Entrevista con Jean-Christophe Menu

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Posiblemente leísteis ayer en La Cárcel de Papel el anuncio de que Sfar y Trondheim abandonan L’Association. Lo cierto hace ya un tiempo que comenzaron a hacerse públicas la desavenencias entre uno de sus socios fundadores e idealista, Jean-Christophe Menu y autores “de la casa”, como el también fundador David B. El último quería publicar fuera de L’Association y Menu lo vio como una traición en toda regla, emprendiendo incluso acciones legales para tratar de evitarlo. Ahora son los otros dos máximos baluartes de la editorial independiente los que abandonan el barco; Trondheim, por desavenencias con Menu (Trondheim también es un tipo con carácter), y Sfar por solidaridad con sus amigos David B y el mismo Trondheim. Menu es un tipo que no se calla las cosas: ¿idealista? ¿bocazas? ¿revolucionario? ¿el último romántico? Puede que un poco de todo esto, pero también es cierto que ha hecho mucho por el tebeo de vanguardia en Francia y, por ende, en todo el mundo. Como habitualmente es difícil leer por aquí cosas suyas, hemos traducido un extracto de la entrevista que concedía en Julio (poco antes de que se hiciera público el “affaire David B”) a The Comics Journal.

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En Enero de 2005 sacaste el ensayo crítico Plates-Bandes y causaste bastante revuelo en los círculos franceses relacionados con el cómic. ¿Por qué escribiste este libro?

Estaba harto. Sentía una necesidad de radicalizar mi posición en relación al movimiento de apropiarnos de aquello con lo que hemos contribuido al medio –una necesidad de nombrar los problemas y a la gente que para mí fue responsable. Hemos visto el fin de un ciclo con el regreso de las grandes editoriales que se han apropiado de las innovaciones con las que nosotros hemos contribuido al medio. Es como si el final de los ’80 estuviera volviendo. Mirando todas las producciones “independientes” falsas que han estado saliendo desde 2002-2003, tenía que tratar de señalar lo que estaba ocurriendo. Plates-Bandes fue un texto de urgencia, lo escribí unas pocas semanas antes de Angoulême. Así que no es una declaración teórica o un trabajo de investigación. Es un grito contra las cosas que no podía soportar más. A pesar de todos sus fallos fue un acto de concienciación: un primer paso para señalar lo que está sucediendo. Creo, sin embargo, que lo que tratamos de decir en L’Éprouvette es más eficiente y más importante, y además allí no estoy sólo gritando.

Lo raro para mí es que también fue un retorno a la crítica: participé en un montón de polémicas antes de la creación de L’Asso, pero cuando empezamos con L’Asso, se decidió colectivamente dejar de quejarnos un poco y en su lugar trabajar algo. 15 años después el trabajo está hecho, los mercaderes están aquí otra vez, y ahora están en nuestro patio. Así que, ¡Plates-Bandes fue la vieja y querida pistola que se saca del armario para disparar a los ladrones de gallinas!

Vale, así que la base del ensayo es, en resumen, la apropiación y canalización por parte del mainstream de ideas sacadas adelante con éxito por la vanguardia. ¿No es eso casi una ley natural del capitalismo? Si algo vende, los mercaderes se avalanzarán sobre ello. Se puede argumentar que esa línea de crítica es desesperada, y lo que el capitalismo provoca es que la vanguardia sea siempre la vanguardia a base de innovar constantemente. Y dado que la industria francesa de los cómics aparentemente se está volviendo cada vez más capitalista durante estos años, con todas estas fusiones y compras hechas por grandes corporaciones mediáticas, ¿qué esperas conseguir discutiendo contra lo que parecería el orden natural de las cosas?

