Entrevista con David Rubín

Durante el pasado Expocómic, y con motivo de la aparición de El momento de Aurora West, pudimos entrevistar a David Rubín. A continuación os ofrecemos la transcripción de una charla en la que se tocaron temas muy diversos. Muchas gracias a David por su amabilidad y a RH/Mondadori por las gestiones para llevar a cabo esta entrevista.

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¿Cómo surge la posibilidad de trabajar con Paul Pope?

De casualidad. Tuve la suerte de que cuando Astiberri publicó El héroe en 2011 Paul lo vio por internet y me escribió para ver cómo podía comprarlo. Hablé con Astiberri para que le mandaran un ejemplar y no volvimos a saber nada. Y en 2013, cuando estaba a tope terminando el Beowulf, en la etapa de más curro, me levanto un sábado por la mañana y me encuentro con un correo de Paul comentándome que le había gustado mucho El héroe, que creía que hablábamos el mismo idioma y que iba a sacar Battling Boy. Y que quería sacar un spin off para el que yo era su primera opción. Y son trenes que pasan sólo una vez. Visto ahora no me arrepiento: Beowulf salió como tenía que salir y El momento de Aurora West también.

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Cubierta original de The Rise of Aurora West.

Tanto en Battling Boy como en Aurora West hay una apuesta por recuperar al lector juvenil e infantil americano que había abandonado ya los superhéroes de Marvel y DC, creo yo. ¿Crees que es posible esa recuperación?

Yo creo que sí, y de hecho con Aurora West intentamos ir más allá porque queremos llegar al público femenino adolescente, que es el gran olvidado del cómic de superhéroes. Y por eso se escogió ese formato que tiene y el blanco y negro, porque para muchas chicas que leen manga es algo familiar, les puede entrar más fácil. Y a partir de ahí que Aurora les sirva como puente para llegar a otras lecturas.

Intentáis cambiar el concepto que tiene la vieja industria mainstream de cómic masivo: Pope en ningún momento se plantea sacar esto en grapa.

Paul, para empezar, es un artistazo. Es autor autor, igual que yo. Y él tiene una cosa muy clara que yo también he intentado llevar a cabo desde El héroe: hay que intentar aunar el poso comercial con la vanguardia y la experimentación. Con Aurora queremos hacer que chavales jóvenes vuelvan a leer tebeos de superhéroes, y no señores de treinta y cinco y cuarenta años. Cuando conocí en persona a Paul en Angoulême me comentaba que a él en su país le tienen mucha tirria [risas]. Porque a los autores de toda la vida les toca los cojones que vengan los indies, los de la novela gráfica, y se marquen un tebeo de superhéroes que es mejor que los que hacen Marvel o DC y que además mantiene mucho más la esencia de esos tebeos. Y eso creo que se consigue gracias precisamente a venir de la autoría, de aprender de lo de atrás, de Kirby, de Ditko… Meter todo eso en tu turmix y hacer algo nuevo.

Es que además demasiado a menudo los cómics de superhéroes que no son de DC o Marvel son copias con poca imaginación: te hacen un tebeo de Batman sin Batman, o de la Liga de la Justicia… sin decirlo.

Sí, sí, pero de hecho con Aurora West en el fondo tampoco hemos inventado la raíz cuadrada; yo digo que es el mejor tebeo de Batman de los últimos años [risas].

Pero el protagonista no es un tío con el disfraz de Batman con el logotipo cambiado… Bebe mucho del pulp, también.

Sí, hay mucho pulp, Doc Savage y demás.

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Una página de El momento de Aurora West.

¿Tú recibiste ya un guión completo y cerrado de Pope?

Sí, un guión cerrado y con acotaciones de narrativa, pero en todo momento me dejaron claro desde el principio que el guión es una red de seguridad; a partir de ahí tú tiras hacia delante y lo haces crecer. Igual que trabajé con Santiago García en Beowulf  lo he hecho con Paul y J. T. Petty. El guión estaba muy bien y muchas cosas no las toqué porque no había nada que cambiar, y en otras cambié lo que me dio la gana.

¿No te cambiaron luego nada?

No… Si un guionista es inteligente se da cuenta de que trabajar con un dibujante es un trabajo de equipo, y lo importante es el resultado final, que el tebeo salga lo mejor posible. Si un dibujante cambia algo pero tiene un sentido, no lo hace porque le salga de los huevos, y el resultado es mejor, se habla y se tira para adelante. Lo ideal es que no se sepa dónde termina uno y empieza el otro.

Además supongo que el hecho de que Paul Pope sea dibujante ayuda a que comprenda tu trabajo.

Desde luego, ayuda mucho. Con él todo fueron facilidades, desde el mismo momento de la firma del contrato. El tío estuvo peleando para que yo viera royalties, aunque en teoría esto sea un work for hire. Y en el trabajo lo mismo. Como es autor no te pone unas condiciones que a él no le gustaría tener. Fue ideal, me sentí como cuando curro con Astiberri.

¿Tuviste libertad para diseñar los nuevos personajes que aparecen?

