Especial Fanzines: Gagarin de Ferran Esteve

Cuando uno encuentra un Fanzine con un nombre tan cosmonáutico no puede evitar fijarse. Abrirlo y ojearlo forma parte del ritual de la búsqueda contínua de autores nuevos y refrescantes en los fanzines. Ferran Esteve vuelca en Gagarin sus vivencias y algo más. Suficiente para destacar sobre la media. Queremos más Gagarin.

262048181_470c1bff61.jpg


LOS FANZINES

¿Cómo has llegado al mundo de los fanzines?

No recuerdo cuando fue la primera vez que un fanzine cayó en mis manos, pero la primera vez que me planteé editar uno tendría unos 14 o 15 años. Sin embargo, como nunca encontré a nadie a quien le apeteciese hacerlo conmigo, acabé abandonando la idea. Supongo que sólo me parecía divertido en la medida en que lo compartía con alguien.

Más tarde, en la universidad, tres compañeros de clase nos planteamos editar un fanzine más o menos serio (un prozine, lo llaman algunos), pero al final el proyecto quedó en cuatro conversaciones de bar. Fue entonces cuando pensé: “Si no lo haces tú solo no lo vas a hacer nunca”, y así nació Gagarin.

¿Qué te permite el formato fanzine que no te permita otros (libertad, experimentación o simplemente publicar)?

Si empecé a hacer fanzines fue simplemente para publicar sin depender de nadie. No puedo pedirle a la gente que aprecie lo que hago, pero nadie puede impedirme que lo publique, aunque sea de un modo precario. Además, como Gagarin es un fanzine gratuito, el sólo hecho de publicarlo ya satisface todas mis expectativas, ya que no tengo que preocuparme de las ventas.

Por otro lado, me di cuenta de que si no publicaba perdía las ganas de dibujar. El fanzine sirve principalmente como incentivo para que no se rompa la cadena entre dibujar-publicar-valorar el resultado-dibujar de nuevo, etc.

Puede que si hubiese empezado en esto más tarde me limitaría a colgarlo todo en Internet y me hubiese ahorrado dolores de cabeza y dinero en copistería y envíos, pero creo que a estas alturas ya soy un fetichista de la fotocopia.

¿El contenido del fanzine sigue pautas o simplemente va surgiendo? Cuéntanos un poco el proceso de creación.

En principio no hay ninguna estructura establecida. Intento que algunos personajes tengan continuidad, pero la verdad es que publico lo que me apetece en cada momento. Lo única sección que puede considerarse fija son las cuatro páginas que cedo al “dibujante invitado” en cada número. Empecé con esta idea en el número 4 y de momento las han usado Guille Martínez-Vela, Martín Romero y Luis Demano.

¿Por qué apuestas por un formato de fanzine en solitario?

Al principio lo hice simplemente porque no encontré a nadie que quisiese colaborar en él. Ahora lo hago porque lo considero mi medio de expresión particular. Public Enemy decían que el rap es la “CNN de los negros”, y yo suelo parafrasearlos calificando el Gagarin como “mi CNN personal”.

Esta condición de “personal” también explica que el fanzine sea gratuito, ya que no me sentiría cómodo vendiendo algo que he creado de un modo íntimo. Quiero que la gente que lo lea aprecie que pongo en él la mayor honestidad posible, así que si le diese un valor monetario al fanzine me daría la impresión de que estoy vulgarizando su valor real. No tanto porque cueste más o menos, sino porque sale sinceramente de mí y quiero que sus lectores lo valoren por lo que es, no por lo que cuesta.

EL AUTOR

¿Crees que es un buen medio para difundir tu obra y llegar a publicar a través de una editorial?

Supongo que sí, aunque igual se lo tendrías que preguntar a los editores. Lo que sí es cierto es que gracias al fanzine mis cómics han llegado a gente a la que admiro y a un montón de desconocidos que poco a poco se están convirtiendo en lectores. Por otro lado, aún no tengo claro que publicar sea un objetivo en sí mismo. Me encantaría que una editorial publicase mi trabajo por las ventajas que conlleva la edición industrial (impresión de calidad, distribución y especialmente márketing), pero no creo que sea un camino a la profesionalidad. Lo que están haciendo Félix Díaz y Jorge Parras con Argh! (y lo que hicieron con Fanzine Enfermo) me parece el ejemplo perfecto de que se puede ofrecer un producto de calidad más allá de las editoriales.