¡Hey, tienes toda la razón, todo esto es totalmente desesperado! ¡¡¡Ja ja ja!!! Hum. No es deseperado, porque tenemos una buena cantidad de esperanza que poner en ello, pero tienes razón: el problema es que, el los últimos años, el mercado francés de los cómics se ha unido a la mentalidad del capitalismo desarrollado, métodos y personas. Todas las cosas que André Schiffrin describió en sus dos libros [L’Édition sans éditeurs, La Fabrique 1999 y Le Contrôle de la parole, La Fabrique 2004] sobre la industria editorial en general y la estadounidense y la francesa en particular, al final ha sucedido en el área de los “nuevos cómics” porque esos cómics empezaron a oler a dinero. Los actos deshonestos que he criticado de forma naive han sido comunes durante décadas en la música, el mundo del espectáculo y en todas las demás áreas de la cultura. Es lo que en los USA llaman “recoger cerezas”. Me temo que éramos afortunados de vivir y trabajar en una de las últimas áreas libres de la cultura en los ’90 –la escena de los cómics “independientes en Francia. Ahora hemos visto cómo han reaparecido los métodos capitalistas, hemos visto exactamente quién los ha traído o adoptado –en algunos casos gente que respetábamos, más a menudo gente que siempre habíamos despreciado. Así que ¿simplemente cerramos la boca? ¿O tratamos de contar lo que vemos? Es desesperado y naive, pero no hacer nada es sólo sumisión básica. Luchar por los cómics es risible en un mundo como este, por supuesto, pero al menos podemos circunscribir el problema al mundo de los cómics –no solucionarlo, pero al menos conocerlo- cuando ya es demasiado tarde en otros sitios, especialmente en la política. Si todo el mundo tratase de limpiar su casa en cada uno de los campos culturales, de la manera que alguna gente hace con la crítica social, empezando por nombrar lo que está mal, deberíamos ser capaces de mejorar todo esto. Estoy seguro de que hace mucho tiempo de la última vez que escuchaste una afirmación tan básicamente naive, ¿verdad?. No me importa. L’Association demostró que era posible manejar tu propia área de producción dentro del amplio área de la cultura, y llegar bastante lejos sin preocuparse realmente de lo que está pasando fuera. Así que todo es posible. Sigamos adelante mientras podemos.

Je, je, sí, si no fuera por los idealistas… No, estoy de acuerdo contigo, pero todavía me pregunto que esperas conseguir en términos más concretos. después de todo, ¿no debería permitírsele a todo el mundo publicar donde quiera? ¿No es mejor que los cómics de calidad tengan una mayor difusión que la que las pequeñas editoriales pueden darles?

No lo sé. Entiendo perfectamente que los artistas tienen que alimentarse ellos y a sus hijos, o que alguien desee “mayor difusión”, o más dinero, o que básicamente esté abierto a ofertas de cualquiera, y todo eso. Pero por otro lado, algunos artistas no aceptarían un sueldo más alto si eso significase ser parte de una colección de mierda, o defraudar al pequeño editor gracias al cual existe, o simplemente mezclarse con gilipollas, etc. Quiero decir, es una elección que todo el mundo puede hacer. Es como en el negocio de la música; tienes a las bandas que permanecen en su pequeño sello, mientras que otras aceptan un contrato con una compañía grande, a veces para bien, pero la mayoría de las veces no. Y la cuestión persistirá mientras los artistas quieran ganarse la vida con su arte.

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Supongo que uno puede esperar un producto de mayor calidad de una editorial grande –incluso Casterman, cuya línea Écritures estoy de acuerdo en que es fea como un pecado, ha introducido por ejemplo a Jiro Taniguchi en el mercado francés, así que obviamente pueden hacer algunas cosas bien. Además, ¿por qué les criticas por publicar Blankets cuando declaras explícitamente que es algo que tú nunca publicarías? ¿Es sólo por la banalidad de Blankets? Porque si es por eso, Casterman publica un montón de cosas que son peores…