Sí. Con los personajes que ya aparecían en Battling Boy hice un breve trabajo de preproducción para hacerme con ellos, para pillarles el punto. Los nuevos que salen me los inventé yo, sin ningún problema. De hecho estoy muy agradecido por la fe que depositó en mí Paul. Por ejemplo yo creé el rostro de Haggard West, y él podría haberme dado un boceto para que yo lo siguiera, pero no, simplemente me dijo «mira, es un cruce entre Robert Mitchum, Johnny Cash y John Wayne». Y yo dije: «vale, perfecto, tres de mis ídolos» [risas].

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La versión del personaje que hizo Paul Pope en Battling Boy.

Tú venías de hacer dos cómics, El héroe y Beowulf, muy experimentales en su lenguaje. ¿Cómo afrontas tras ellos Aurora West, que es un tebeo para todos los públicos donde quizás no puedes soltarte tanto?

Es un tebeo para todos los públicos pero por otro lado no deja de ser vanguardia. Esto es comparable a los efectos especiales en el cine: si están bien hechos no los ves. Tanto el primer tomo como el segundo, que acabo de terminar, son dos de los tebeos donde más he experimentado con la narrativa, he hecho búsquedas muy locas. Pero lo haces de tal modo que no se nota. No es nada nuevo, lo he intentado siempre. Me gusta mucho experimentar pero soy consciente de que los tebeos son para leerlos, no puedo interrumpir la narración, ni me gusta hacer una cosa que sólo les guste a siete. Quiero hacer algo que pueda leer una persona que no tenga ni puta idea y luego si alguien tiene más bagaje como lector podrá ver más.

¿Te costó acostumbrarte al formato de libro de bolsillo?

No, porque yo trabajé a mi bola, con el formato que siempre trabajo. Simplemente intenté no meter demasiadas viñetas por página para que no quedara todo demasiado constreñido. Y también jugué mucho con los grises para que el resultado final fuera muy claro, que la lectura fuera fluida. Pero nada más, en el resto trabajé como siempre, no hice nada extraño.

¿Te hicieron algún tipo de indicación respecto a la violencia o los desnudos?

Bueno, yo ya sabía en qué terreno me metía y tampoco forcé la maquinaria. Pero incluso así hubo un toque. No con la violencia, ahí no hubo problema, pero hay un momento en el que Aurora viaja en forma astral, como el Doctor Extraño, y yo le dibujé sólo el cuerpo, pero me indicaron que le dibujara ropa, y le puse una camiseta y shorts. Pero más allá de eso nada.

El tebeo no es exactamente una precuela, pero sí es una historia ambientada antes de lo que se cuenta en Battling Boy.

Sí, bueno, cuando salga el segundo tomo veréis que la última página de Aurora West termina siete minutos antes de que empiece Battling Boy 1: forman una sola obra, los cuatro tomos, y funcionan como una sola lectura. En octubre sale el segundo de Aurora West y al mes siguiente Battling Boy 2. Pero al mismo tiempo Aurora West se puede leer sin haber leído Battling Boy, aunque tiene más gracia si lo haces. Por ejemplo ver a Haggard en acción deja un poso de tristeza, si sabes lo que le pasa luego. Del otro modo disfrutas de la aventura y ya está.

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Viñeta de El momento de Aurora West.

Aunque es un tebeo de acción y fantasía, a mí me parece que el tema principal es el concepto de legado, de relevo generacional.

Aurora busca eso, ella se está convirtiendo en superheroína, está aprendiendo a ser como su padre. Contamos todo ese periodo hasta que se convierta en heroína y tome el legado de su padre. En lo que más insistimos fue en mostrar a Aurora como una adolescente normal. Paul me dijo que eso tenía que ser así: había que desexualizar a Aurora, no queríamos que fuera Wonder Woman ni Robin con cuerpo de chica, para que sea lo que tiene que ser: una adolescente, con sus cosas buenas y malas. Está aprendiendo de su padre pero al mismo tiempo tiene sus rollos de adolescente. Intentamos hacerlo de un modo creíble, para que el público objetivo del tebeo, que es el de Harry Potter o Los juegos del hambre se pudiera identificar fácilmente con ella. Queremos que Aurora pueda ser un icono para una nueva generación de lectores de superhéroes.

Claro, en lugar de personajes que fueron creados en los años treinta para hacer propaganda contra el nazismo. Además veo que es una personaje para que se identifiquen las adolescentes, no para que sea un fetiche de treintañeros como pasa a menudo con los personajes femeninos.

Claro. Mira, a mí me han venido dos viejos verdes a pedirme que dibujara una «Aurora cachondilla». Y les decía «¡que tiene dieciséis años, hijos de puta!». Y ellos en plan Torrente: «las de dieciséis años de ahora, ya se sabe…», y ni les hice dibujo, se fueron. Es que esto saca lo peor de la peña.

No hay apenas personajes femeninos que puedan ser modelos para lectoras jóvenes.

De hecho uno de mis personajes favoritos del tebeo es la señorita Grately, que es un personaje que salía en Battling Boy es una tía fondona, cañera, fuerte… Me mola no ir a lo de siempre.