¿Te dedicas profesionalmente al comic/ilustración/dibujo?

No

¿Has publicado algo más?

He publicado historietas sueltas en unos cuantos fanzines, seudorevistas y páginas web. En cuanto a material editado por mí mismo, hará unos tres años publiqué El inversor de Andersen, una historieta autoconclusiva de unas 25 páginas que hice mano a mano con mi amigo Edgar Cantero.

gagarin_6.jpg

PERSONAL

¿Tu exploración es temática? ¿gráfica? ¿ambas? ¿Sabes dónde empiezas pero no dónde acabas?

No me considero un “explorador”, pero sí creo que soy más guionista que dibujante. La verdad es que no soy de esos que garabatean en todos los sitios y a todas horas, sino que sólo dibujo cuando tengo algo que contar. Como soy bastante torpe y lento con los lápices, siempre tengo más ideas de las que soy capaz de dibujar. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que en esto del cómic no se puede dibujar sin estar diciendo nada.

Por otro lado, si te refieres a si “experimento” mientras dibujo, la verdad es que planifico lo que voy a dibujar cada dos o tres páginas, y me fijo especialmente en el ritmo que transmiten las viñetas y la historia en general. Aunque mucha gente no se dé cuenta ¡los cómics emiten música!

Tu temática en Gagarin tiene un corte autobiográfico o costumbrista, ¿hay un por qué en esta elección?

Empecé a hacer cómic autobiográfico porque era el único género en el que me sentía cómodo. En el colegio siempre me había dibujado a mí mismo y a mis amigos protagonizando bromas privadas o chistes sobre profesores. Más tarde, cuando empecé a leer a autores independientes americanos, y especialmente a Crumb, me di cuenta de que hablar sobre uno mismo no sólo era posible, sino que a menudo era mucho más divertido que narrar historias de ficción.

Sin embargo, debo confesar que mi forma de hacer cómic autobiográfico no es todo lo honesta que podría ser. Lo que yo intento es mostrar lo que veo y cómo lo veo, pero no tanto lo que soy. Si tomas a Chester Brown, por ejemplo, ahora mismo está escribiendo un cómic autobiográfico sobre sus experiencias con prostitutas asiáticas. Luego tienes a Joe Matt y Crumb, a los que no puedes leer sin pensar “Menudo impresentable”.

Creo que aciertas cuando diferencias entre costumbrismo y autobiografía. Si me pides que haga un cómic de capa y espada te acabaré explicando lo que hace el guerrero al llegar a casa, un poco como en el Batman de Frank Miller, que mientras pelea está pensando que se ha hecho mayor. Supongo que empecé a hacer cómic autobiográfico porque me pareció el mejor género para acercarme a este modo de explicar historias.

¿Te planteas otro tipo de historias?

Sí, de hecho tengo en mente un cómic con personajes antropomórficos en un mundo “no humano” que narra algo parecido a una aventura. Lo que sí es cierto es que la historia se decanta más hacia la evolución de los personajes que no a la aventura en sí, lo que no deja de ser cierto costumbrismo de nuevo. Por otro lado, el cómic largo que estoy serializando ahora mismo en Gagarin no es autobiográfico al uso (aunque prefiero no contar todavía cuál es la diferencia).

La edición y la distribución del fanzine es muy limitada porque si aumentasen mucho los costes debería empezar a cobrar por él. Por eso imprimo unas 100 copias y las distribuyo a través de la tienda El Garaje (en Barcelona), donde Martín y Susana me hacen el favor de difundirlo «selectivamente». Para todos aquellos fuera de Barcelona lo distribuyo por correo a partir de los pedidos que me llegan por internet, o simplemente porque me apetece enviárselo a alguien en concreto.

isaac-y-cleo-01.jpg