No generalizo. No sólo tengo cosas malas que decir de Casterman; por supuesto, el período de (à suivre) fue genial, he incluso si Casterman ha sido siempre un “recoge-cerezas”, algunos de los mejores cómics publicados jamás en Francia fueron publicados por ellos. Y por supuesto Blankets no es el peor libro que han publicado pero, desafortunadamente para Craig Thompson (lamento echarle más mierda encima), Blankets era un perfecto ejemplo de los problemas que trataba de describir. Para mí es un trabajo de vulgarización, que encaja perfectamente con la vulgarización de la colección Écritures. Tal vez es difícil hacerselo entender a los lectores americanos, pero Craig Thompson estaba fuertemente influído por gran cantidad de artistas franceses que no son bien conocidos en los USA, incluidos Blutch, Baudoin y Dupuy y Berberian. No digo que Blankets sea un completo timo, simplemente que la fuerte influencia de otros artistas que claramente tiene, puede haber pasado por innovación a lectores que nunca han visto a Blutch o Baudoin. L’Asso lo rechazó por esta razón, particularmente por su parecido con el Mitchum de Blutch (y porque lo encontramos demasiado blandengue), y Casterman lo publicó. El problema no es “¿Por qué te quejas cuando tú ni siquiera lo querías?”, sino “queríamos decir que lo rechazamos porque, para nosotros, no merecía el éxito que ha tenido”.

¿Ves que la apropiación de cierto tipo de cómics por las grandes editoriales esté en última instancia dañando el campo [de los cómics] debido a que, por su naturaleza, tiende a banalizarlos o vulgarizarlos?

Ese es el tema principal. Los dos ejemplos que usé en Plates-BandesÉcritures y Fakuropolis– fueron señalados por su discurso hipócrita y sus libros mal concebidos. Por otra parte, incluso si no es especialmente guay verlas aparecer, tienes “grandes editoriales” que llegan ahora, tras la batalla, y que en realidad están publicando algunas cosas buenas, excelentes libros, con autores que no han robado obviamente de otros, encontrando su propia identidad y tal. Este es el caso de Denoël, Actes-Sud, Gallimard-Bayou y otras, e incluso la nueva colección de Hachette, que es seguramente la peor corporación editorial de Francia –no sólo venden libros, sino que poseen los kioscos y son simultáneamente y sobre todo unos grandes manufacturadotes y mercaderes de largos brazos. Así que no estoy diciendo que lo blanco está aquí y lo negro allí, o que yo soy el que tiene la única Verdad, o que L’Asso inventó todo lo que es bueno en la Tierra, o no sé qué. Me han caricaturizado mucho así, gente que a menudo ni siquiera ha leído mi libro.

¿Qué quieres decir con “vulgarización”? ¿Es una cuestión de trabajo superficial imitando un trabajo serio en la línea de lo que L’Asso publica, disminuyendo en última instancia las posibilidades de un buen trabajo de ser publicado?

Sí, es la misma cosa vaciada de su sustancia. Lo que alguna gente llama «Canada Dry», refiriendose a ese viejo anuncio de soda: “Parece alcohol, sabe a alcohol, pero no es alcohol”. Cuando cada idea se convierte en mercancía. Con esa forma de pensar puedes hacer cualquier tipo de libro, de pequeño tamaño, en blanco y negro, con autobiografía superficial o un tono impactante y luego llamarlo «bande dessinée Indépendante». Lo ves en las tiendas, ahora: esos productos falsos o de tercera categoría en las mismas estanterías que los nuestros, a veces reemplazando los nuestros. Así que para la gente que todavía no ha tenido tiempo de familiarizarse con esta nueva aproximación a los cómics, el campo ya está totalmente hecho un lío.

En relación con el creciente capitalismo en la indistria francesa, ¿no es todo esto también una cuestión de supervivencia? Hablé con Yvan Alagbé en Angoulême, y decía que es mucho más difícil publicar el tipo de libros que él conoce ahora que hace cuatro o cinco años, y lo argumentaba diciendo que Frémok, incluso siendo ahora la combinación de dos editoriales (Fréon y Amok), publica significantemente menos de lo que hacía Amok por sí sola allá por el 2000. ¿Estas de acuerdo en que las condiciones para publicar cosas que son diferentes se han vuelto más duras hoy en día de lo que solían ser?

