son varias historias cortas— me parece, en perspectiva, quizá lo menos interesante de su producción, aunque es un muy buen cómic. Tal vez sí le afecte que persista en la autoedición, pero López Lam crecerá junto a ésta, un fenómeno que, creo, está viviendo en España un momento fantástico, sobre todo porque se apoya en el talento de sus autores.