Es que al final todas las superheroínas tienen el mismo cuerpo, y sólo cambia el traje y el color del pelo. Y al final hay tebeos que te planteas qué objetivo tienen… parecen porno blando.

Sí, porno para pajilleros cutres [risas].

Cambiando de tema, me gustaría hablar del proyecto de Viñetas de vida, en el que has colaborado viajando a Burundi.

Es un tema importante. A mí eso me abrió los ojos. Yo había estado en África pero ni sabía dónde estaba situado Burundi. Me cambió, empecé a ver que hay tantas injusticias y tanta mierda que no sale en la prensa, porque no son trending topic… Darme cuenta de lo poco que yo sabía de eso, y estar con esa gente hablando en sus casas, en sus poblados, conviviendo con ellos durante dos semanas, escuchándolos y viendo lo que se ha conseguido con la ayuda internacional y lo que no… me cambió. Además cuando hice ese viaje faltaba mes y medio para que naciera mi hija, y estaba especialmente concienciado con el tema de la infancia. Y allí estuve muy en contacto con los niños, jugando con ellos, poniéndolos a dibujar… Eran súper felices esas horas dibujando. Y cuando me iba me venían y me decían: «llévanos a tu país y enséñanos a dibujar». Eso me hundía y estaba horas jodido hasta que remontaba. Y por eso quise hacer un paralelismo con mi hija. Cuando nazca va a tener un padre como yo, por desgracia [risas], pero va a tener una opción de futuro, va a poder ir al Toys’r’us, si quiere leche sólo tendrá que abrir la nevera. Pero estos niños no tienen nada de eso.

El título de la historia [«Los niños sin espejo»] viene de un día en el que empecé a sacarles fotos que luego les enseñaba. Y alucinaban, porque no se conocían, se reconocían por las camisetas, pero no por la cara. ¡Niños de siete años no se habían visto nunca la cara! Lo comparas con nuestra sociedad, en la que la imagen está banalizada a través de las redes sociales, los selfies y demás… Es muy duro: por no tener no tienen ni derecho a su reflejo, ni a verse su cara. Hice la historieta para que cuando mi hija pueda leerla sepa que su padre estuvo allí y sepa cuando vea las noticias de África que eso es real, que no es un videojuego. Y por otro lado quería que sirviera de recordatorio para mí, por si algún día se me olvida todo lo que me generó ese viaje pueda recordarlo y recordar qué es lo importante de verdad.

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Primera página de «Los niños sin espejo».

Una de las cosas que más me gustan de esa historia es que hablas de la situación allí pero no te olvidas de la parte de culpa que tiene occidente en eso, y atacas sin cortarte ni un pelo a nuestro gobierno.

Es que es así, la culpa es de occidente. En Burundi al hombre blanco lo llaman «el que nos quito lo nuestro». Ellos estaban súper bien hasta que fuimos los europeos a tocar los cojones. Toda la guerra entre tutsis y hutus se montó por culpa de los europeos. Creo que además vivimos de espaldas a todo eso y nos nos damos cuenta de que esta puta mierda de mundo es como un juego de fichas de dominó de ésos en los que tocas una y se va formando una figura al caer las demás. Esto es lo mismo pero en mierda. La gente piensa que si Burundi se va a tomar por culo da igual, está muy lejos. Pero esa ficha golpea a otra, que golpea a otra, y a otra… Y cuando pasan diez años es tu ficha la que se cae.

De hecho yo creo que nuestra ficha se está cayendo ya…

Claro, yo de lo primero que me di cuenta es que ellos están como están porque se dieron exactamente los mismo patrones que estamos viviendo nosotros ahora. Si seguimos por este camino, si seguimos recortando en sanidad, educación y cultura para conseguir una sociedad cautiva y acojonada, en veinte años estamos como en Burundi. Es así.

Bueno, acaban de aprobar de hecho una ley muy jodida…

La ley mordaza, sí, pero para eso estamos ahí Marcos Prior y yo, que vamos a hacer un tebeo que punto por punto se salta a la torera toda la puta ley mordaza [risas]. Es un tebeo hecho para molestar. De hecho lo vamos a editar en tapa dura para que la gente si quiere lo use para lanzarlo contra las autoridades pertinentes. Estamos todos hasta los cojones de que unos señores que viven en su puto mundo y no ven las realidad porque ni la conocen ni la han conocido jamás, que son una puta casta de hijos de puta, manejen el cotarro y estén haciendo todo para jodernos la puta vida. Y aún encima te venden la moto de que es por nuestro bien. Yo creo que hacía falta que alguien hiciera un tebeo en donde se hablara sin cortarnos un pelo de lo que la gente quiere, que es ver a los políticos colgados por los huevos de las farolas de las plazas.

¿De eso va el tebeo?

Es una parte importante de la trama [risas].

¿Y cómo lo lleváis?

El guión está terminado ya, y yo llevo como veinte páginas dibujadas a lápiz. Para Navidad del año que viene estará, y saldrá con Astiberri.