He oído que Frémok tiene más dificultades financieras que L’Asso. Así mi sensación no es realmente la misma que la de Yvan. Al revés, creo que editamos alrededor de 30 libros al año, mientras que el año 2000 publicábamos alrededor de 20. Seríamos capaces de producir incluso más gracias al éxito de Persépolis, pero esa no es la cuestión. El hecho es que L’Asso quiere continuar haciendo sus libros correctamente, así que es imposible hacer 10 libros al mes, y tampoco queremos eso. Tratamos de no caer en la sobreproducción, que es uno de los mayores peligros hoy en día. El número de álbumes que saca Delcourt al año, por ejemplo –por no hablar del porcentaje de basura dentro de ese número- es simplemente demencial.

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Ya se ha mencionado un par de veces, así que, en beneficio de los lectores, podrías explicar brevemente de qué va L’Éprouvette y qué esperas conseguir con él?

L’Éprouvette es una revista que hace uso de texto y cómics en un intento de crear un nuevo tipo de crítica en el campo de los cómics, tanto en los trabajos como en el contexto. Es en cierto modo fruto de Plates-Bandes, pero contribuyen un montón de dibujantes y escritores. También es un estudio muy gráfico, con 296 páginas en el número 1 y 416 en el 2, que también llevará un montón de páginas en color. Está aproximación es bastante novedosa en un campo donde básicamente no hay nada entre la teoría institucional –Thierry Groensteen y otros- y la superficial información-y-publicidad de las revistas para los fans. Bajo una exposición de vanguardia, L’Éprouvette cuestiona los vínculos entre los cómics y el resto de la cultura. Por ejemplo, en el número 2, entre muchas otras cosas, aparece un pequeño estudio sobre la artista y mártir Charlotte Salomon, cómics bordados por Benoît Jacques, fotografías de una instalación de frescos de Killoffer y una pregunta a Julie Doucet: “¿Puede uno salir?” (de los cómics)…

¿A qué atribuyes el execrable nivel de la crítica de cómics en Francia? Para alguien de fuera parece raro que los países francófonos, con su gran y diverso mercado del cómic y excelente tradición crítica en otras áreas, ofrezcan tan poca crítica real sobre los cómics.

Christian Rosset, escritor que contribuye en L’Éprouvette, dice que los cómics son facilones, y que por tanto obtienen la crítica facilona que se merecen. Yo creo que la gente ha sido durante mucho tiempo reacia a convertir los cómics en objeto de pensamiento crítico por su vulgaridad, por ser infantiles, y también por su especialización en material para jóvenes, deplorables imágenes de las mujeres, fantasías musculoso-dominantes masculinas, etc., aunque todo esto podría haber sido perfectamente interesante desde un punto de vista sociológico. La muy escasa buena crítica todavía se encuentra con mucha resistencia, incluso entre los mismos autores, e incluso a veces entre los más agudos de ellos, pero esto está empezando a cambiar. L’Éprouvette lo demuestra.

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Cambiemos a la nueva Futuropolis, revivida por la editorial pop Soleil en colaboración con Gallimard. Brevemente ¿cuál es tu opinión?

Brevemente, Futuropolis era historia. Entre 1972 y 1994 era, como se ha mencionado, la editorial de mayor calidad en Francia y también una aventura humana. Es cierto que el nombre pertenecía a Gallimard, pero Robial tenía algún tipo de acuerdo moral con Gallimard sobre que el nombre no podría ser usado desconsideradamente en el futuro, que es de cualquier forma lo que ha acabado pasando cuando Soleil, la peor editorial de mierda, hizo un acuerdo con Gallimard para revivir Futuropolis, lo que algunos aquí en Francia llamamos “el matrimonio del conejo y el pez”. Fue una absoluta sorpresa para cualquiera que conociera o hubiera trabajado con la Futuropolis auténtica, original.

Además, [Mourad] Boudjellal, el jefe de Soleil, y [Sébastien] Gnaedig, editor de Fakuropolis, admitieron abiertamente estar estableciéndose en el terreno de L’Asso y las “independientes”. No es paranoia –todo el mundo ha admitido que el logo de la nueva Futuropolis no es sólo malo, sino que está inspirado en el logo de L’Asso, y comenzaron publicando algunos artistas “independientes” como Blutch, David B., [Nicolas] de Crécy, etc. El hecho es que ahora mismo están yendo en una dirección mucho más mainstream. Su colección “32” simplemente es horrible. Es realmente una vergüenza para el nombre de Futuropolis. Esa nueva editorial no tiene nada que ver con la Futuro original –no comparte filosofía, no comparte estética, nada. Haber exhumado ese nombre es simplemente una estrategia de venta y una manera para Soleil de comprarse una imagen de marca prestigiosa.

¿Por qué crees que Soleil eligió hacer negocios con Gallimard y revivir Futuropolis en lugar de empezar con su propia línea de “cómics de autor”? ¿Crees que es realmente el nombre suficientemente prestigioso como para mejorar su imagen? Me parece un poco extraño. Además, ¿qué gana Gallimard con esto?

Soleil está interesada en mejorar su imagen el campo de los cómics porque bajo su propio sello tienen una imagen horriblemente mala. Futuropolis tenía esa imagen prestigiosa que Soleil quería poseer. Además, uno no debería ignorar que Farid Boudjellal, el hermano del jefe de Soleil, publicó con Futuropolis en los ’80: L’Oud, Le Gourbi y Ramadan fueron, de hecho, tres libros bastante buenos. Así que estaba también esta historia personal, como una especie de venganza, como “Soleil te parecía mala, pero ahora tengo Futuropolis”. El interés de Gallimard es simplemente el negocio. Tenía este sello abandonado en el cajón y empezó a escuchar que los “cómics literarios” podían tener éxito. En los últimos años, Gallimard ha lanzado tres sellos de cómics: la nueva Futuropolis, Denoël Graphic y Gallimard-Bayou.Supongo que van a esperar a ver que sub-compañía hace mejor negocio. Así que, desde el punto de vista del puro marketing, la empresa conjunta Soleil-Gallimard es un acuerdo realmente bueno para ambos.

Aunque admito que lo que la nueva Futuropolis ha publicado hasta ahora parece bastante chapucero, ¿por qué crees que actúan de mala fe? Despuñes de todo han contratado al menos un par de autores de primera fila, David B y Blutch. Por absurdo que pueda sonar cuando uno piensa en los libros de Soleil, ¿no cabe la posibilidad de que Mourad Boudjellal también esté haciendo esto por amor al medio?

Bien, a pesar del triste asunto de Futuropolis, soy capaz de mantener cierto respeto por la editorial Gallimard, ¡pero no harás que ame Soleil! Su catálogo es el peor nunca visto. No sólo publican horrible fantasía por toneladas, adaptan al cómic las peor mierda de televisión como Star Academy. Editan una serie llamada Les Blondes que es la peor basura misógina que puedas imaginar [básicamente es un cómic que cuenta chistes de rubias]. Esta forma de manejar los cómics es la que pondrá en desventaja el medio como arte durante décadas, y son la misma gente que ha comprado el sello Futuropolis. Luego, si Boudjellal ama el medio, no es de la forma que yo lo amo. ¿Quiere sacar la peor mierda y, a la vez, hacernos creer que es capaz de dirigir una línea editorial de “autor”? No durará mucho. Su nueva colección “32” ya tiene más que ver con Soleil que con la Futuroplis antigua, verdadera.

¿No sabe todo el mundo que esta no es la misma Futuropolis que la original? ¿Por qué tanto problema?

Es muy efectivo apropiarse de este tipo de nombre de esta forma. Ya hay confusión sobre la diferencia entre la Futuropolis histórica y la falsa. Valor añadido, justo como sucedió con L’Echo des Savanes. Es fácil, ves a la gente joven escribir en las listas de correo (vale, son tontos, pero lo escriben): Estoy contento de ver que vuelve [Futuropolis], era demasiado joven la primera vez”. En Angoulême incluso vi algunos libros de Robial a la venta en el stand de Soleil. Cuando uno no está informado, la mezquindad pronto se vuelve la norma. Es esta normalidad la que no quería dejar pasar.

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el tio berni